Quién es el peligroso narco que busca aterrorizar a jueces y fiscales
El jefe de Los Monos está en prisión desde 2013, pero mantiene la estructura de comando y control de su grupo de vendedores de drogas y sicarios
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ROSARIO.-Máximo Ariel Cantero, conocido como Guille, está preso desde junio de 2013, cuando se entregó a la policía, acusado de asociación ilícita. Su cabeza tenía precio en Rosario después de que desatara una guerra narco protagonizada por la banda de Los Monos para vengar el crimen de Claudio Cantero, alias Pájaro, hermano de Guille.
Desde hace ocho años que el líder de esta banda criminal está detenido. Pasó por siete cárceles federales y provinciales. Fue condenado en seis causas a sentencias que sumaron 62 años. En este nuevo juicio por 14 atentados a jueces, en el que está acusado de ordenar los ataques, los fiscales pidieron 24 años de prisión, con lo cual podría sumar dentro de 15 días 86 años de cárcel. Ya no tiene nada qué perder. Por eso, Cantero se burló en el juicio que comenzó este viernes al señalar que “su oficio es contratar sicarios para tirar a los jueces”.
Guille es uno de los miembros más feroces de Los Monos. Es conocido por ser un hombre sanguinario que no duda en ordenar a sus sicarios la ejecución de sus rivales, algo que –según detectó la justicia- se repitió durante este tiempo desde las distintas cárceles por las que pasó. Cuando se entregó en 2013 lanzó una frase que se hizo mitológica entre el mundo criminal. Fue una profecía contra sus rivales, que cumplió: “(A los Bassi) les vamos a entregar los cuerpos sin cabeza. Y no va a quedar ni un pollo en el gallinero”, prometió. Dos hermanos y el padre de Pollo Bassi fueron asesinados después de esta advertencia.
Cantero está preso actualmente en el pabellón Nº7 de la cárcel de Marcos Paz. En todas las cárceles en las que estuvo siguió con su actividad: el narcotráfico y el control de crímenes y amenazas. Enfrenta más causas en la justicia. Este año será juzgado también por lavado de dinero proveniente del narcotráfico.
Es probable que Cantero pase mucho tiempo en la cárcel. Las condenas aún no están unificadas, algo que deberá hacer, cuando las causas queden firmes, el tribunal del caso de asociación ilícita y homicidios, que condenó a Guille a 22 años de cárcel en abril de 2018. El tope máximo de unificación de las condenas es de 50 años, y como Cantero es reincidente no le corresponde la libertad condicional.
Entre las condenas que acumuló hay un antecedente de amenazas a magistrados. En 2016, desde el teléfono público del penal, Guille llamó dos veces al juzgado de Edgardo Fertita. Atendió una empleada que realizaba una pasantía. Cortó y a los pocos minutos volvió a comunicarse. Le dijo: “Te dejo este mensaje. Decile (al juez) que se meta el traslado ya sabe dónde, y que lo voy a matar”. En 2020 fue condenado a seis años y ocho meses de prisión.
Fertitta había fallado en contra de la banda, cuando en 2015 -junto con José Luis Mascali y Julio Kesuani - declaró nulo el acuerdo de juicio abreviado que beneficiaba a Guille, quien inesperadamente y sin ninguna justificación había pasado de autor material a partícipe del crimen de Diego Demarre, ocurrido el 27 de mayo de 2013. Con ese pacto judicial, el líder de Los Monos hubiese recuperado la libertad este año.
El enojo del líder de los Monos con el magistrado se debía a que Fertitta había rechazado que Cantero fuera trasladado desde el penal de Rawson a la cárcel de Piñero, a unos 20 km de Rosario. Luego, los “aprietes” a los jueces se hicieron visibles en 14 atentados contra residencias de magistrados, todos ordenados por el líder de la banda narco.
En la cárcel el líder de Los Monos hizo siempre lo que quiso. La causa por narcotráfico, llamada Los Patrones, se originó cuando Guille estaba preso en Piñero. Los llamados salían de las celdas 311 y 317, que ocupaban Cantero y su lugarteniente Jorge Chamorro, condenado a 17 años de prisión.
Las directivas para mantener el negocio del narcotráfico las recibían sus dos parejas, Vanesa Barrios y Jesica Lloan, quienes junto con otras mujeres, entre ellas la madre de Guille Celestina Contreras, eran las encargadas de mantener fuera del penal el negocio narco.
En ese expediente se investigaron los contactos y los engranajes que servían al líder de Los Monos fuera de los muros del penal para mantener la producción, adquisición y la distribución de cocaína y de marihuana.
En junio de 2019 se detectaron en la cárcel de Ezeiza las triangulaciones que realizaba el jefe de Los Monos para pasar mensajes breves y directos desde ese penal. Era el pivot de las maniobras de venta de drogas.
Estas operaciones no las hacía con un teléfono celular, sino a través de un compañero de celda que pasaba las directivas del negocio narco a una mujer, pareja de uno de los miembros de Los Monos, quien a su vez llevaba el mensaje a Gustavo Martinotti, alias Toro, un ex barrabrava de Rosario Central, quien está preso en la cárcel de Coronda, en Santa Fe. Toro, un aliado de Guille, se contactaba con otro engranaje de la organización, El Peruano, que era el proveedor de los deliverys de varias zonas de Rosario, entre ellos, el barrio 7 de setiembre.
Tras una extensa investigación que realizó la División Antidrogas de la Policía Federal, se pudo determinar, luego de 21 allanamientos y 15 detenciones, que las cárceles de Ezeiza, en la provincia de Buenos Aires, y de Coronda, en Santa Fe, estaban conectadas a través de Guille Cantero.
El 2 de mayo de 2019, la entonces ministra de Seguridad de la Nación Patricia Bullrich anunció que en un allanamiento realizado en la celda de Guille Cantero en el penal de Ezeiza se habían secuestrado tres teléfonos celulares.
A partir de ese momento, el líder de Los Monos no tuvo más móviles para comunicarse con sus lugartenientes -aunque se sospecha que ahora volvió a usar teléfonos- en Rosario y utilizó este tipo de triangulaciones, con “visitas compradas” y el teléfono público del pabellón. En enero del año pasado los celadores del penal de Marcos Paz detectaron que el líder narco movía la cámara de seguridad con un palo de escoba para evitar ser registrado cuando hablaba por teléfono.
El hecho no tendría tanta relevancia, sino es que a través de ese teléfono fijo del penal, según la imputación que hizo el fiscal de Rosario Luis Schiapa Pietra, Guille Cantero tramó el ataque al casino City Center de Rosario, el 12 de enero de 2019, donde dos personas en moto realizaron varios disparos contra el edificio, y asesinaron al gerente del banco Nación de Las Parejas, Enrique Encino, de 64 años, que había salido a fumar a un sector habilitado del primero piso.
Esa causa derivó en una investigación por juego clandestino en la que están detenidos los fiscales Patricio Serjal y Gustavo Ponce Asahad, por cobrar coimas del empresario Leonardo Peiti que manejaba el juego clandestino. Los Monos extorsionaban a este hombre que les pagaba a los narcos con el traspaso del manejo y la recaudación de las salas de juego. Por esta causa también está acusado el senador peronista Armando Traferri, que el próximo lunes será imputado en una audiencia, aunque es probable que no se presente amparándose en los fueros que lo protegen, a pesar de que un juez declaró la inconstitucionalidad del artículo 21 del Código Procesal Penal que impide que un legislador sea investigado.
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