Siete policías fueron arrestados luego de comprobarse el encubrimiento
La coartada de los uniformados cayó tras verificarse en la autopsia que uno de los cuatro jóvenes fallecidos había recibido el impacto de una bala 9 mm; fue clave el aporte de un testigo
La coartada que armaron para encubrir los cuatro asesinatos les duró 72 horas. Ayer quedaron presos los siete policías de la comisaría de San Miguel del Monte acusados de su presunta responsabilidad en los homicidios de cuatro jóvenes de entre 13 y 22 años que viajaban en el perseguido Fiat 147 que chocó contra un camión.
Según fuentes judiciales, las detenciones ordenadas por el fiscal de Cañuelas, Lisandro Damonte, se fundaron en los informes de las autopsias, que indicaron que uno de los tres menores fue baleado; en la inspección del automóvil en el que viajaban los chicos, que presentaría al menos tres impactos de bala; en las grabaciones de dos cámaras de seguridad, y en las declaraciones de los testigos, que indicaron que oyeron disparos durante la persecución y antes del choque.
Ayer, la ciudad seguía conmocionada por los cuatro homicidios. Sin incidentes y acompañados por vecinos de San Miguel del Monte, los familiares, amigos y compañeros de colegio de las víctimas, marcharon a la sede de la municipalidad, frente a la Plaza Adolfo Alsina.
Antes de las detenciones, y una hora después del sepelio de las cuatro víctimas, el ministro de Seguridad bonaerense, Cristian Ritondo , separó de sus cargos a doce policías, entre los que figuran un comisario general, un comisario mayor, dos comisarios inspectores y la cúpula de la seccional de San Miguel del Monte.
Entre los doce uniformados pasados a disponibilidad aparecen los dos efectivos que estaban en la patrulla policial desde donde se disparó contra el automóvil de las víctimas. El resto de los policías separados habrían participado en la maniobra para encubrir la responsabilidad de los efectivos o, al menos, no habrían cumplido con el deber de controlar a los uniformados que forman parte de una dependencia sospechada de cobrar coimas.
Hoy serán indagados los siete policías detenidos, acusados de su presunta responsabilidad en los homicidios de Camila López y Danilo Sansone, ambos de 13 años; Carlos Aníbal Suárez, de 22, y Gonzalo Domínguez, de 14. También serán imputados por las lesiones que sufrió Rocío, de 14 años, quien anoche seguía internada en grave estado en el Hospital El Cruce, de Florencio Varela.
Al principio, los policías hicieron aparecer el hecho como un accidente de tránsito. No advirtieron que había dos cámaras de seguridad que registraron al automóvil perseguido por la camioneta policial, de la que uno de los efectivos sacaba medio cuerpo afuera.
Como esa coartada inicial quedó desvirtuada por las grabaciones de las cámaras de seguridad, los policías dijeron que el conductor del Fiat 147 no acató la voz de alto e intentó escaparse de un control policial. Para explicar por qué uno de los efectivos sacó la mitad de su cuerpo afuera, indicaron que "intentaban alumbrar con una linterna al Fiat 147 para obtener el número de patente y verificar si tenía pedido de secuestro". Todo falso.
En realidad, abrieron fuego contra un vehículo en el que viajaban cuatro adolescentes de entre 13 y 14 años, estudiantes de segundo año del Colegio Nacional de San Miguel del Monte, desarmados e inocentes.
Los policías no contaron con que Rodrigo, un adolescente aficionado al rap, que es amigo de varios de los chicos fallecidos, había observado el choque del Fiat 147 contra el camión y escuchado las detonaciones de los disparos.
Según relató Rodrigo a LN+, "uno de los policías que iban en el móvil policial se me acercó y me preguntó qué había visto. Yo le contesté que vi todo. Dos horas después me tomaron una declaración, pero no la firmé, porque en lugar de escribir que yo había escuchado disparos, pusieron estruendos. Mientras esperaba que me tomen declaración, una mujer policía me dijo: 'Fueron tiros, fueron disparos'; después me miró, advirtió que había dicho algo que no debía y expresó: 'Fueron estruendos'. Al día siguiente fui a la fiscalía y declaré que hubo balazos, que la policía disparó". Con su declaración, Rodrigo puso al descubierto la primera mentira de los policías.
Pero en la Auditoría General de Asuntos Internos del Ministerio de Seguridad bonaerense y en la fiscalía están convencidos de que la maniobra de encubrimiento pergeñada por los uniformados no se hubiera concretado sin la complicidad del resto de la dotación de la comisaría local.
Por tal motivo, el ministro Ritondo separó al jefe de la seccional, subcomisario Julio Micucci, quien fue posteriormente detenido junto a los mencionados García y Ecilape. Por la tarde, fueron apresados los policías Cristian Righero, Juan Gutiérrez, José Alfredo Domínguez, Mariano Ibáñez y Manuel Monreal. De los siete uniformados detenidos, solo García y Ecilape aparecen involucrados directamente como presuntos coautores de los disparos.
Según fuentes policiales, el comisario Micucci y parte de la dotación de la seccional de San Miguel del Monte aparecían en una investigación encarada por la Auditoría de Asuntos Internos por su presunta connivencia con una banda dedicada al narcomenudeo.
En tanto que el comisario general Marcelo Corbalán, el comisario mayor Oscar Frías y los comisarios inspectores Juan Carlos Sosa y Mario Mistreta, si bien no participaron del encubrimiento, fueron separados de sus cargos por no haber controlado a sus subordinados.
Sobre el motivo de la persecución, el tío de Suárez dijo que este había sido extorsionado por la policía semanas atrás. Afirmaron que lo habían parado en un control vehicular y su sobrino no tenía los papeles del Fiat 147, que había comprado recientemente, y que los policías le habrían pedido una coima.
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