Quién es Lucas González y qué se sabe del caso
Empezó el juicio por el homicidio del futbolista juvenil de Barracas Central, que fue asesinado por policías de la Ciudad en noviembre de 2021; hay 14 acusados, tres por los disparos mortales y el resto, por encubrir el hecho y torturar a los tres adolescentes que sobrevivieron al ataque
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Este jueves comenzó en Buenos Aires el juicio oral por el asesinato de Lucas González, el futbolista de 17 años de Barracas Central que fue asesinado por oficiales de la Policía de la Ciudad mientras volvía a su casa en un auto con tres amigos, en noviembre de 2021.
El día 17 de noviembre de 2021, cerca de las 9.30, los cuatro retornaban desde el club a sus respectivas casas en el barrio San Eduardo, de Florencio Varela. Mientras que González había ido a entrenar con la sexta división, donde ocupaba la posición de enganche, sus amigos Joaquín Zúniga, Julián Salas y Niven Huanca habían ido a probarse al Guapo.
Poco después de comprar un jugo en un kiosco, el Volkswagen Suran en el que se trasladaban fue interceptado en el cruce de la avenida Iriarte y Vélez Sarsfield por un Nissan Tiida color champagne del que bajaron tres hombres que les apuntaron con pistolas.
Aunque ningún distintivo permitía suponerlo, estas personas pertenecían a la Policía de la Ciudad: eran el inspector Gabriel Alejandro Issasi, el oficial mayor Fabián Andrés López y el oficial Juan José Nieva. Los tres están imputados como coautores de los delitos de “homicidio agravado por haber sido cometido con alevosía, por placer, por odio racial, por el concurso premeditado de dos o más personas y por cometerse abusando de su función o cargo por un miembro de una fuerza policial”.
No tenían uniforme y su auto carecía de identificación oficial, por lo que los cuatro jóvenes creyeron que se trataba de un robo. El primer impulso fue acelerar el vehículo. Ahí comenzó una persecución en donde desde el auto policial salieron al menos cinco disparos, de los cuales cuatro impactaron en la carrocería y uno de ellos en la cabeza de González.
Los jóvenes escaparon con su amigo malherido hasta que los frenaron otros dos policías en el cruce de Luzuriaga y Perdriel. Huanca pudo huir, mientras que Zúñiga y Salas quedaron detenidos y esposados durante casi nueve horas, las primeras dos tirados en el piso, contra el asfalto, y las últimas siete en un patrullero. Dentro del auto Volkswagen Suran, la gorra de González quedó como testimonio del ataque. El joven fue trasladado de urgencia al hospital Penna y, más tarde, al sanatorio El Cruce, de Florencio Varela, donde Lucas murió al día siguiente. Sus tres compañeros –Huanca, acompañado de su madre, se entregó más tarde en una comisaría cercana– fueron registrados como delincuentes y pasaron una noche privados de su libertad en el Instituto de menores Inchausti.
Las primeras horas después del suceso estuvieron dominadas por la versión policial, en la que los tres oficiales dijeron haber perseguido al Volkswagen Suran por ser sospechosos de una investigación, y solo haber disparado después de ver un arma en la mano de uno de ellos. Por aquellos momentos las autoridades presentaron una pistola supuestamente extraída del vehículo, que más tarde se descubrió que era una réplica que habían “plantado” para evitar que se investigara el caso como un asesinato de gatillo fácil.
Los acusados por el caso se dividen entre los tres imputados por hacer los disparos que derivaron en la muerte de González y otros once policías de la Ciudad, de diferentes rangos, acusados de encubrir el crimen y torturar a los amigos del asesinado en los momentos posteriores al hecho, así como intentar hacerlos pasar por delincuentes para que la muerte de González pareciera consecuencia de un enfrentamiento armado.
Además, están acusados de haber aplicado “tormentos y sufrimientos físicos y psicológicos” sobre los menores, como recuerdan desde el Ministerio Público Fiscal: entre otras cosas, se les atribuyó haberle dicho a Salas y Zúñiga “a estos villeritos hay que darle un tiro en la cabeza a cada uno”.
En este último grupo, los que ostentaban mayor jerarquía eran el comisario inspector del Departamento Comunal Vecinal 4 Daniel Alberto Santana; el comisario de la Comuna Vecinal 4A, Rodolfo Alejandro Ozán; el comisario de la Comisaría Vecinal 4D, Fabián Alberto Du Santos; y el comisario de la Comuna 4D, Ramón Jesús Chocobar. También están acusados el comisario Juan Horacio Romero y el subcomisario Roberto Orlando Inca, ambos de la División Sumarios y Brigadas de la Comuna 4; el principal de la Comuna 4D, Héctor Claudio Cuevas; y los oficiales de la Comisaría Vecinal 4D Sebastián Jorge Baidón, Jonathan Alexis Martínez , Ángel Darío Arévalos y Daniel Rubén Espinosa.
Las responsabilidades de los imputados serán definidas por el Tribunal Oral en lo Criminal N°25 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, integrado por los jueces Hugo Navarro, Ana Dieta de Herrero y Marcelo Bartumeu Romero. Debido a la gran cantidad de imputados, el proceso se trasladó a la espaciosa Sala Auditorium, de los tribunales federales de Comodoro Py.
La primera audiencia del juicio tuvo lugar el pasado jueves, y allí declararon los tres policías acusados de atacar a los jóvenes. Como difundió el Ministerio Público Fiscal, los tres sostuvieron que actuaron de manera correcta: “En este hecho estoy seguro de que actué en cumplimiento del deber, que ejercí legítima defensa y que no cometí ningún delito”, aseguró Issasi, mientras que López y Nieva declararon en esa misma línea, como remarcan desde dicho organismo del Poder Judicial.
Está previsto que las audiencias se desarrollen, además, el 28 del actual; el 11 y 20 de abril; el 2, 9 y 23 de mayo; el 6, 15 y 29 de junio y el 11 de julio.
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