Recibía amenazas hace seis meses. Un sicario mató a un hombre a balazos cuando sacaba el auto de la casa de su cuñado
El homicidio ocurrió en la madrugada del Año Nuevo en el barrio La Matera, en Merlo; la víctima alquilaba departamentos para que funcionaran como privados; sospechan de un ajuste de cuentas
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A Ramón Adán Zurita comenzaron a amenazarlo hace seis meses. No obstante nunca radicó denuncia alguna. Sabía que si alertaba a la Justicia o a la policía podría quedar al descubierto la actividad que desarrollaba.
Después de muchos años de trabajar como jefe de seguridad de un prostíbulo que funcionaba en la zona de Flores y que fue cerrado luego de un allanamiento ordenado por la Justicia federal, Zurita comenzó a alquilar departamentos que funcionaban como privados.
Durante la madrugada del Año Nuevo, Zurita sacaba su automóvil Nissan gris de la cochera de la casa de su cuñado, situada en Nolasco Flores y Hurtado, en el barrio La Matera del partido de Merlo. En ese momento, Zurita tuvo que detener la marcha del vehículo porque se cruzó el conductor de un Chevrolet Corsa.
El sospechoso que viajaba en el asiento del acompañante descendió del Corsa, se dirigió a Zurita y le disparó un balazo en la cabeza. No pasaron más de diez segundos entre el momento de la interceptación, el balazo y la fuga. Al lado del cuerpo de la víctima, los peritos de la División Policía Científica hallaron una vaina servida que sería calibre 9 mm.
Hasta anoche no había ningún sospechoso detenido o identificado, pero debido a que no hubo robo, los investigadores policiales y judiciales abonaron la hipótesis que indicaría a Zurita lo mataron en el contexto de un ajuste de cuentas, supuestamente motivado por la actividad que, aparentemente desarrollaba: alquilaba departamentos para que funcionaran como privados.
A partir de la reconstrucción del homicidio realizada por los investigadores se habría determinado que Zurita no tuvo tiempo de reaccionar. La mecánica de la emboscada, la falta de exigencia del automóvil de la víctima y el hecho de que el asesino descendió del Chevrolet Corsa y se dirigió a Zurita para dispararle un balazo en la cabeza, abonaron la hipótesis de que se trató de un homicidio por encargo, cometido por un sicario.
Zurita, de 67 años, vivía en Flores y estaba de visita en la casa de su hermana y de su cuñado. Además, estaba en pareja con una mujer de 37 años. Cuando comenzó a recibir las amenazas hace seis meses le pidió a su pareja que abandonara la Argentina. La mujer estuvo tres meses en Paraguay, pero regresó hace cuatro meses.
Otro hecho que aumentó el temor de Zurita fue el robo que sufrió en la casa de su esposa. La actual pareja de la víctima, casi treinta años menor, vivía en Monte Grande. Mientras que la esposa, en la zona de Flores, allí fue donde supuestamente habían ingresado ladrones que revolvieron la vivienda. Según sus amigos, Zurita estaba muy nervioso. Temía por su vida y la de su familia, lo que lo llevó a la necesidad de modificar algunos hábitos y costumbres debido a las amenazas.
Con respecto a los sospechosos del homicidio, se pudo saber que el tirador que descendió del Chevrolet Corsa gris, tenía pelo largo, mientras que el conductor vestía remera azul y gorra negra. El sicario efectuó un solo disparo que pegó en la cabeza de la víctima.
Al llegar a la escena del homicidio, los investigadores hallaron una vaina servida. El hallazgo de este elemento abonaría la hipótesis de que el sicario usó una pistola y no un revólver. El disparo habría sido realizado con un arma calibre 9 mm, el mismo calibre que, por ejemplo, usa la policía bonaerense.
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