Sigue la tensión en las cárceles en Santa Fe: hubo nuevos disturbios en Las Flores
ROSARIO. Dos días después de que murieran cuatro internos tras un motín en la cárcel de Las Flores, en el norte de Santa Fe, la tensión volvió a apoderarse del penal este miércoles a la mañana, cuando presos de dos pabellones provocaron incendios que desataron nuevos enfrentamientos con los agentes del Servicio Penitenciario, con un saldo de tres reclusos heridos, que debieron ser hospitalizados.
Los disturbios se produjeron en los pabellones 1 y 5 del penal, que tiene un total de 1060 internos. En esos dos puntos los presos salieron al pasillo y empezaron a quemar colchones y a instar a que otros reclusos se plegaran al motín. Agentes del Grupo de Operaciones Especiales Penitenciarias (GOEP) irrumpieron en la zona de conflicto y se produjeron nuevos enfrentamientos. Tres detenidos fueron internados en el hospital Cullen, de Santa Fe. Uno de ellos habría perdido un ojo, alcanzado por perdigones de goma durante la represión.
El clima se volvió a enrarecer en la Unidad Penal N°2 debido a las demoras en el ingreso de la comida que familiares llevan a los internos, que hasta el lunes estaba vedado, aunque se lo volvió a permitir tras los sangrientos motines. "El problema es que dentro de los "bagayos" (los bultos que llevan las visitas) entra la droga a la cárcel. Y como estaba prohibido no están entrando estupefacientes a la cárcel, algo que altera a los reclusos", afirmó un alto funcionario del gobierno de Santa Fe.
"Los problemas que estallaron en las cárceles de Santa Fe no van a terminar en un día, porque a la crisis estructural del sistema penitenciario, con una sobrepoblación de más de 1000 internos, se suman los inconvenientes puntuales por la pandemia", aseguró a LA NACION el subsecretario de Asuntos y Políticas Penitenciarias, Héctor Acuña.
Hasta ahora no hay ningún interno ni agente del Servicio Penitenciario infectado con coronavirus. El reclamo de los internos, que comenzó en la cárcel de Coronda -donde murió el interno Alan Montenegro, miembro de la barrabrava de Colón- y se expandió casi al mismo tiempo a Las Flores y a la prisión de Piñero, surgió porque los reclusos reclamaban mayores medidas de higiene y sanidad en los pabellones ante el peligro de contagio de coronavirus.
Los motines estallaron un día después de que el Servicio Público Provincial de Defensa Penal presentara un hábeas corpus en el que denunciaba "deficiencias que vulneran los derechos humanos" y el "incumplimiento de las medidas sanitarias que debieran ser adoptadas en el marco de la pandemia".
El martes a la tarde, la jueza penal de Santa Fe Susana Luna ordenó a las autoridades del Servicio Penitenciario provincial que implementaran una batería de medidas sanitarias para prevenir la circulación del coronavirus en los establecimientos carcelarios.
Los presos de Las Flores denunciaban hoy que no tenían agua ni para hidratarse. Es que el penal quedó totalmente destruido tras el motín. Los amotinados rompieron cañerías y toda la instalación eléctrica. No solo incendiaron parte de los pabellones, sino que saquearon y quemaron la farmacia, la enfermería, la escuela y las salas laborales.
El fallo de la jueza Luna también contempló que los reclusos, como así también los agentes penitenciarios, deberán tomarse la temperatura corporal de manera permanente para así poder detectar algún posible síntoma de Covid-19.
En diálogo con LA NACION, la titular del Servicio Público Provincial de la Defensa Penal provincial, Jaquelina Balangione, señaló: "La grave situación de las cárceles de Santa Fe la venimos denunciando desde hace tiempo, con una sobrepoblación de más de 1000 internos, pero que ahora se suma a la crisis del coronavirus".
"La vida en los penales es inhumana, con condiciones de hacinamiento e insalubridad que en este momento suman mayor gravedad", afirmó la funcionaria, que pidió a los fiscales y jueces de Santa Fe que aceleren instancias para descongestionar las cárceles a través de detenciones domiciliarias, salidas transitorias y libertad condicional.
"En este momento es crucial solucionar la sobrepoblación carcelaria", apuntó, al tiempo de precisar que en las penitenciarías provinciales "hay capacidad para 5758 internos y actualmente hay 6667".
El foco de la tensión está en la cárcel de Las Flores, donde se produjo el motín más violento, donde fueron asesinados cuatro internos de uno de los dos pabellones de detenidos por delitos sexuales. Los efectivos policiales y del Servicio Penitenciario encontraron tres cuerpos totalmente carbonizados. Pero la preocupación de los funcionarios del gobierno también está sobre las dos cárceles más grandes: Coronda y Piñero.
El primero es un penal histórico, inaugurado en 1933, en una localidad que está ubicada a 60 kilómetros al sur de la ciudad de Santa Fe. El 12 de abril de 2005 se produjo allí un sangriento motín que provocó la muerte de 15 internos. Fue una pelea entre presos rosarinos y santafesinos.
Desde ese momento la cárcel está dividida según la procedencia de cada interno: los de Rosario están alojados en los pabellones del ala sur y los de Santa Fe, en el ala norte. En una requisa que hizo el GEOP esta mañana en el sector santafesino encontraron decenas de herramientas y uniformes del Servicio Penitenciario, por lo que sospechan que los Leiva, una banda que lideraba la barrabrava de Colón, estaban buscando escapar si el motín persistía. Integraba ese grupo Alan Montenegro, el único muerto en la refriega de Coronda.
Durante la revuelta del lunes se observó un movimiento extraño dentro de la cárcel, según advirtió Acuña. Los presos del norte, es decir, los santafesinos, cruzaron por los techos al sur, no para enfrentarse con los rosarinos sino para que se sumaran al motín. Incluso, según afirmó el secretario de Asuntos Penitenciarios, Walter Gálvez, investigan si hubo coordinación entre los presos de los penales de Coronda y de Las Flores para iniciar el motín.
La cárcel más superpoblada, en tanto, es la Unidad N°11 de Piñero, a 20 kilómetros de Rosario, donde están alojados 2030 internos en un penal con 1452 plazas. Allí están detenidos los jefes narco de gran parte de las bandas más grandes de Rosario, como Los Monos, los Funes y Alvarado, entre otros. Allí se produjeron disturbios en dos pabellones, pero la situación siempre estuvo bajo control.
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