Siempre aparentar y mentir para engañar a sus víctimas: los niños
Un pedófilo es aquella persona que siente atracción sexual por los niños, puede consumir o producir material pornográfico infantil, por ejemplo a través del grooming; en cambio un pederasta es quien da un paso más y concreta con ellos relaciones sexuales.
Un pedófilo puede convertirse o no en un pederasta, por eso en la criminología hablamos de dos perfiles de personalidad diferentes, pero ambos, pedófilo y pederasta, en su mayoría hoy en día practican el coleccionismo, tienen almacenada en su computadora una apabullante cantidad de material pornográfico infantil que intercambian en su "círculo de pedofilia", con situaciones cotidianas de desnudez, sexuales entre niños, adultos con niños, contenido violento, etc, contribuyendo a la explotación sexual infantil.
Es necesario prevenir, porque uno de sus métodos es mostrarle al niño pornografía adulta o situaciones donde se ve un niño desnudo y contento, lo que sirve para desinhibirlo al ver estas situaciones como "naturales", diciéndole que no es malo y que es un juego, lo que provoca no sólo una distorsión respecto del hecho en sí, sino también una presión psicológica para la víctima. Su método de aproximación varía de acuerdo con el abusador intrafamiliar o extrafamiliar, el silencio del niño se gana con obsequios, ridiculizándolo socialmente o con amenazas de represalias contra sus seres queridos. Otras armas son la seducción o un "sincero" enamoramiento, tal como lo hacen los adultos entre sí, esto último suele enganchar a las víctimas más vulnerables, pues encuentran contención emocional.
Dentro de los pederastas existen los ocasionales y los exclusivos; los ocasionales tienen necesidades sexuales biopsicológicas distintas, que están relacionadas con impulsos no sexuales que expresan deseos de aserción, de poder y descarga de ira. Pueden tener relaciones sexuales adultas heterosexuales u homosexuales, incluso tener una familia constituida y no necesariamente abusar de sus hijos. Sus víctimas pueden ser niños conocidos o no, algunos estudios indican que padecen trastornos coincidentes con el trastorno antisocial de la personalidad, psicopatía, trastorno narcisista de la personalidad o personalidad esquizoide.
Si su diagnóstico es de psicopatía, probablemente puedan simular, mentir y aparentar lo que no son; el test de Rorschach, que es un psicodiagnóstico en sí mismo, podría arrojar un sinnúmero de signos que también se observan durante las entrevistas con experimentados psicólogos o psiquiatras forenses, porque es la frialdad al relatar hechos y el ponerse en lugar de víctimas lo que resalta: "Me sedujo", "Me lo pidió", "Me dijo que si quería", como si el niño tuviese un sí jurídico; todos éstos son procesos de racionalización donde se justifica y así el hecho se hace más lícito para sí mismo y sin remordimientos. Suelen ser los más difíciles de detectar por la imagen social que tienen y detrás de la cual se protegen.
Son personas en su mayoría impulsivas, pero por sobre todas las cosas privilegian el riesgo de mezclarse entre niños, ya sean amigos de sus hijos, de sus sobrinos o encontrando víctimas en su ámbito de trabajo, lo que muchas veces les otorga un plus de placer y saber cómo tratar a un niño, además de manipularlo.
El pederasta exclusivo no mantiene relaciones sexuales con adultos. Tienen muy definidos sus gustos y esta elección es algo que han descubierto desde muy jóvenes. Suelen ser inteligentes y sus mecanismos de seducción apuntan a los niños, pueden mantener una relación afectiva con las víctimas durante muchos años y son llevados por sus fantasías previas, ya que éstas tienen siempre el mismo objeto sexual o de enamoramiento, los niños.
La autora es criminóloga, especializada en la técnica de perfilación criminal
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