“Salió positiva la compra”: una banda vendía por Telegram datos de tarjetas de crédito y sus clientes gastaron $40.000.000
Los datos de los plásticos eran comercializados en un grupo de 1500 personas; hoy, el fiscal de Vicente López Alejandro Musso indagará a los 14 sospechosos detenidos
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Al revisar los movimientos de su tarjeta de crédito, la experimentada funcionaria judicial advirtió que figuraban gastos por 350.000 pesos por diez compras que no había hecho. Alguien había usado sus datos para concretar las operaciones comerciales. No fue la única víctima. Fue una más de miles. Detrás de las estafas había una organización criminal que utilizó la plataforma de mensajería Telegram para vender, entre un grupo de 1500 personas, la información sensible de 2500 plásticos con los que se hicieron transacciones por 40.000.000 de pesos.
Así lo informaron a LA NACION calificadas fuentes judiciales. En las últimas horas, la policía bonaerense detuvo a 14 sospechosos acusados de haber participado de las maniobras delictivas y hoy serán indagados por el fiscal de Vicente López Alejandro Musso, funcionario a cargo de la investigación.
“Las organizaciones criminales se profesionalizan día a día. De un año a hoy, el mundo criminal de las estafas virtuales mutó. Ya no se trata del delincuente ‘artesanal’ que hacía pishing [el engaño por el que una persona entrega sus contraseñas y otros datos sensibles], sino una comunidad de negocios de las estafas”, explicó un detective que participó de la investigación. Los sospechosos que serán indagados por el fiscal Musso forman parte del denominado clan Apaza Martínez, integrantes de una misma familia que llegó a la Argentina desde Perú.
Según pudo reconstruir LA NACION, la investigación que derivó en la detención de los 14 imputados comenzó tras la denuncia de la funcionaria judicial que fue víctima de la organización criminal.
“Una de las compras que la víctima desconoció fue un cochecito de bebé. Se hizo una consulta en el local y se pudo determinar el lugar de entrega, un inmueble en la zona sur del conurbano. Se hizo un allanamiento y la persona que figuraba como la receptora del producto, afirmó que a ella le pagaban por recibir mercadería que era adquirida por otra persona.
Esa función, en la organización criminal es conocida como ‘paqueteros’”, explicó una fuente de la pesquisa. La ‘paquetera’ y la persona que le pagaba para recibir la mercadería fueron las primeras que cayeron tras las rejas.
“Tras los primeros allanamientos, se secuestró un teléfono celular que fue la punta del iceberg que nos permitió llegar hasta el clan Apaza Martínez”, agregaron las fuentes consultadas.
Luego del peritaje del teléfono celular secuestrado en los primeros procedimientos, se descubrió cómo operaba la organización criminal.
“Se detectó un canal de Telegram, un grupo abierto de suscriptores, donde se ofrecían números y claves de tarjetas de crédito. Se publicaban los datos de entre 50 y 100 tarjetas. Se vendían entre 5000 y 8000 pesos por plástico. Cada tanto se hacía un refresh de las ofertas”, sostuvo un investigador del caso.
Fuentes judiciales explicaron a LA NACION que la organización desbaratada en las últimas tenía una “usina de tarjetas de crédito y de edición de documentos de identidad” para poder concretar las operaciones comerciales sin contratiempos.
“Inicialmente, el clan Apaza Martínez ofrecía sus servicios en la denominada dark net o deep web, que tenía un espectro de difícil acceso para personas que desconocían el lenguaje de programación básico. Desde hace un tiempo, estas organizaciones trasladaron su perfil de negocios ilegales a la plataforma de mensajería instantánea Telegram, creando canales anónimos, con la mismas características de privacidad que antes ofrecían en la Internet oscura, pero accesibles a personas comunes, y con ello abrieron al mundo su oferta de negocio”, explicó un detective.
Además de los ‘paqueteros’, la organización bajo sospecha controlaba lo que en la jerga se identifica como “cuentas de mulas”, personas que prestan su cuenta bancaria o billetera virtual para que sus superiores jerárquicos reciban el dinero que los clientes pagan a cambio de los datos de las tarjetas de crédito.
“La ganancia del clan Apaza Martínez radicaba en la venta de dichas las denominadas credenciales y no del uso de las tarjetas, dado que esa es la parte más expuesta y riesgosa de la operatoria. El fruto de la venta de estas credenciales, por su volumen, es suficiente para justificar y sostener la actividad de esta asociación delictiva”, dijo una fuente del caso.
Durante la pesquisa, el fiscal Musso tuvo la colaboración del Departamento de Ciberdelitos y Tecnologías Aplicadas de la Procuracion General bonaerense.
En Telegram un perfil conocido como Flakita era el que interactuaba con los “clientes” y recibía las felicitaciones y los agradecimientos por las “compras positivas” que podían hacer con los plásticos comprados.
“Además de ofrecer un listado de 50 o 100 tarjetas, la organización recibía pedidos especiales como tarjetas de crédito con limite de compra de hasta $ 2.000.000″, recordó un detective judicial.
Hoy, los 14 detenidos, estarán frente al fiscal Musso y su equipo de colaboradores.
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