La defensa del jubilado que mató a un ladrón sostiene que un peritaje lo beneficia
La defensa de Jorge Ríos, el herrero de Quilmes acusado de homicidio agravado por el uso de armas, por haber asesinado a balazos a un ladrón que había entrado a robar en su casa, sostiene que un peritaje de la ropa del delincuente determinó que los disparos fueron hechos a un distancia superior a los 50 centímetros, y que eso descartaría la hipótesis de que el jubilado haya matado a quemarropa a Franco Moreyra cuando este estaba indefenso en el piso, en la esquina de la vivienda donde había ocurrido el asalto.
No obstante, calificadas fuentes de la investigación consultadas por LA NACION afirmaron que "la distancia de disparo no tiene mayor relevancia" y que "hay un testigo presencial de los disparos y tres vainas que fueron secuestradas donde estaba el cadáver". Además, las mismas fuentes precisaron que había restos de deflagración de pólvora sobre ambas manos de Moreyra, lo que podría indicar que la víctima intentó cubrirse cuando Ríos le disparó.
El hecho, que es investigado por el fiscal Ariel Rivas, sucedió el 17 de julio pasado cuando seis delincuentes entraron tres veces en poco tiempo a robar en la casa de Quilmes Oeste donde Ríos vivía desde 1978. La defensa intenta probar que el herrero baleó al ladrón porque, de lo contrario, lo hubiese matado a él.
"El peritaje sobre la ropa de Moreyra determinó que no hubo disparos a corta a distancia. Los disparos que recibió Moreyra no fueron hechos por Ríos cuando el delincuente estaba en la vereda. Esto comprueba que los tiros fueron hechos en el patio de la casa, es decir que estamos ante un caso de homicidio en legítima defensa privilegiada", afirmó el abogado Fernando Soto.
Al respecto, los abogados Soto y Marino Alejandro Cid Aparicio se apoyan en un reciente resultado pericial que reveló la existencia de rastros de pólvora en las manos de Moreyra. Con esto, los abogados del herrero jubilado intentarán probar que el ladrón estuvo armado, sea con un arma propia -que no apareció- o con la propia pistola de Ríos, en un forcejeo.
La hipótesis de la defensa no coincide con la teoría de los investigadores del caso. Para los detectives, los restos de deflagración de pólvora en las manos de Moreyra son producto del momento en que la víctima levantó las manos para intentar cubrirse y evitar ser alcanzado por los disparos. Las fuentes consultadas sostuvieron que esta secuencia quedó registrada en las filmaciones incorporadas en el expediente.
Según "el estudio de cada uno de los orificios descriptos [en la ropa de Moreyra] en el presente informe, así como también de las zonas afectadas por el paso de los proyectiles de arma de fuego, no se observaron restos de pólvora, ahumamiento o quemaduras. Por lo expuesto se podría inferir que el o los disparos se habrían realizado a una distancia superior a los 50 centímetros desde la boca del cañón hasta el plano de las prendas", reza el peritaje hecho por el Instituto Criminal y de Ciencias Forenses del Ministerio Público Fiscal que, según la defensa, beneficia a Ríos.
Al no haber riesgo de fuga o peligro de entorpecimiento de la investigación, Ríos, de 70, fue excarcelado. "Tengo la tranquilidad de que a estas personas no las fui a buscar. Yo estaba en mi casa tranquilo, descansando. Tengo casi 71 años, no tengo la fuerza que tenía este muchacho [Moreyra]. Nunca me voy a vanagloriar de haberle quitado la vida a una persona. No nací para esto, pero sucedió", dijo el jubilado en una entrevista con LA NACION un mes después de los hechos.
Ríos fue atacado por cinco ladrones cuando dormía en su casa en la calle Ayolas al 2700. Se sabe que fue golpeado y atacado con un destornillador, y él se defendió con una pistola Bersa Thunder calibre 9mm.
Los asaltantes huyeron de la casa; quedó rezagado Moreyra, alias "Piolo", con evidentes dificultades para movilizarse. Alcanzó a llegar a la esquina y, a la vuelta, cayó al piso. Allí lo encontró el herrero, que había salido a buscarlo. Las imágenes de cámaras de seguridad muestran que lo increpa y lo patea; el fiscal cree que, ahí, en la vía pública, Ríos le disparó y lo remató.
Por el asalto al jubilado, la policía detuvo a los cuatro presuntos cómplices de Moreyra: David Ezequiel Córdoba, de 25 años; Cristian Chiara, de 23; Martín Ariel Salto, de 27, y Claudio "El Enano" Dahmer, también de 27.
Ríos y toda su familia tuvieron que abandonar el barrio en el que vivieron buena parte de su vida debido a las amenazas de los familiares y amigos del Piolo. Temen una represalia mortal.
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