Prófugo, pero romántico. Lo buscaban por un secuestro, se escapó a Brasil y cayó el Día de los Enamorados en Puerto Madero
El fiscal Sergio Mola pidió que Hernán Sánchez sea procesado con prisión preventiva; en los próximos días, el juez Ernesto Kreplak debe definir la situación procesal del sospechoso
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Cuando supo por su suegro, un excomisario de la Policía de la Ciudad, que lo buscaban por una “causa pesada”, decidió escapar y estar prófugo de la Justicia. Se fue a Brasil, después de cruzar por Misiones, por un paso fronterizo ilegal, donde trabajó en el lavadero de un conocido argentino, en Florianópolis. Le pagaban 3500 reales por mes. Pero volvió a la Argentina y se escondió en el Partido de la Costa. Se compró un auto, por el que pagó una primera cuota de 5000 dólares, pero para hacer el boleto de compra-venta utilizó el nombre de su hermano. El último Día de los Enamorados, hace 11 días, invitó a su novia a cenar. Él no lo sabía, pero estaban tras sus pasos y cuando salió del restaurante de Puerto Madero que había elegido para la salida romántica fue detenido por detectives de la Policía Federal Argentina (PFA).
En las últimas horas, el fiscal federal de Lomas de Zamora Sergio Mola pidió que Hernán Sánchez, de 27 años, sea procesado con prisión preventiva. Está acusado de haber participado de la “sustracción, retención y ocultamiento de L. J. M. con el fin de obtener el pago de un rescate a cambio de su liberación, propósito que se logró”. En los próximos días, el juez Ernesto Kreplak tiene que decidir la situación procesal del sospechoso.
El secuestro ocurrió el 22 de mayo de 2022 en Avellaneda. En ese momento, la víctima tenía 17 años. Los delincuentes, según el expediente judicial, cobraron un rescate de 450.000 pesos, unos 2200 dólares según la cotización de ese momento.
“Primero que nada quiero declararme inocente”, sostuvo Sánchez al comenzar su declaración indagatoria, según pudo saber LA NACION de fuentes judiciales. En la audiencia también participaron representantes de la Unidad Fiscal Especializada en Criminalidad Organizada (Ufeco), conducida por el fiscal federal Santiago Marquevich.
El supuesto “entregador” del secuestro fue identificado como Bruno Lado, de 24 años. “Imputamos a Lado el haber intervenido, junto con Sánchez y otras personas aún no identificadas, en la sustracción, retención y ocultamiento de L. J. M. con el fin de obtener el pago de un rescate a cambio de su liberación, propósito que se logró”, según explicaron los fiscales Mola y Marquevich en el requerimiento de la elevación a juicio respecto del sindicado “entregador”.
Según el expediente judicial, hasta que se pagó el rescate exigido por los captores, la víctima estuvo cautiva en un Renault Clío que estaba a nombre de la madre de la novia de Sánchez y que el padre de la joven estaba autorizado a conducir.
“Me mantuve prófugo porque mi suegro [que en ese momento tenía un importante cargo en la Policía de la Ciudad] me dijo que era una causa muy pesada. Si bien yo sabía que era inocente, también sabía que efectivamente estuve ahí, entonces estaba muy asustado por mí y por mi mamá, que ya la había hecho pasar mal momento hace nueve años por un accidente de moto. Ella estaba enferma, entonces no quería hacerla pasar un mal momento. Por eso me tuve que profugar, porque estaba asustado y mi mamá tampoco quería que me presente ante la Justicia. Yo me fui a Brasil, donde estuve como ocho meses trabajando en un lavadero de un conocido argentino. A Brasil pasé por un paso fronterizo clandestino”, dijo Sánchez en su indagatoria, según pudo reconstruir LA NACION de fuentes judiciales.
El sospechoso contó qué hizo y cuánto ganaba mientras trabajo en Brasil. “Para solventar mis gastos, mientras estuve en situación de prófugo, me mantuve, por un lado, con el dinero que cobré después de un juicio por un accidente de tránsito, donde me dieron un 1.800.000 de pesos y con el trabajo en un lavadero, en Canasvieras y Jurere que me pagaban alrededor de 3500 reales”.
Cuando volvió a la Argentina, para evitar ser detenido, usaba el DNI de su hermano. Así, si en un control policial le pedían los documentos, “no saltaba” que tenía pedido de captura.
“Quiero aclarar que unos días antes de lo que pasó, Lado también me había contactado para venderme un teléfono celular. No me acuerdo si era un iPhone 12 o 13, y como me parecía muy caro, no se lo compré. Unos días después de que ocurrió el hecho, yo volví a hablar con Bruno y le dije que yo no tenía nada que ver, que no era de mi incumbencia, que en todo caso era un problema entre ellos”, sostuvo en su indagatoria.
La novia y los suegros de Sánchez nunca estuvieron imputados en el marco de la investigación. “Yo supe que estuve prófugo porque un día estaba en mi casa y mi suegro la llamó a mi novia, preguntándole que había pasado con el auto de él que estaba secuestrado. En ese momento tuve una discusión muy fuerte con mi novia. Ahí yo me enteré de que en el auto había quedado un iPhone 13 Pro Max que era de este chico [la víctima] y me di cuenta de que estaba hasta las bolas. El teléfono celular lo tiré en un contenedor del barrio porque me asusté. El celular lo encontré alrededor de dos días después que ocurrió este llamado de mi suegro, ocasión en la que yo llevé el auto a lavar y encontraron el teléfono abajo del asiento delantero derecho del lado del acompañante”, explicó el sospechoso.
El 1° de julio de 2022, cuando pidieron las detenciones de Lado y del “prófugo romántico”, los representantes del Ministerio Público Fiscal sostuvieron: “Existen elementos de sospecha suficientes para sostener que Sánchez formó parte del grupo que sustrajo a la víctima, la mantuvo cautiva en el vehículo Renault Clío negro y que, tras el pago del rescate exigido, lo liberó”.
Sobre Lado, los investigadores dijeron: “Existen elementos de sospecha suficientes para sostener que Lado ha oficiado como ´entregador´ de la víctima. Ello, en virtud de que, para planificar y perpetrar el secuestro, Lado aportó datos vinculados a la vida privada de la víctima activa, que conocía como consecuencia de la relación que mantenía con ella”.
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