Se escondió en el gimnasio donde trabaja su pareja, la golpeó hasta romperle la mandíbula y dejarla inconsciente
La víctima había decidido terminar la relación y había abandonado la casa que compartía con el agresor; Fernando Agüero, quien estuvo prófugo casi un mes, será indagado por tentativa de homicidio
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La relación llevaba tres años cuando Graciela, de 40 años, cansada de ser víctima de violencia de género, decidió abandonar el hogar que compartía con Fernando Agüero, su pareja, en Pilar. Pero por temor a la reacción de él, no se animó a decirle que lo dejaría; apenas le comentó que se iría unos días para cuidar a una amiga que estaba enferma. Pero no regresó. Entonces él, un albañil de 39, planeó un ataque brutal. Fue de madrugada al gimnasio donde trabaja ella, en Parada Robles, Exaltación de la Cruz. Se escondió y la esperó para sorprenderla. La derribó, le pegó una patada en la cara que prácticamente la desvaneció y, ya sin resistencia, le dio una trompada demoledora en la cara. Le rompió la mandíbula y la dejó inconsciente. La arrastró hasta la puerta de los baños y, cuando estaba desmayada, le bajó los pantalones y la golpeó más de diez veces en la zona genital.
El brutal ataque, ocurrido a las 6.51 del 30 de mayo pasado, quedó registrado por las cámaras de seguridad del gimnasio. Cuando la víctima recuperó la consciencia, Agüero pidió un remise y la llevó a la casa que compartían en Pilar. En las imágenes se ve que Graciela camina con dificultad.
A la noche, la víctima aprovechó que Agüero salió a hacer las compras y se escapó. Se fue a la casa de un conocido y a la mañana siguiente hizo la denuncia en la comisaría de la Mujer de Capilla del Señor.
“Tras hacer la denuncia quedó internada en el hospital local durante varios días con custodia policial. Sufrió la fractura del maxilar inferior y tuvo múltiples contusiones”, explicó una calificada fuente judicial.
La investigación quedó a cargo del fiscal de Exaltación de la Cruz Juan Manuel Esperante. El representante del Ministerio Público pidió de manera urgente la detención de Agüero y el allanamiento del inmueble que compartía con la víctima.
Pero el agresor se había ido antes de que llegara el personal policial. Había viajado a Salta, de donde es oriundo.
“A partir de la activación de su teléfono celular se determinó que estaba en Salta. Entonces se le pidió colaboración a detectives del Departamento de Inteligencia Contra el Crimen Organizado de la Policía Federal Argentina (PFA) para atrapar al agresor”, explicaron las fuentes judiciales.
Pero el sospechoso no se quedó quieto. Regresó a Buenos Aires el 13 de junio. “Por la activación de su teléfono celular se determinó que estaba en la zona de Fátima, en Pilar”, agregaron los informantes.
El fiscal Esperante y los detectives policiales que participaron de la investigación analizaron las comunicaciones entrantes y salientes del teléfono celular del sospechoso.
“Se determinó que el 16 de junio Agüero intentó, sin éxito, comunicarse con un abonado telefónico. Ese mismo día, el contacto le devolvió la llamada y hubo una comunicación que duró varios minutos”, sostuvo un investigador.
A partir del análisis de la comunicación y la activación de las antenas telefónicas, se pudo determinar el lugar al que había llamado el sospechoso. El fiscal Esperante pidió un allanamiento, que fue ordenado por el juez de Garantías de Zárate-Campana Julio Grassi.
El interlocutor del sospechoso era un hombre que tenía “habitaciones en alquiler” en una propiedad de la calle Caracas, en Fátima.
Cuando personal del Departamento de Inteligencia Contra el Crimen Organizado de la PFA y de la comisaría Parada Robles de la PFA le preguntaron por Agüero, el hombre dijo no conocerlo, pero después recordó que “alguien que paraba por la zona le consulto por el alquiler de un cuarto, pero él respondió que no tenía disponibilidad”.
Entonces, los detectives policiales decidieron hacer “un barrido por la zona” para buscar a Agüero. El sospechoso fue localizado. En su poder no tenía su DNI y dio una identidad falsa. Pero su mentira duró poco. En su billetera tenía una foto de la víctima y su fisonomía coincidía con el registro fotográfico del Registro Nacional de las Personas (Renaper).
Hoy fue indagado por el fiscal Esperante por el delito de homicidio en grado de tentativa y se negó a declarar.
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