Sin reacción política y con una policía bajo sospecha, los asesinatos en Rosario llegan a su nivel más alto
Un niño de cinco años vio como sicarios mataban a su madre frente a un kiosco
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ROSARIO.– Tres crímenes en el que intervinieron sicarios se produjeron en las últimas horas en Rosario, donde en lo que va del año se cometieron 159 asesinatos. Entre los homicidios de las últimas 24 horas figura una mujer de 22 años que fue baleada cuando se encontraba con su hijo de cinco años.
El incremento de los asesinatos derivados de enfrentamientos entre bandas narco, cada vez más atomizadas y fuera de control, rompió todas las estadísticas. El primer semestre del año fue el más sangriento desde que se tiene registro, con 139 homicidios, cuatro más que en 2014. Si no desciende el nivel de violencia este año podría ser el más sangriento de la historia.
A pesar del crecimiento de los homicidios no hay reacción desde el plano político. El Ministerio de Seguridad de Santa Fe, a cargo de Jorge Lagna, un hombre que tenía un rol secundario en esa cartera antes de asumir, depositó en la policía de Santa Fe, atravesada por la corrupción y complicidades con las bandas narco, el manejo de la política criminal. El Ministerio de Seguridad de la Nación hizo algo similar con la Gendarmería. Actualmente hay unos 3000 efectivos de esa fuerza desplegados en los barrios más calientes.
La falta de respuesta política quedó expuesta en la instalación de una carpa que montaron frente al municipio de Rosario familiares de víctimas de la inseguridad. Como el gobernador Omar Perotti no los recibe, según ellos, le pidieron al intendente Pablo Javkin que haga de puente para que los atiendan.
Esta mañana, Javkin conversó con los familiares, que anoche realizaron una marcha con escasa convocatoria en el centro de Rosario. La naturalización de la violencia extrema caló hondo en esta ciudad, donde solo la resignación aparece en el horizonte. Javkin expresó que la nueva escalada de violencia genera “sensación de hartazgo” y mencionó la necesidad de actuar de manera urgente.
“Somos gente descartable, un punto en la mira de una pistola. Y eso no le importa a nadie”, dijo un vecino que marchó en la Plaza Rodolfo Walsh, en el Parque del Mercado, donde el sábado acribillaron a Claudia Deldebbio, de 58 años, y su hija Virginia Ferreyra, de 32, que se encuentra en grave estado por las heridas que le provocó un demencial ataque a balazos cuando las dos mujeres esperaban un colectivo.
Sicarios en acción
Otra mujer falleció ayer víctima de la violencia. La joven de 22 años fue asesinada anteanoche, cerca de las 20.30, en el barrio Empalme Graneros, en la zona oeste de Rosario. Fue atacada desde una moto, cuando Brisa B. se encontraba en un kiosco junto a su hijo de cinco años. Su marido entró en el negocio y ella quedó con el niño en la vereda; en ese momento aparecieron dos jóvenes en moto que comenzaron a disparar. El hijo de la víctima no sufrió heridas. La mujer fue trasladada al hospital Alberdi y luego al de Emergencias, pero falleció a los pocos minutos debido a un balazo en el abdomen.
El otro crimen se produjo en Gaboto y Paraguay, en la zona sur de Rosario, donde Bruno Barrios, de 18 años, fue atacado por dos hombres en moto que le dispararon directo a la cabeza. Barrios vivía muy cerca del lugar donde fue asesinado. La madre de la víctima relató a los policías que su hijo había salido a encontrarse con una amiga y que en el camino lo interceptaron y lo ejecutaron.
El tercer homicidio también se produjo en la zona sur de Rosario, en el barrio Las Flores, dominado históricamente por Los Monos. Vecinos de la zona llamaron al 911 porque habían escuchado disparos. Cuando la policía llegó al lugar, Ceibo al 1400, encontraron el cuerpo de un joven de 25 años. La víctima fue identificada como Nicolás Insaurralde. De acuerdo con lo que se pudo reconstruir hasta el momento en base al testimonio de familiares, Insaurralde había visitado a una tía y salió a comprar comida cuando fue ejecutado por más de 20 balazos.
Estos tres crímenes se registraron en una semana marcada por la extrema violencia, expuesta el sábado pasado con la balacera que provocó la muerte de Deldebbio y heridas a su hija, profesora de danzas árabes.
El trasfondo del ataque tiene como principal hipótesis un enfrentamiento entre dos grupos narco del sur de Rosario. Y una decena de allanamientos se realizaron en el lugar donde viven “soldaditos” del llamado clan Ungaro, uno de los protagonistas de esta trama violenta que terminó con la vida de Deldebbio.
Los investigadores manejan como hipótesis que el ataque está vinculado con la venta de drogas en el barrio La Tablada, entre dos bandas, una que lideran René Ungaro y Alan Funes, ambos presos en el penal de Ezeiza, y otra que encabeza Milton César, un joven que desde hace más de una década se mueve en el mundo criminal y actualmente está detenido en la cárcel de Piñero, condenado a 20 años de prisión por un homicidio que ocurrió justamente en el territorio que hoy está en conflicto.
Desde hace más de un año estas dos facciones se “tiran muertos” cerca de puestos de venta de drogas, explicó una alta fuente de la Agencia de Investigación Criminal (AIC), con la intención de poner el foco policial sobre sus rivales.
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