Secta: fotos con ministros y conexiones internacionales, así se armó la red que protegió a la Escuela de Yoga
Juan Percowicz, el lider de la organización tenía un álbum con imágenes en las que aparecía con los funcionarios más importante del gobierno nacional de principios de los ‘90; apoyos cosechados en organismos de Derechos Humanos y en el Congreso de los Estados Unidos
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Para armar su paraguas protector el líder de la secta Escuela de Yoga Buenos Aires guardaba una colección de fotos con algunos integrantes de los poderes Ejecutivo y Legislativo nacional a los que recurría cuando surgía algún problema.
En ese álbum de fotos secuestrados en una de las sedes de la secta, en Pueyrredón y Las Heras, figuraban las imágenes de dos funcionarios que estuvieron a cargo del Ministerio del Interior y de un titular de cartera de Justicia, en el principio de la década del ‘90. Juan Percowicz, el líder de la secta, se colocaba convenientemente cerca de los poderosos ministros para demostrar que tenía llegada al poder.
En los hechos, esa protección quedó expuesta en el hecho que la secta lograse funcionar durante más de 36 años y que consiguiese la falta de mérito para sus líderes en el proceso que se inició en septiembre de 1993 por reducción a la servidumbre, estafas y promoción para la corrupción de mayores.
Un curioso episodio ocurrido en las últimas horas estableció que esa red de protección seguiría activa. La fiscal federal Alejandra Mangano, a cargo de la Procuraduría de Trata y Explotación de Personas (Protex) inició una investigación para determinar las responsabilidades en la fuga de Gabriel Sorkin, uno de los seis integrantes de la secta con pedido de captura internacional a raíz de la causa 7962/21.
Hace tres días, la Prefectura informó que había detenido en Berazategui a Gabriel Sorkin. Sin embargo ayer, cuando el preso fue trasladado a los tribunales de Comodoro Py 2002 para ser indagado, el informe del cotejo de las huellas dactilares concluyó que la identidad del detenido no correspondía a la del prófugo, sino a otra persona. Esta grave irregularidad permitió que Sorkin hubiera ganado tiempo para escapar y mantenerse en la clandestinidad.
En 2002, después de conseguir la impunidad en esa causa, la organización creció durante los últimos veinte años. La secta logró apoderarse de 134 propiedades en la Argentina, sumó 1700 seguidores que aportaban una cuota mensual y decidió extender sus actividades a los Estados Unidos, donde planificaba comprar inmuebles en Las Vegas y Miami.
La red de seguridad de la secta se completó con miembros de distintas organizaciones defensoras de los Derechos Humanos que intervinieron durante más de tres décadas para presionar a la Justicia y organismos internacionales, como el Congreso de los Estados Unidos. Esa red de protección política y judicial permitió que el proceso que se inició en septiembre de 1993, fuera archivado nueve años después, con la falta de mérito dictada para los cinco acusados.
Con el final de la década de gobierno menemista, la secta acrecentó sus vínculos con los organismos defensores de los derechos humanos y algunos municipios.
”Se ha resuelto, que es el deseo de la Cámara de Representantes que el Gobierno de la Argentina debe proporcionar una resolución al caso de la Escuela de Yoga Buenos Aires”, se expresó en un documento rubricado en octubre de 2000 por un grupo de legisladores de los Estados Unidos, encabezados por el diputado demócrata Ed Towns.
Este fue el pronunciamiento de la Cámara de Representantes norteamericana sobre una denuncia presentada por organizaciones de los Derechos Humanos de la Argentina en la que expuso que la Escuela de Yoga Buenos Aires era perseguida debido a que el líder, Juan Percowicz, integraba la comunidad judía.
Uno de los gestores de la denuncia presentada ante el Congreso de Estados Unidos había sido el oboísta Mariano Krawczyk, con fluida llegada a un grupo de legisladores de ese país; vínculos que forjó a partir de su actividad como músico.
Actualmente, Krawczyk figura en el listado de 19 de detenidos. Según Pablo Salum, fundador de la ONG Ley Antisectas, la Escuela de Yoga tenía vínculos políticos con varios ministros y funcionarios de la administración de Carlos Menem.
Tanto Salum como Mariano Bergés, el primer juez que investigó la secta, en septiembre de 1993, coincidieron en que el jefe de la organización recurría al método de las fotos con personajes del poder de esa época para asegurarse impunidad o para conseguir beneficios.
“Es sabido sobre la existencia de tendencias antisemitas dentro de algunos sectores del Poder Judicial argentino con respecto a la persecución de miembros de la Escuela de Yoga Buenos Aires. Aproximadamente el 50 por ciento de los miembros de la Escuela de Yoga Buenos Aires son judíos. Esa persecución queda expuesta considerando el caso de la Escuela de Yoga Buenos Aires y los antecedentes de los bombardeos en la Argentina contra la Asociación Mutual Israelita y la Embajada de Israel que siguen sin resolver después de más de seis años”, se indicó en el documento suscripto por el Congreso de los Estados Unidos en octubre de 2000.
”Hubo encubrimientos durante los últimos años. A través del tiempo se aplicaron una serie de acciones tendientes a continuar con la protección y otorgarles impunidad”, agregó Salum, quien logró escapar de la secta y, actualmente, lucha por recuperar a sus dos familiares que todavía siguen cautivos por la organización.
Los líderes de la secta se valieron de la sensibilidad existente en la Argentina por la defensa de los Derechos Humanos y denunciaron que eran perseguidos. Esta denuncia, falsa, cruzó las fronteras de nuestro país y llegó a la Cámara de Representantes de los Estados Unidos.
”Personal del Congreso viajó a la Argentina para investigar las acusaciones de persecución ideológica y antisemita en el Caso Escuela de Yoga Buenos Aires. El ganador del Premio Nobel de la Paz, Adolfo Pérez Esquivel, pidió el juicio político al juez interino del caso por el fallo en el que declaró la insania de miembros de la Escuela de Yoga Buenos Aires. Teniendo en cuenta que el Presidente Bill Clinton ha instado reiteradamente al Gobierno de la Argentina a asegurar que el caso de la Escuela de Yoga Buenos Aires se resuelva lo más rápidamente posible; y considerando que numerosos congresistas han escrito cartas a autoridades de la Argentina sobre el caso de la Escuela de Yoga Buenos Aires y nunca han recibido una respuesta satisfactoria”, concluyó el documento rubricado en octubre de 2002.
Con respecto a Pérez Esquivel, Salum recordó que el ganador del premio Nobel de la Paz, concurrió en septiembre de 1993, a la comisaría donde fue detenido Percowicz y reclamó por su liberación.
La entidad que preside Pérez Esquivel, el Servicio de Paz y Justicia (Serpaj) difundió un comunicado en el que explicó las acciones desarrolladas hace veinte años. ”En 2002, el SERPAJ, junto a otros organismos de DDHH se manifestó de buena fe solicitando información respecto de situaciones de agresión física que sufrieron integrantes de esa organización. De acuerdo a la información con la que contábamos se trataba de personas a las que la Justicia había sobreseído de varias acusaciones y determinado la falta de mérito en la causa”, expresó la entidad en el comunicado.
Si bien, el sumario se archivó en esa época, hace un año la Justicia argentina inició una nueva investigación contra la secta Escuela de Yoga, encabezada por Percowics. El nuevo expediente se inició por una denuncia radicada en la fiscalía federal a cargo de Carlos Stornelli. Debido a las características de los delitos denunciados, el representante del Ministerio Público sumó a la investigación a su colega de la Procuraduría de Trata y Explotación de Personas (Protex).
El nuevo sumario contra la secta Escuela de Yoga derivó en una serie de 50 allanamientos realizados por efectivos de la Superintendencia de Investigaciones de la Policía Federal y las detenciones de 19 sospechosos, entre los que estaban los mencionados Percowicz y Krawczik.
En los más de veinte años que transcurrieron entre el primer proceso y la nueva causa, se incorporaron al Código Penal una serie de conductas delictivas que, antes no figuraban en la norma legal.
Así fue que el martes pasado, cuando los 19 detenidos se negaron a declarar fueron acusados de siete delitos: trata de personas con fines de reducción a la servidumbre, agravado por coerción; hurto agravado, lavado de activos; asociación ilícita, ejercicio ilegal de la medicina, expendio irregular de medicamentos y tráfico de influencias.
A partir de esta serie de imputaciones contra los integrantes de la secta, el Serpaj se despegó de cualquier relación.
”Ante denuncias vinculadas al accionar de la Escuela de Yoga Buenos Aires, queremos señalar que repudiamos cualquier hecho delictivo vinculado a redes de trata de personas como ha sido histórico en nuestra entidad. A la vez expresamos preocupación y rechazo a los ataques hacia nuestro Presidente Honorario, Adolfo Pérez Esquivel, como así también a otros organismos de DDHH basados en mentiras y difamación. Los integrantes de la organización en cuestión hoy están procesados por varios delitos graves, y es de nuestro interés que la justicia siga su curso y que las víctimas de esos abusos tengan la reparación que les corresponde”, concluyó el comunicado.
La referencia a los dichos sobre los otros organismos defensores de los Derechos Humanos se relaciona con las manifestaciones de Pablo Salum que denunció que se presentó ante la Asociación Civil Abuelas de Plaza de Mayo y nunca recibieron sus denuncias en contra de la Escuela de Yoga Buenos Aires.
“Hace más de veinte años Pérez Esquivel defendió a la organización y movió influencias para sacar de la cárcel a Percowicz”, dijo Salum a LA NACION.
Por iniciar un proceso judicial contra la Escuela de Yoga, a partir de una denuncia en la que un hombre, de apellido Somaruga, manifestó una secta tenía secuestrada a su hija en un departamento de Tagle y Las Heras, el juez Bergés tuvo que enfrentar un pedido de juicio político, impulsado por integrantes de la secta que tenían vínculos con algunos legisladores.
El magistrado concurrió en dos oportunidades al Congreso respondió todas las preguntas de los integrantes del organismo que investigaba los procedimientos de los jueces y el pedido de juicio se clausuró sin consecuencias para Bergés.
No obstante, el magistrado recibió un llamado durante el proceso que lo sorprendió.
”El hijo de Juan Percowicz había solicitado la eximición de prisión pero la rechacé. Entonces, sus abogados presentaron un recurso ante la Cámara del Crimen, que también rechazó el pedido. Los defensores agotaron todas las instancias, hasta que la Corte Suprema hizo lugar al pedido. Entonces, fijé una caución importante que los letrados del acusado ofrecieron cubrir con un inmueble. Mientras se realizaba la comprobación del dominio de la propiedad hasta que se hacía efectiva la caución para aplicar la eximición de prisión transcurría un plazo habitual de dos o tres días. Entonces, me llamó un ministro de la Corte me preguntó: ‘¿Qué pasa que no se cumplen con las órdenes de este tribunal?’ Respondí que el trámite estaba en desarrollo y que no podía levantar la orden de captura hasta que se concrete el embargo sobre la propiedad ofrecida como caución”, recordó Bergés.
Según el magistrado, el ministro de la Corte, decidió llamar al Registro de la Propiedad para agilizar la remisión del informe de dominio y para que finalmente la orden de detención con el hijo del jefe de la secta Escuela de Yoga, quede sin efecto.
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