Síndrome delirante. El crudo diagnóstico del empleado porteño que decía ser fiscal federal y guardaba un arsenal en su casa
Tras haber sido detenido la semana pasada en la estación Constitución, donde se había presentado como fiscal federal en una dependencia de la Policía Federal, los peritajes revelaron que Ricardo Daniel Siniscalchi -que trabaja en la Dirección General de Educación de la Ciudad- padece un trastorno psicótico paranoide que le impide valorar adecuadamente la realidad que lo rodea
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Entró en la División Roca de la Policía Federal, en la estación de trenes de Constitución. Se presentó como fiscal federal y, con tono intimidante, comenzó a dar órdenes; dijo que quería conocer al titular de la dependencia y amenazó con labrarles actuaciones a los efectivos si no se cumplían sus directivas. Pero a uno de ellos esa actitud, entre avasallante y extravagante, le llamó la atención. Unas pocas comunicaciones les bastaron para saber que ese sujeto no solo no era fiscal, sino que ni siquiera era abogado matriculado.
El auxiliar fiscal porteño Santiago Almeida, de la Unidad de Flagrancia Este del Ministerio Público Fiscal de la Ciudad, ordenó su detención y un allanamiento de urgencia en la casa del sospechoso, en Banfield. Allí encontraron tres títulos falsos de abogacía, un arsenal de más de 70 armas de todo tipo y calibre y 44 credenciales de legítimo usuario (CLU) de arma de fuego “truchas”, con sus respectivas tarjetas para adquirir municiones, de las que había cientos, perfectamente acomodadas en sus respectivas cajas. Como si fuese un espía de la guerra fría o un sicario de película, tenía, incluso, tres pistolas-lapicera de bolsillo, listas para usar.
Ricardo Daniel Siniscalchi, de 56 años, que se presentaba con tarjetas que lo declaraban “fiscal federal de Delitos Complejos”, es, en realidad, empleado administrativo de la Dirección General de Educación de Gestión Estatal en el Ministerio de Educación de la Ciudad, y es planta permanente de la carrera administrativa, según informaron a LA NACION calificadas fuentes del gobierno porteño.
Según informó el Ministerio Público Fiscal de la Ciudad, “el informe del médico psiquiatra del Gabinete de Medicina Legal del Cuerpo de Investigaciones Judiciales reveló que el imputado padece de un cuadro compatible con un síndrome delirante inserto en una discapacidad intelectual, no pudiendo hacer adecuadas discriminaciones respecto de su entorno y valoraciones de la realidad”.
Fuentes policiales y judiciales informaron que Siniscalchi quedó imputado por falsificación de documento público y usurpación de título. Deberá someterse, ahora, a un tratamiento neuropsquiátrico.
Como informó LA NACION, el 15 de marzo pasado Siniscalchi se presentó en el destacamento de la División Ferrocarriles de la Policía Federal en la cabecera principal del tren Roca. Luego de exhibir la documentación que lo acreditaba como fiscal y miembro del Colegio Público de Abogados, comenzó a dar directivas a los oficiales presentes, amenazándolos con la confección de un oficio judicial si no cumplían con lo solicitado.
En ese momento, el falso fiscal comenzó a manifestar incongruencias en su relato, que no eran acordes a su cargo de representante judicial. Aseguró que había sido titular de la Fiscalía Federal de Morón, y que luego estuvo en los tribunales de Comodoro Py. Dijo, además, que estaba armado por su condición de representante del Ministerio Público Fiscal (MPF), detallaron las fuentes.
Los efectivos, al dudar del relato del hombre, realizaron consultas a diversos organismos de Justicia y así establecieron que no pertenecía al MPF ni desarrollaba función alguna dentro del Poder Judicial, así como que tampoco era abogado, según los registros de la Ciudad y la provincia de Buenos Aires.
Por tal motivo, el auxiliar fiscal Santiago Almeida, a cargo de la Unidad de Flagrancia Este, ordenó su inmediata detención.
Además, Almeida solicitó un allanamiento en la vivienda particular del acusado, ubicada en la calle Carlos Croce al 1200, en Banfield. Allí, los efectivos federales encontraron decenas de armas, todas en perfecto estado de conservación y con sus respectivos bolsos o maletines de transporte. El detalle de lo incautado arrojó lo siguiente: 34 pistolas, 17 revólveres, 3 escopetas, 5 carabinas de repetición, 5 rifles, 4 rifles de aire comprimido, 3 lapiceras de bolsillo aptas para disparo calibre 22 y más de 750 cartuchos y municiones, todo de distintas marcas, calibres y modelos.
Allí, los efectivos federales hallaron 19 armas largas, entre fusiles, rifles y escopetas, pistolas ametralladoras, pistolas y revólveres, casi todas en sus respectivas cajas o bolsos de transporte; cuatro credenciales que lo identificaban como fiscal federal y abogado; tres títulos universitarios apócrifos, diplomas del Colegio Público de Abogados de la Capital Federal, tarjetas personales con su nombre y como presunto fiscal federal, una credencial del Ejército Argentino y 44 credenciales, también falsas, de la Agencia Nacional de Materiales Controlados (ANMaC), entre ellas, para la tenencia de armas como legítimo usuario y para la adquisición de municiones. Balas había cientos, decenas de cajas.
El hombre quedó detenido acusado de “usurpación de títulos, falsificación de documento público y portación ilegal de arma de fuego”.
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