Rosario sangra. Una protesta con velas para iluminar una ciudad atravesada por la violencia, con la pelea entre políticos como telón de fondo
En la céntrica plaza San Martín, vecinos indignados reclamaron mayor seguridad; mientras, el gobernador santafesino, Omar Perotti, y el ministro nacional Aníbal Fernández, continúan su pulseada y se atribuyen mutuamente culpas y responsabilidades
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ROSARIO. El reclamo de mayor seguridad se hizo visible con una marcha en la que las velas actuaron como metáfora de la búsqueda de iluminar la ciudad en medio de la oscuridad de la violencia.
La protesta tuvo como telón de fondo la disputa entre el gobierno provincial y el nacional, que se echan culpas mutuamente y se responsabilizan por el origen de los males de Rosario y la falta de respuestas efectivas ante la crítica situación. Mientras, las balas del crimen siguen arrebatando vidas: minutos antes de la manifestación que se realizó en la plaza San Martín, frente a la gobernación de Santa Fe, fueron asesinadas dos mujeres, de 65 y 50 años, en el barrio La Tablada, en sur de Rosario, y elevaron a 41 los crímenes que se cometieron en los 44 días que lleva este año.
Las últimas horas fueron de terror. Este lunes a la madrugada, la sede de la Policía Comunitaria fue blanco de balazos, que destrozaron los vidrios de lo que iba a ser una estación policial que nunca se terminó. Un día antes, un policía fue asesinado y otra agente resultó herida en un ataque a balazos a un boliche en una zona donde dos sectores de la banda de Los Monos se disputaban la venta de drogas en el lugar.
También una pareja sufrió un violento asalto en el barrio de Arroyito. Las víctimas fueron atacadas a tiros por dos hombres, uno de ellos, en silla de ruedas. Rubén Guzmán y Patricia Rigatuso, músico y bailarina, ambos reconocidos por su trayectoria en el tango, están en la unidad de cuidados intensivos, en grave estado. El violento asalto que sufrieron se produjo cerca de donde, en 2021, fue asesinado en otro intento de robo el arquitecto Joaquín Pérez, un caso que sigue impune.
El descontento creciente de los rosarinos, que no ven que la violencia y la inseguridad den un respiro, no se hizo palpable de forma masiva en la marcha frente a la gobernación, donde unas 150 personas –entre ellas, varios familiares de víctimas– se reunieron para pedir paz. Con fotos de sus parientes y amigos asesinados, los deudos expusieron el dolor por el que debieron atravesar.
Pero los familiares parecieron quedar con poca compañía en la plaza San Martín. La apatía para protestar no es nueva. Las últimas concentraciones del grupo de Familiares de Víctimas de la Inseguridad no tuvieron mucho consenso popular, en medio de una ciudad que naturalizó la violencia con resignación. Las marchas más masivas se habían dado en agosto de 2016 bajo el lema Rosario Sangra, cuando unas 50.000 personas salieron a las calles y se manifestaron frente a los Tribunales y a la sede de gobierno de Rosario para reclamar mayor seguridad. En octubre de 2021 se produjo otra masiva manifestación en el Monumento a la Bandera, donde la presencia del gobernador Omar Perotti y del intendente Pablo Javkin casi termina en incidentes por el descontento de la gente que había ido a protestar.
En medio de la crisis que desató el problema de la violencia narco en Rosario, el gobierno de Santa Fe, en manos del peronista Omar Perotti, y la Casa Rosada protagonizan una disputa política que aleja, por ahora, posibles soluciones. Es posible que este martes el gobernador se reúna con el presidente Alberto Fernández, un encuentro que se produce en un contexto de fuertes críticas cruzadas.
Horas antes de que apareciera, el domingo, una solicitada de Presidencia de la Nación en la que se advertía que “la lucha emprendida por el gobierno nacional contra el narcotráfico no tiene respiro”, Perotti envió un comunicado en el que afirmaba lo contrario. “El Gobierno abandona Rosario”, afirmaba.
El mensaje que decidió elaborar la Casa Rosada había sido fruto de una reunión que el presidente Alberto Fernández mantuvo con el ministro de Seguridad Aníbal Fernández, que llevó una serie de cifras sobre el resultado de los operativos de las fuerzas de seguridad federales en Rosario.
Hasta ahora el presidente había sido receptivo con los pedidos de Perotti, pero un nuevo límite se fijó el fin de semana, según señalaron fuentes del gobierno nacional. Notaron que el gobernador de Santa Fe quería descargar en la Nación la responsabilidad total del problema, como antes habían hecho en los 12 años de gestión socialista, pero ahora el que gobernaba Santa Fe era del mismo partido que el presidente.
Alberto Fernández también mantuvo conversaciones con el intendente de Rosario Pablo Javkin, que está en el medio de la pelea, y prefirió no tomar partido, sino hacer el intento de buscar una salida.
El intendente se reunió el sábado con el nuevo ministro de Seguridad de Santa Fe, Claudio Brilloni, cuya designación no le gustó a Aníbal Fernández, por la relación previa que el excomandante de Gendarmería tenía con Patricia Bullrich durante su gestión en Seguridad.
“Un hombre baleó una comisaría en bicicleta y no hubo persecución. Yo no puedo combatir el narcotráfico con inspectores de tránsito con handies. Lo que puedo hacer es abrir los barrios, abrir calles. Los que tienen armas deben actuar”, explicó el intendente rosarino, quien señaló: “No tengo miedo, pero no por temerario, es mi responsabilidad. Yo estoy en contacto con el Presidente, le di un informe detallado y ayer tuve una primera respuesta. Me niego a que tengamos que discutirlo en estos términos”.
La llegada de Agustín Rossi a la Jefatura de Gabinete le pone otro condimento: no tiene una buena relación con el gobernador de Santa Fe, luego de que se presentara en las PASO de 2021 y luego de que Perotti desplazara a la tropa del Chivo de la gestión en la provincia.
Las declaraciones que molestaron a Perotti fueron las que hizo Aníbal Fernández el viernes, cuando afirmó: “Él dice que el que no entiende soy yo. El que no entiende es él. Es su provincia, es su policía. ¿Por qué no le pregunta a los otros 22 gobernadores cómo resuelven el tema con sus policías? Porque ninguno de ellos tiene problemas. El problema lo tiene él. Entonces, resuélvalo con su policía y nosotros lo ayudamos de la mejor manera”.
Perotti pretende que haya un desembarco de Gendarmería de alto impacto, como ocurrió en abril de 2014, cuando Sergio Berni era secretario de Seguridad, y montó un operativo con 3400 gendarmes que arribaron en pocas horas, una situación que parecía extraída de un film bélico.
A pesar del despliegue, la violencia no bajó. Ese año se cometieron 250 asesinatos. Pero tuvo un impacto político intenso, y en un principio la población, sobre todo de los barrios más complejos, notaba que las patrullas de gendarmes habían aplacado la inseguridad.
Hoy, el despliegue de fuerzas federales en Rosario no tiene la visibilidad que le había impuesto Berni. Pero en cuanto a cantidad de efectivos es casi igual. Eso fue lo que destacó la solicitada de Presidencia de la Nación el domingo: “3693 hombres y mujeres de las fuerzas federales, profesionales de valía, agrupados en un comando unificado, trabajan a diario aportando lo mejor de sí en las calles de Rosario”.
“El gobierno nacional abandona Rosario”, advertía el título de la gacetilla oficial, que llevaba la firma del gobernador santafesino. En el texto, la administración de Perotti aportó más argumentos en boca del mandatario. “Aníbal Fernández nos pide que las provincias nos encarguemos de delitos federales como el narcotráfico. Eso demuestra que el gobierno nacional abandona Rosario. Solo falta que le pidan a Santa Fe custodiar las fronteras del país para que no entren armas o drogas”, apuntó Perotti.
“Está demostrado que con verborragia política y chicanas tuiteras no se resuelven los problemas de inseguridad en el país. La pelea del ministro no debe ser contra este ni contra ningún gobernador, sino contra el narcocrimen”, agregó el gobernador.
Perotti explicó además que “los recursos que vuelven a Santa Fe son pocos al lado de lo que aporta la provincia. Si hay una provincia que aporta, que pone miles de millones de dólares al gobierno nacional, es esta, y cuando Santa Fe pide más ayuda para defender a los y a las rosarinas, recibimos agresiones”.
Otros funcionarios del gobierno de Perotti también salieron en esa línea a cuestionar la falta de respaldo del gobierno nacional. “El avance del narcotráfico marca en Rosario un alerta que no tiene solamente que ver con la ciudad o la provincia, sino que es un tema a resolver para el bien de la patria toda”, señaló el ministro de Gestión Pública, Marcos Corach.
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