Qué pasó con los chicos del Jardín Tribilín
Los principales desafíos para padres e hijos luego de los maltratos; en qué estado está la causa
La niña F. lloraba a los gritos cuando su mamá intentaba lavarle la cara. La hija de Diego tenía pesadillas todas las noches. J. entraba en un ataque de histeria cuando querían enjuagarle la cabeza. *
Todos ellos son niños de menos de dos años que asistían al Jardín Tribilín de San Isidro, cuyo personal fue denunciado por malos tratos . El hecho se dio a conocer en febrero, cuando Diego Hernayes, padre de una de las nenas, puso un iPod escondido en la mochila de la menor para poder grabar todo lo que pasaba en el lugar. Así quedó registrada una secuencia escalofriante de gritos, llantos y hasta golpes. Las denuncias recayeron en Yanina Gogonza y Noelia Gallardo, dos de las maestras y otras tres personas que trabajaban en la institución, ubicada en O'Higgins al 500.
Ahora, siete meses después de que se conociera la situación, los padres de los chicos cuentan cuáles son los principales desafíos que tuvieron que afrontar: chicos con ataques de pánico, con atracones, asustados de sólo pasar frente al jardín. Algunos incluso se convirtieron en una especie de "investigadores privados", chequeando los antecedentes del personal de los nuevos jardines.
"Al principio fue muy difícil. La nena se enojaba por algo, y no sabíamos qué pensar. Nos cuestionábamos si era un capricho normal de la edad o una secuela de lo que le hicieron en Tribilín", dice Hernayes.
Lo mismo les sucedió a los padres de F., otro de los nenes, que cuando los hechos salieron a la luz tenía apenas dos años. "Mi hijo pasó de amar el agua a tenerle terror. Se convirtió en otro nene. Era imposible entender las causas porque no sabía hablar todavía", cuenta Valeria, mamá de F.
Su hijo, explica, tuvo un shock post traumático, sobre todo relacionado al tema del agua. "Ahora está recuperado. Costó, tiene sus altibajos", dice Valeria. "Nos damos cuenta de que se acuerda de cosas. Un día pasamos por el frente del Jardín Tribilín y F. le dijo al papá ‘Acá no, papi’, y movía el dedito".
"Yo confiaba ciegamente en Yanina y Noelia. Han venido a cumpleaños, bautismos, y hasta a tomar mate a mi casa... y después me entero de que maltrataban a mi hijo", se lamenta Valeria.
Volver a confiar
El proceso también fue difícil para los padres. Tuvieron que buscar un nuevo jardín, con el año ya empezado, debieron reacomodar sus rutinas laborales y, sobre todo, se vieron obligados a tener que confiar el cuidado de sus hijos a nuevos desconocidos.
Uno de los padres, que prefirió mantener su nombre en reserva, cuenta que le tocó vivir una nueva situación preocupante luego de lo que ocurrió con su hijo en Tribilín. "Lo anotamos en otro jardín. Al poco tiempo, la maestra del lugar se jubiló. Trajeron a una nueva", dice este padre. "Como habíamos quedado preocupados con lo que pasó, averiguamos por nuestra cuenta quién era esta mujer. Nos enteramos de que tenía antecedentes psiquiátricos e intentos de suicidio", relata. "No lo podíamos creer, era revivir la pesadilla, con todo el esfuerzo que nos costó volver a confiar", se lamenta.
La maestra no pasó el período de prueba y fue reemplazada por otra persona, por lo que estos padres no tuvieron que buscar un nuevo jardín.
La situación fue difícil también para los padres de J., otra de las nenas que iba a Tribilín. "Mi nuera tuvo que dejar de trabajar, estuvo con ataques de pánico, sentía culpa de no haberse dado cuenta antes", dice Patricia Speranza, abuela de J.. "La nena no volvió a jardín porque a mi nuera le quedó el temor", agrega.
Los primeros meses después de salir de Tribilín, J. tenía momentos de "ausencia". "Escuchaba llorar a un nene, aunque fuera en la tele, y se quedaba en blanco durante varios minutos. Tampoco le podíamos lavar la cabeza", cuenta Patricia. "Durante mucho tiempo, comía de golpe hasta hacer arcadas. Después se fue normalizando, por suerte hoy está mucho mejor", añade.
La desconfianza se arraigó en toda la familia. "Yanina y Noelia eran íntimas amigas de mi hijo, el papá de J., venían a mi casa, tomaban mate... cuando me enteré no lo podía creer. Nos mintieron descaradamente. Nos engañaron", cuenta Patricia.
En qué estado está la causa
Cuando se inició la investigación de los hechos denunciados en el Jardín, el fiscal Franco Servidio solicitó las detenciones de las cinco personas acusadas por considerarlas responsables del delito de abandono de persona agravado. El pedido del fiscal incluyó a las docentes Yanina Gogonza y Noelia Gallardo, la madre de Gogonza, Graciela Di Pascuale, quien se desempeñaba como auxiliar, y las dos propietarias del establecimiento.
El juez de Garantías, Rafael Sal Lari les concedió a las cinco la eximición de prisión . En su resolución, el magistrado consideró que "sólo arbitrariamente puede afirmarse como acreditados los extremos objetivos y subjetivos del tipo penal escogido", es decir la calificación de "abandono de persona agravado" que había señalado el fiscal.
También consideró la existencia de la presunción de inocencia sobre las imputadas y el hecho de que el delito por el que fueron acusadas es excarcelable.
"Falta que las llamen a indagatoria y decidir si la causa se va a elevar a juicio", cuenta a LA NACION Gustavo Romero, abogado de los padres de los menores.
"Se hicieron las pericias psicológicas a las acusadas y también a algunos de los chicos, los que no eran demasiado pequeños", explica el letrado.
"No está del todo determinada la imputación. En algunas pericias surge que a los chicos les hundían la cabeza en agua, eso podría ser considerado una amenaza", dice Romero.
Además, explica que las acusadas están en libertad pero tienen que concurrir todos los meses al juzgado.
Por otra parte, aclara que "los chiquitos van a quedar apartados de todo esto, hablarán los padres, sobre todo Diego que fue el que descubrió todo con la grabación".
En cuanto a la ayuda que se les brindó, Romero cuenta que se consiguieron matrículas para que los chicos pudieran entrar a otros jardines y, "en los casos en los que la cuota es más cara, el Municipio se ofreció a pagar la diferencia".
*Los nombres completos de los chicos no figuran por cuestiones de protección al menor
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