Se escapó de prisión y diez días después fue condenado a 25 años
Claudio Mansilla fue sentenciado por el asesinato de dos de los soldaditos de su banda narco; su paradero es un misterio tras fugarse del penal de Piñero
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ROSARIO.-Claudio Mansilla está prófugo desde el domingo 27 de junio, cuando ocho presos se escaparon de la cárcel de Piñero, ubicada a 20 kilómetros de Rosario, tras un ataque a tiros al penal. Este martes Morocho, como se lo conoce en el universo del narcotráfico, fue condenado en ausencia a 25 años de prisión por el doble homicidio de dos jóvenes de 16 y 18 años en 2018, que habían sido soldaditos de la banda que lideraba.
A diez días de haberse fugado de Piñero, la policía de Santa Fe busca sin rumbo definido a Mansilla, que podría haberse fugado a Paraguay, según la hipótesis inicial de los investigadores judiciales en base a comunicaciones que habrían captado del prófugo, que estaba siendo investigado por el fiscal Gastón Ávila por otro crimen que habría ordenado -con un pago de 100.000 pesos a los sicarios- desde el pabellón Nº14 del penal de donde se fugó.
Para el fiscal Ávila, Mansilla, de 38 años, fue el instigador de la ejecución de Mauricio Gómez,, que fue acribillado el 26 de abril pasado en la calle Colombia al 500 bis. Morocho habría pagado al sicario Ulises O., que está detenido, para que asesinara al joven de 21 años por problemas surgidos por la venta de drogas.
Mansilla tramó este asesinato desde la prisión de donde se fugó el domingo 27 de junio. Estaba detenido desde diciembre de 2018 por el doble asesinato de Kevin Nieri y Leonel Bubacar, que ocurrió en septiembre de ese año.
Este entramado de violencia que tiene como protagonista a Mansilla, con por los menos tres homicidios identificados como instigador, surgió -según las fuentes judiciales que conocen su historia- luego de que Morocho saliera de la cárcel en 2017 y pretendiese reinsertarse en el negocio de la venta de drogas junto con su pareja Jessica González. Esta mujer integra la banda del líder narco René Ungaro, que está siendo juzgado en la justicia federal por narcotráfico. González manejaba la venta de drogas y de números a las visitas para ingresar a la cárcel.
El fiscal federal Federico Reynares Solari pidió este lunes una pena de 12 años de cárcel para Ungaro, al que apodan El Brujo, que el viernes pasado fue trasladado del penal de Piñero a Ezeiza, luego de que quedaran al descubierto las fallas de seguridad de la penitenciaría santafesina.
Mansilla formaría parte de uno de los engranajes del sistema de narcomenudeo que comandaba Ungaro, que fue condenado anteriormente en la justicia provincial por el crimen del jefe de la barra de Newell’s Roberto Caminos. Y también sumó otra condena por asociación ilícita junto a sus socios, los hermanos Alan y Lautaro Funes, también reubicados en penales federales.
Morocho está sospechado de ser el organizador del ataque y la fuga de ocho internos –cuatro fueron recapturados- de la cárcel de Piñero, por el simple hecho –de acuerdo a los fiscales- de que es el único de los evadidos que tiene espalda económica para realizar a nivel logístico ese tipo de golpe.
“Si no hacemos algo no salgo más”, le dijo Mansilla unos días antes de fugarse a su pareja Jessica González, también detenida pero en la Unidad Penal Nº5, según consta en la causa. Esa frase demostraba las complicaciones judiciales que enfrentaba Morocho que estaba siendo sometido al juicio por el doble homicidio, por el que este martes fue condenado en ausencia. Al saber que sumaría una dura sentencia, y que enfrentaba otra causa por homicidio, decidió armar el plan para fugarse, interpretan las fuentes judiciales.
Mansilla pasó gran parte de su vida tras las rejas. Seis meses antes de que ordenara los crímenes de los jóvenes Nieri y Bubacar, Morcho había salido en libertad, después de cumplir una condena a 17 años de prisión por intento de robo calificado y una causa por narcotráfico de 2013. Intentó recuperar terreno en la geografía narco en la zona oeste de Rosario, pero ese afán expansivo llevó a que Mansilla se trenzara en permanentes conflictos con otras bandas zonales, como la que lidera Walter Abregú, detenido por la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA) en 2019, tras estar prófugo varios meses.
La fuga de la cárcel generó un fuerte impacto político en el gobierno de Omar Perotti. El ministro de Gobierno Roberto Sukerman fue uno de los que articuló la semana pasada la reubicación de siete líderes narcos, que fueron trasladados desde el penal de Piñero a las cárceles de Ezeiza y Marcos Paz, en la provincia de Buenos Aires.
Este lunes concurrieron a la Legislatura de Santa Fe el secretario y subsecretario de Asuntos Penales, Walter Gálvez y Jorge Bortolozzi, para dar explicaciones sobre la resonante fuga. Los legisladores de la oposición quedaron disconformes con los argumentos que brindaron los funcionarios, que atribuyeron a una falta de inversión y de obras a la anterior gestión del exgobernador Miguel Lifschitz.
Presionado por una situación inédita, con fallas de seguridad que quedaron expuestas en el ataque a balazos, el gobierno encara ahora un plan de modernización del penal de Piñero, con la construcción de un muro perimetral de 1600 metros y la instalación de escáneres que desarrolló el INVAP.
En los últimos seis años se produjeron 19 fugas de las tres prisiones más importantes de la provincia, como Las Flores, Coronda y Piñero. El 17 de mayo pasado se escaparon dos presos del pabellón Nº13, cuyo jefe es Ungaro. Los internos Hugo Peralta y Carlos D’Angelo salieron escondidos dentro de cajas en dos carritos que trasladaban dos mujeres, una de ellas embarazada.
Peralta y D’Angelo protagonizaron la tercera evasión en dos años. Estos dos internos ya vivieron esa adrenalina de escaparse el 8 de mayo de 2019, cuando lograron huir junto con otros siete internos del colectivo que los trasladaba al penal de Coronda por la autopista Santa Fe-Rosario.
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