Sergio Rachit: "Creo que el asesino de mi esposa es de Saladillo"
A un mes del homicidio de Marisol Oyhanart, el marido pide justicia y le responde a quienes lo dieron como sospechoso
Desde que el 14 de abril pasado mataron a su esposa, Marisol Oyhanart , Sergio Rachit dejó de concurrir al negocio de distribución de gaseosas que manejaba con su mujer y se dedicó a contener a sus tres hijos. El hecho de haber sido una de las últimas personas que vio con vida a Marisol lo convirtió en el primer sospechoso para los investigadores. Por tal motivo, lo tuvieron ocho horas en la comisaría. Fue obligado a quitarse la ropa en tres oportunidades mientras estuvo en la comisaría de Saladillo el día que fue hallado el cuerpo de su mujer. Lo revisaron para ver si estaba rasguñado, si tenía manchas de sangre y le hicieron un hisopado debajo de las uñas. Los policías verificaron los dichos de Rachit, y el marido de la víctima fue liberado de toda sospecha. Al recordar a su esposa, lloró varias veces y expresó su indignación al referirse al asesino de Marisol.
-A partir de lo que pudo escuchar de parte de los vecinos o lo que le dijeron los policías, ¿se hizo una idea de quién mató a Marisol?
-Pienso que el asesino de Marisol es de Saladillo. No puedo creer que haya pasado esto. Jamás pensé que me podía ocurrir a mí. Quien mató a Marisol es un hijo de puta. No sé si fue Bianchi u otro loco de mierda. Tuvo que ser un trastornado.
-Con respecto a Johnatan Bianchi, el primer acusado del caso, ¿usted lo conocía? ¿Nunca sospechó que tuviera algo que ver con el homicidio de su mujer?
-A Bianchi lo conocía por comentarios de la gente, pero nada más. No tengo idea de si él mató a Marisol. No quiero que metan preso al primer candidato que tienen cerca sin tener pruebas, y por lo que me contaron el juez rechazó el pedido de la fiscal para que lo detengan. En algún momento pensé que el asesino de Marisol pudo ser un preso que liberaron de la cárcel de General Alvear que andaba por Saladillo.
-Cuando estaba en la comisaría pasó por tres momentos difíciles. Primero, le dieron la noticia del hallazgo del cadáver de su mujer; después se enteró de que un vecino de Saladillo declaró que había mantenido una relación con ella cuatro años antes, y luego la policía lo tomó como sospechoso. ¿Cómo vivió esa situación en las casi ocho horas que lo tuvieron en la seccional?
-Me enteré de esa relación que usted mencionó mientras me tenían en la comisaría. No lo podía creer. No sabía nada de lo que me decían. Los policías pensaban que estaba al tanto de ese vínculo y me presionaron con eso. Me decían que pensara bien si no sabía nada de lo que había hecho Marisol y que regresarían para conocer mi respuesta. Entonces, les dije que se confundían. Yo no sabía nada. Me enteré en ese momento. Los policías hicieron su trabajo; no los culpo.
-¿Qué pensó al enterarse en la comisaría de esa relación que tuvo su mujer hace cuatro años?
-No puedo juzgar a Marisol por eso. Si estuviera viva, lo hubiéramos conversado. Nunca discutimos por otras relaciones. Nunca mentí y no volví a estar con otra persona. Ella era una excelente mujer conmigo y con los chicos. Éramos muy unidos. Fíjese que nacimos con pocos días de diferencia. Tenemos números consecutivos en los documentos de identidad: el mío termina en 158 y el de ella en 159. Anotaron nuestros nacimientos el mismo día.
-Había una versión que indicaba que usted discutió con su mujer el día que la mataron. ¿Fue cierto?
-Tergiversaron todo lo que dije. El 14 de abril, al mediodía, Marisol fue a hacer los depósitos para pagar a un par de proveedores. Como tenía problemas con el cajero automático de un banco, pues no le aceptaba los billetes, esa escena quedó grabada en las cámaras de seguridad y la gesticulación de ambos pareció que discutíamos, cuando en realidad no fue así. El problema era otro.
-Alguno de los hermanos de Marisol le cuestionaron el hecho de que no concurriera a la marcha en reclamo de justicia. ¿Cómo responde a esas críticas?
-El hecho de que fuera a la marcha no cambiaría nada. No me iban a dar a Marisol con vida. Tenía que estar con mis hijos. Fue terrible. Una de mis hijas se enteró por la televisión de que habían matado a su madre. Todo fue aclarado con mis cuñados. Ellos visitan a los chicos.
-Hasta el momento no fue hallado el celular de Marisol. ¿Qué explicación tiene? ¿Por qué cree que el asesino se llevó el teléfono de su esposa?
-Todavía no le encuentro sentido a la desaparición del teléfono celular. Se lo había comprado el 16 de noviembre pasado, para el cumpleaños.
-¿Participó en la búsqueda de su mujer?
-Sí. Yo no estuve en ese lugar donde apareció el cuerpo. Mi madre había pasado por allí con otras diez personas y no vieron nada. Con el transcurso de los días me pareció algo extraño, pero aún no le encuentro explicación. Ese día la busqué por todos lados. Fui a la comisaría; se armaron grupos para salir a revisar el pueblo. Se repartieron fotos entre la gente y le dimos copias de las fotos a los remiseros de Saladillo. Recorrimos los trayectos que hacía ella habitualmente cuando salía a caminar. Por eso es raro que nadie haya visto nada cuando pasaron por el lugar donde la encontraron.
-¿Por qué decidió no sepultar el cuerpo de Marisol?
-Fue una sugerencia de mis abogados Pablo Hawlena Gianotti y Walter Vaccarini. Se decidió conservar el cuerpo ante la eventual necesidad de que la Justicia requiera una nueva autopsia. Quiero que encuentren al que mató a Marisol y destruyó mi vida y dejó sin madre a mis hijos.