Situación inusual. En el juicio por el femicidio de una mochilera, la familia de la víctima coincide con la defensa del único detenido
Cecilia Basaldúa, de 35 años, fue asesinada en abril de 2020 en Capilla del Monte. Sus padres no creen que el hombre preso sea el responsable
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CÓRDOBA. Con manifestantes de diversas organizaciones feministas alrededor de los tribunales de Cruz del Eje comenzó el juicio por el femicidio de Cecilia Basaldúa, la joven de 35 años, oriunda de Buenos Aires, que fue asesinada en Capilla del Monte, en el valle de Punilla, en abril de 2020. Estuvo 17 días desaparecida hasta que se encontró su cadáver. Por el crimen, el único imputado es Lucas Bustos. Pero la familia de la víctima no cree que sea el asesino. Coincide con la defensa, y no lo acusará porque entiende que es un “perejil”, como en su momento fue el pintor Gastón Zárate en el asesinato de Nora Dalmasso, uno de los grandes casos criminales que enfrentó la Justicia cordobesa.
Bustos está acusado de ser el autor de abuso sexual con acceso carnal y homicidio doblemente calificado por violencia de género. Basaldúa era mochilera; había regresado de un viaje y pasó unas semanas con su familia, pero a mediados de marzo del 2020 les dijo a sus padres que se iría a Capilla del Monte, a la casa de una amiga. Al final, esa amiga le advirtió: “no vendrás a traer el bicho”, por el virus del Covid-19. Entonces, no se hospedó allí.
Basaldúa fue vista por última vez el 5 de abril, cuando pasó por una casa para pedir agua. Paraba en la casa de Mario Mainardi. Ese es el hombre que tres días después de que la mujer desapareció llamó al padre y a una prima de Cecilia –contactos que tomó del teléfono móvil que estaba entre las cosas de la joven– y les dijo que había tenido un “ataque psicótico” y se había ido. La familia Basaldúa denunció la desaparición en cuanto recibió esa llamada.
Hay un audio de 16 minutos con el relato de una mujer que se presenta como María y cuenta que la noche del 4 de abril de 2020 fue a una fiesta en la casa de Mainardi. Relata que allí le presentaron a Cecilia, a Viviana “la Rasta” Juárez y a un “tal” Ramón. “Tomamos mucho y alrededor de la 3 AM me sentía mareada –continúa–. Mainardi me ofreció descansar en su habitación. A las 5 AM me despertó una discusión”. Ese audio es clave para que la familia no crea en Bustos como culpable.
La acusación se fundamenta en un supuesto encuentro con la víctima entre “el 5 y el 15 de abril, en un lugar no determinado, pero en cercanías de un campo y a metros del Río Calabalumba”. Las querellas, conformadas por la familia de Cecilia Basaldúa y por la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación, piden la absolución del joven que trabaja como albañil.
La abogada de la familia, Daniela Pavón, insiste en que vienen denunciando “irregularidades” en la investigación y el abogado Guillermo Battiston, de la Secretaría de Derechos Humanos plantea que buscan “evitar que haya otra víctima más”. “Bas pruebas no nos convencen hoy para condenar a Bustos”, dijo ante el tribunal.
El fiscal Sergio Cuello sostuvo: “No basta la probabilidad, hay que tener certezas. No vamos a condenar a una persona si no estamos seguros”. Bustos se negó a declarar; solo sostuvo su inocencia y su abogada indicó que no lo llamaría “perejil, porque es despectivo para su persona y banal para Cecilia Basaldúa”.
En la primera audiencia declararon los padres de la víctima, Daniel Basaldúa y Susana Reyes. “Su mochila era su casa”, afirmó su papá, y repasó cómo llegó adonde estaba el cuerpo de su hija: “Me dijeron que Cecilia se había caído, que era un lugar inaccesible, pero pedimos ir al lugar y prontamente nos llevaron”.
“El sábado 4 de abril, a las 12.45 del mediodía, me escribió y me dijo ‘Estoy en una casita alta en una colina’. Yo deduzco que era la casa de Mainardi”, agregó. Esa fue la última comunicación.
La madre indicó que sospecharon de que la investigación no iba bien, y por eso se sumaron al hijo, que ya había llegado a Córdoba. “A ella la atacaron entre varias personas. Lo que pasó en la investigación es producto de la inoperancia, el ocultamiento. Queremos la verdad y voy a llegar a la verdad. Quiero ver presos a todos los culpables”, subrayó.
“Cuando fuimos a hablar con la novia de Mainardi nos dijo que una noche había aparecido con una mochila. Que sacó un elemento musical y se lo regaló a ella”, agregó.
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