Rosario bajo fuego: el intendente Pablo Javkin afirmó que la violencia narco “traspasó todos los límites”
Sostuvo que “no se puede permitir” que el crimen organizado “extorsione a una ciudad entera” y advirtió que si no se les pone freno a los ataques “van a lograr que estos métodos mafiosos se extiendan a todo el país”; cuestionó la descoordinación de patrullajes entre fuerzas federales y provinciales, y reclamó tareas de inteligencia criminal en las cárceles, donde se planifican los atentados
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ROSARIO. “No se puede permitir que extorsionen a una ciudad entera, como Rosario. Si no hay un freno a esta situación van a lograr que estos métodos mafiosos se extiendan a todo el país”, afirmó a LA NACION el intendente Pablo Javkin, quien advirtió que la gravedad del problema narco “traspasó todos los límites” luego del ataque a balazos que se produjo el domingo pasado en un restaurante en pleno centro.
Javkin, dirigente de origen radical y actualmente enrolado en el Frente Amplio Progresista, consideró que luego de esos atentados que provocaron una fuerte conmoción en la ciudad “los comerciantes y empresarios se sienten amenazados ante el temor de ser extorsionados por estos grupos criminales, porque la intimidación es al orden público en general”.
“Me parece que a nivel nacional no se toma dimensión del problema, más allá del plano mediático”, advirtió el intendente.
El domingo de la semana pasada, durante la víspera del feriado, un sicario disparó contra el restaurante El Establo, ubicado en avenida Pellegrini al 1700, una arteria que está repleta de lugares gastronómicos y es un clásico paseo para los rosarinos. El ataque se produjo poco después de las 23.30, cuando el local gastronómico estaba lleno de clientes, que en el momento en que escucharon los balazos se tiraron al piso. Un proyectil rompió una botella de vino que estaba sobre una mesa.
El sicario escapó en una moto enduro a contramano por Pellegrini y luego tomó, también en sentido contrario a la circulación de autos, la calle Italia. “Lo increíble de todo esto es que ningún efectivo de las cuatro fuerzas federales que están en Rosario ni los de la policía de Santa Fe persiguieron a la persona que disparó. Ahora eso se está investigando”, planteó Javkin.
Rosario no cuenta con una policía municipal, por lo que –según señaló Javkin– “no hay mucho margen de acción más allá del control con agentes sin armas” por parte del municipio. “No puedo combatir el narcotráfico con un handy. No tenemos muchas herramientas para enfrentar un problema muy profundo que, si sucediera en Buenos Aires, la reacción sería distinta”.
–El Ministerio de Seguridad de la Nación envió 575 gendarmes a Rosario hace poco más de un mes. ¿Fue efectiva la intervención de las fuerzas federales?
–El último contingente de efectivos federales que llegó a Rosario realiza despliegues en determinadas zonas. La intervención funciona cuando operan en un territorio puntual. Ahí el delito baja. Pero el problema no se termina. Porque crecen la inseguridad y la violencia en otras zonas cercanas, donde los gendarmes no están. Por ejemplo, los patrullajes en el barrio Rucci [en el norte de Rosario] provocaron una merma del delito, pero los hechos de inseguridad se trasladaron a La Florida. Hay poco acompañamiento de la policía. No hay patrullajes para realizar prevención y no hay ni siquiera comunicación entre las fuerzas para coordinar tareas cuando ocurre un hecho, porque usan sistemas distintos de comunicación. Eso quedó evidenciado en el ataque al restaurante. Nadie persiguió al atacante.
"No puedo combatir el narcotráfico con un handy. No tenemos muchas herramientas para enfrentar un problema muy profundo que, si sucediera en Buenos Aires, la reacción sería distinta"
Pablo Javkin, intendente de Rosario
–¿Por qué cree que este tipo de ataques, que algunos legisladores lo catalogan como narcoterroristas, son un punto de inflexión?
–Si esto hubiera ocurrido en la calle Corrientes, en Buenos Aires, la reacción a nivel político e institucional hubiera sido otra. No se toma dimensión que lo que sucede en Rosario con este tipo de métodos mafioso de extorsionar a una ciudad entera. Y el peligro es que este fenómeno se expanda. Hay otras ciudades que tienen problemas con el narcotráfico y la seguridad, pero es en un sector. La villa 1-11-14 tiene un índice de homicidios mucho más alto que el de Rosario, pero el enfoque no es que toda la ciudad de Buenos Aires es la más violenta del país. En Rosario la violencia está focalizada en zonas donde hay disputas entre bandas criminales. Eso, al menos, era hasta ahora. Los atentados contra estaciones de servicio, escuelas y restaurantes generan un daño muy grande porque el mensaje parece ser a toda la ciudad. Y en Rosario la gente que trabaja disfruta del espacio público como en ninguna otra ciudad del país. Hay turistas que vienen a la ciudad y se sorprenden porque los parques están llenos de gente a la noche. Tenemos que impedir que nos gane el miedo.
–¿Lo llamó alguien del Gobierno por lo que pasa en Rosario?
–El único que se comunicó conmigo fue el ministro del Interior, Wado De Pedro, que me escuchó y quiso tener un diagnóstico de la situación de manera directa. Mi visión es que hay un severo problema de inteligencia criminal, sobre todo en las cárceles, que es donde hoy se traman la mayoría de los delitos y episodios de violencia grave que ocurren en Rosario. No veo que el Servicio Penitenciario de Santa Fe esté observando esta situación que es palpable, que se traslada a que la mayoría de las causas judiciales por actividades mafiosas tengan como protagonistas a presos, que fueron imputados, algunos de ellos condenados, y siguen cometiendo delitos desde los penales. Es imposible que estos métodos que utiliza el crimen organizado desde las cárceles se lleven adelante con total naturalidad. Lo mismo pasa en el penal de Marcos Paz, donde hay varios jefes de organizaciones narco detenidos.
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