Sextorsión: exigía un pago en bitcoins para no viralizar imágenes íntimas de una traductora
La pesadilla comenzó el mismo día que la víctima, una joven traductora, decidió terminar la relación sentimental que mantuvo durante tres años con un ciudadano alemán, empleado de una empresa de software que había venido al país a trabajar. Primero le llegó un mensaje de WhatsApp con una foto de ella desnuda, que su expareja le había sacado sin su consentimiento. Después recibió una amenaza que la preocupó más: si no lo desbloqueaba como contacto, iba a difundir aquella imagen entre su familia y sus vecinos. Las intimidaciones crecieron y llegaron hasta los padres de la víctima, a los que les exigió como "regalo" la entrega de bitcoins, la criptomoneda más conocida, para no viralizar filmaciones de contenido sexual.
El autor de las intimidaciones, identificado solo por sus iniciales -C. E., de 37 años-, fue procesado por el delito de extorsión bajo la modalidad de "sextorsión", según un fallo firmado por la jueza en lo criminal y correccional porteña Alejandra Provítola.
En las últimas horas se conoció el caso de la periodista Fanny Mandelbaum, que denunció ser víctima de una "pornoextorsión": "Me pidieron 2500 bitcoins para no divulgar mis videos", sostuvo.
Si bien en un primer momento la magistrada le había prohibido salir del país al imputado, el mes pasado, 48 horas antes de que se dispusiera el aislamiento social, preventivo y obligatorio por el coronavirus, como una cuestión humanitaria en medio de la pandemia del Covid-19, Provítola autorizó a C. E. a viajar a su país, pero con la condición de fijar residencia y con el compromiso de presentarse ante las autoridades judiciales cuando así se lo requiera, una vez terminada la emergencia sanitaria.
Videos y fotos
"Hola, encontré este celular con estas fotos y videos interesantes de tu hija. También descubrí que la ciudad en la que viven es pequeña y ustedes deben ser una familia famosa y rica. Estos videos y esta información arruinaría su nombre. No los conozco ni conozco a su familia. No quiero hacerlos sufrir y no quiero arruinarlos. No es mi intención, pero capaz me quieren hacer un regalo a cambio de esto. Tienen 24 horas para pensarlo y para que encontremos una solución. Los Bitcoins son bienvenidos. Así que si están interesados, háganse una cuenta. Perdón por este shock, no se enojen ni se preocupen. No envío todos los videos, solo algunas fotos para mostrarles que hay muchas. Créanme, no quieren ver todo esto", fue el mensaje de WhatsApp que recibieron los padres de la víctima en diciembre de 2017.
La joven traductora hizo la denuncia en marzo de 2018. En un primer momento, la causa estuvo delegada en el fiscal Lucio Herrera. Después, asumió el expediente la jueza Provítola, que en octubre de 2018 ordenó la declaración indagatoria del sospechoso y dictó una orden para prohibirle que se acercara a la traductora dentro de un radio menor a los 300 metros; también le impidió salir del país.
Pero en ese momento el acusado no pudo ser notificado del llamado a prestar declaración indagatoria y la causa, en noviembre de 2018, quedó en carácter de reservada hasta el 6 de febrero pasado, día en que C. E. se presentó en el Juzgado en lo Criminal y Correccional porteño N°6, después de haber sido notificado de la existencia del expediente por la Dirección Nacional de Migraciones (DNM), cuando volvió al país.
"He arribado al convencimiento de que los episodios hasta ahora atribuidos se han perpetrado como parte de un plan originalmente orquestado por el imputado tendiente a extorsionar a sus víctimas, integrantes de un grupo familiar, para obtener dinero o valores equivalentes de estos a cambio de no difundir imágenes y videos explícitamente sexuales y obtenidos previa y arteramente a tales fines", sostuvo la jueza Provítola al dictar el procesamiento del acusado.
En su fallo, la magistrada se refirió al caso como un acto de pornovenganza que "ante los requerimientos económicos exigidos a la imputada y a su familia se han conformado como un supuesto de extorsión bajo la modalidad de sextorsión".
Provítola explicó que el objetivo del C. E. no solo fue "mellar" la integridad psicológica, ridiculizar y humillar a su expareja sino también conseguir, por medio de un acoso psicológico explicitado en mensajes y la amenaza de enviar más material de contenido sexual, dinero o su equivalente en bitcoins.
"No puedo soslayar en este caso el especial estado de mayor indefensión y la posición de la víctima frente al imputado en el contexto de género dentro del cual se ha desarrollado todo el iter criminis de la acción y la mayor dominancia psicológica ejercida sobre aquella, que contextualizada en una relación previa la coloca en una situación de clara vulnerabilidad psicológica frente a su agresor", sostuvo la jueza en su resolución.
El procesamiento fue apelado por los abogados defensores de C. E., pero la Sala V de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Criminal y Correccional porteña, con las firmas de los jueces Ricardo Pinto, Rodolfo Pociello Argerich y Hernán López, declararon "mal concedido" el recurso.
"Cabe destacar que las meras enunciaciones que realizó en el escrito, relacionadas con la arbitrariedad de los fundamentos expuestos por la magistrada al resolver el procesamiento de su asistido, resultan insuficientes para darle tratamiento al recurso interpuesto, dado que, como se dijo, no logró rebatir o explicar los motivos que den cuenta de ello", sostuvieron en el fallo los camaristas.
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