Sergio Torres: "En el futuro, las investigaciones del narcotráfico deberían ser estratégicas y globales, porque parcializadas son insuficientes"
Sergio Torres es uno de los 12 jueces federales de los tribunales de Comodoro Py desde 2001. Fue el primer magistrado designado por el Consejo de la Magistratura y el mes pasado el Senado bonaerense aprobó por unanimidad su pliego para asumir como nuevo ministro de la Suprema Corte provincial. Llevó adelante numerosas e importantes investigaciones sobre organizaciones narco, entre ellas, contra la banda liderada por el peruano Marco Estrada González, que opera en la villa 1-11-14, del Bajo Flores. "Las organizaciones narco son cada vez más sofisticadas, pero a la vez se mantienen la especialización y las estructuras pequeñas o medianas, muchas veces familiares", afirmó Torres.
De su experiencia en la persecución del narcotráfico en el enclave del Bajo Flores sacó varias conclusiones que, de cara al futuro, podrían servir para mejorar las investigaciones, la prevención y recuperar el terreno perdido contra las bandas violentas. Enumera, entre otras, unificar pesquisas sobre las actividades de una misma agrupación en una "causa madre"; aprovechar las figuras del agente encubierto, el agente revelador, el imputado colaborador y el testigo de identidad reservada; capacitar estratégicamente recursos humanos judiciales y policiales en la especificidad de la investigación del crimen organizado y, sobre todo, atender la multidimensionalidad de las causas y consecuencias de este tipo de delitos complejos -que arrasan individuos, familias y comunidades enteras- a través de abordajes interdisciplinarios y coordinación de agencias estatales.
-¿Qué escenario plantea el narcotráfico a las investigaciones judiciales?
-El carácter transfronterizo y transnacional que distingue al narcotráfico de otros delitos, y la distancia territorial existente entre los lugares de producción, acopio, transporte, distribución y su posterior comercialización minorista, plantean un desafío en términos de investigación que impone abordarlo desde un enfoque federal que permita una mirada global de la situación. Esto permitirá evitar que las divisiones geográficas, políticas y judiciales de nuestro país operen como un obstáculo en la pesquisa.Esto nos obliga a trabajar de manera coordinada e interagencial.
-¿Encuentra puntos en común en la mecánica de las bandas o deben tomarse en cuenta características propias de cada zona?
- Sin perjuicio de que pueden advertirse puntos en común en el modus operandi de algunas organizaciones narcocriminales, lo cierto es que las características propias del tipo de conducta que desarrollen, como la zona en la que operan, deben tenerse en cuenta al momento de la investigación. No operan de la misma forma una organización ilícita que introduce la droga que aquella que se encarga de la logística necesaria para su trasporte hasta los grandes centros urbanos o puertos. Tampoco lo hacen las bandas que se dedican al microtráfico en determinados barrios o asentimientos.Por ello es muy importante la capacitación y la especialidad de los distintos operadores.
-¿Observó a partir de las investigaciones algún cambio en la metodología de las bandas o en las formas de reclutamiento?
-Las investigaciones en curso demuestran que las organizaciones son cada vez más sofisticadas, pero, a la vez, se mantienen la especialización y las estructuras pequeñas o medianas, muchas veces familiares. Eso se ve en el caso de la banda de Marco Estrada González, que se mantiene vigente desde hace más de 20 años. Por eso son importantes un abordaje especializado y contar con las herramientas para llevar adelante investigaciones complejas.
-¿Es importante concentrar los esfuerzos en una causa principal que agrupe casos conexos o es mejor optar por seguir cada línea de trabajo con causas individuales de acuerdo con cada decomiso?
-La experiencia en estos últimos diez años de trabajo intensivo en la materia me han permitido tramitar causas de envergadura sobre tráfico de estupefacientes -en especial, en el contexto de barrios de emergencia-, y es en ese marco que considero que toda investigación sobre una misma agrupación delictiva que presente un grado de estructuración, para ser próspera, debe reunirse en una "causa madre". Solo así se logra realmente comprender la dinámica concreta de la organización y, a partir de ello, direccionar los esfuerzos en un sentido claro y efectivo.
Zonas de hegemonía, características y lazos de sus integrantes, variedad y calidad de las sustancias involucradas son solo algunos de los parámetros que, estudiados con detenimiento, nos han permitido avanzar en investigaciones concretas; sobre todo cuando entre los cuidados que adoptan para frustrar las investigaciones evitan comunicaciones telefónicas y concretan sus operaciones a partir de vendedores perfectamente prescindibles, a quienes se entrega solo porciones pequeñas de drogas para aparentar, en su caso, una conducta penal menor a la real.
Incluso anotaciones que, si se las toma aisladas, no tienen sentido, son referencias concretas al advertirse su repetida aparición.
Un ejemplo lo constituye la causa 11.882/2010, en la cual se investiga la distribución de alcaloides en el sector denominado "De los Peruanos" de la villa 1-11-14: en el marco de esa pesquisa muchas veces hemos lidiado con secuestros espontáneos de droga por parte de otras fuerzas o con la necesidad de intervenir de urgencia ante un contexto puntual, produciéndose detenciones que ameritaron avanzar sobre imputaciones concretas. Sin embargo, la investigación siempre se puso a resguardo, continuando aún vigente, como lo demuestran los procedimientos recientemente llevados adelante.
-Usted trabajó en buena parte de las causas vinculadas con la venta de "paco". ¿Tuvo que desarrollar una estrategia diferente a la de otros casos?
-El trabajo en zonas de mayor vulnerabilidad nos permitió conocer cómo las organizaciones se valían de una sustancia sustancialmente más dañina, pero sobre todo, económicamente más rentable a partir del grado de adicción y necesidad instantánea de consumo continuado que genera. En cuanto a la modalidad de investigación, las connotaciones especiales se vieron esencialmente condicionadas por las características territoriales del lugar (pasillos inaccesibles, muchas veces con vallados precarios; ocupación de pisos altos a los que se accede por escaleras diminutas, etcétera) y por la hegemonía de la organización criminal en la zona (lo que les permite contar con personas dedicadas exclusivamente al aviso de la llegada de las fuerzas de seguridad o de personas extrañas, muchas veces pagadas con la misma sustancia, llamadas 'trafiadictos'). Pero lo cierto es que esta específica sustancia y las consecuencias dañinas sobre las personas que la consumen, y por supuesto, sobre sus familias -mayoritariamente de bajos recursos-, sí me llevaron a entender que las soluciones solo pueden alcanzarse a través de un abordaje interdisciplinario.
Esta específica sustancia me acercó a una realidad mucho más intensa, si se quiere. Al contacto con familias devastadas, con hijos convertidos en "entes" por el consumo abusivo del principio activo de la cocaína en su máxima expresión, pero en un porcentaje tan ínfimo que los obliga a consumir una dosis tras otra hasta llevarlos, en muchos casos, a la muerte. Cada acercamiento a los barrios de emergencia exponía la presencia de jóvenes tirados a cada lado, sin capacidad de comprensión alguna sobre la problemática que los aqueja. Y me acercaba a madres desesperadas que necesitaban que el aparato estatal activara mecanismos de ayuda concretos, que el Estado se hiciera presente para ellos, que los escuchara. Por tanto, no fueron las técnicas de investigación el punto de reflexión, sino los alcances de la actuación en torno de la consideración de la persona víctima como valor en sí mismo.
-¿Cómo podría avanzarse más en las futuras investigaciones?
-Una primera idea, que me surge a partir de la experiencia recogida por mi función durante largos años de juez de instrucción de causas vinculadas al narcotráfico, está relacionada con la utilidad mostrada por la aplicación de herramientas procesales especiales, como el agente encubierto, el agente revelador, el imputado colaborador y el testigo de identidad reservada.
Entiendo útil propiciar -a partir de institutos como la Escuela Judicial y/o la elaboración de protocolos y/o el trabajo en conjunto con las instituciones tanto judiciales como prevencionales- la capacitación estratégica de los recursos humanos vinculados a esta clase de investigaciones. Estoy convencido de que con ello se generará un alto grado de especialización y un abordaje estratégico de la problemática.
-¿Estima posible implementar también otras alternativas?
-Como idea que también se desprende de la experiencia recogida debo apuntar a una situación muy propia de este tipo de delitos. Hemos constatado que cuando es cometido por una banda que reúne algún tipo de organización compleja, su desarticulación y el cese de la actividad delictiva se complejiza. Aun cuando se realicen megaoperativos que culminen con el decomiso de gran cantidad de material estupefaciente y la detención de gran parte de los integrantes e, incluso, de organizadores o líderes, esto no deriva necesariamente en el cese de la actividad ilícita. A partir de ello ha resultado una medida eficiente la permanencia de la presencia estatal -aún después de los megaoperativos y detenciones- en aquellos espacios de influencia de esos grupos.
El verdadero cese de la actividad ilícita exige reasegurar el lugar, demoler los búnkeres de acopio y venta, reasignar los espacios utilizados para aquel quehacer a entidades públicas o privadas de lucha contra el flagelo de las drogas, y evitar el rearmado de la organización y de su actividad. Solo así se pueden alcanzar estándares de eficiencia y eficacia en la administración de justicia frente al narcotráfico. Finalmente, destaco la necesidad de plasmar mecanismos de cooperación interjurisdiccional que faciliten el despliegue de investigaciones estratégicas. La investigación parcializada resulta insuficiente. Las investigaciones deben ser estratégicas y globales, y se debe conectar y unificar todas aquellas que guarden algún tipo de vinculación entre sí.
* Sergio Gabriel Torres fue juez de instrucción y fiscal federal adjunto. Desde 2001 es el titular del Juzgado Federal N°12. El Senado bonaerense aprobó por unanimidad su pliego como ministro de la Suprema Corte provincial
Tres propuestas
- Trabajo en equipo. Coordinación y cooperación entre todos los organismos del Estado involucrados
- Perfeccionamiento. Capacitación vinculada a las investigaciones para generar un alto grado de especialización y un abordaje global de la problemática
- Plan estratégico. Presencia estatal permanente en aquellos espacios de influencia de narcocriminales
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