Procesaron al Patrón del Oeste, el narco que quería ser como Pablo Escobar
El desfile de vehículos que entraban y salían de la Quinta Nápoles, en La Reja, era incesante. Todos los que vivían alrededor estaban tranquilos y no se preocupaban de lo que sucedía en ese enclave de Moreno. Pensaban que Silvio Canteros, que vivía allí de manera ostentosa, casi excesiva, era policía. Así lo daba a entender este hombre que acaba de cumplir 38 años cuando pasaba con su camioneta 4X4 con balizas similares a las que usan las fuerzas de seguridad.
Eso creían los vecinos. Para la Justicia, en cambio, Canteros era investigado por una serie de delitos. Ahora, el juez federal de Morón Néstor Barral los procesó con prisión preventiva a él y a su novia, Florencia López, por los delitos de tráfico de estupefacientes y tenencia para su comercialización, tenencia de armas de uso civil y de guerra sin la debida autorización legal y tenencia ilegítima de documentos de identidad ajenos.
Canteros fue "bautizado" por los investigadores como El Patrón del Oeste, un remedo de su ídolo, el colombiano Pablo Escobar Gaviria, temible jefe del Cartel de Medellín.
No se trata solo de una humorada de la policía. Todo indica que el apodo fue elegido por él mismo. En el parabrisas trasero de la Dodge Ram que conducía había pegado grandes letras de vinilo blancas para formar las palabras El Patrón. En las fotos que subía a las redes sociales posaba con armas y rodeado de mujeres. Tenía incluso una pistola dorada y en su jardín había cascadas y esculturas de flamencos. En su habitación se encontró la colección completa de la serie sobre la vida del jefe del Cartel de Medellín. Y a la quinta donde vivía y fue detenido le había puesto de nombre el mismo que Escobar Gaviria había elegido para su famosa hacienda en Antioquia.
Cuando fue indagado, Canteros afirmó que todo lo que se encontró en su quinta relacionado con Escobar Gaviria lo había comprado porque le gustaba la serie que retrató la vida de El Patrón del Mal.
Pero a diferencia del mercado de cocaína que movió el jefe del Cartel de Medellín, el Patrón del Oeste se dedicó, hasta su detención, a la venta de drogas al menudeo. Así lo sostuvo el juez Barral en su resolución: "Respecto del desconocimiento alegado por Canteros en relación al material estupefaciente decomisado en el domicilio en el que el mismo reconoció que residía, los lugares en los que los mismos fueran hallados –la cocina, el dormitorio y el living- y la forma en que se encontraban acondicionados, listos para su expendio al menudeo, impiden suponer una tenencia no conocida o no querida".
La investigación que llevó tras las rejas a Canteros, a su novia y a otros sospechosos comenzó el 16 de abril pasado, con información que recibieron funcionarios de la policía bonaerense en reuniones periódicas con vecinos de Moreno. Después de las denuncias presentadas por jefes policiales, el fiscal federal de Morón Sebastián Basso inició un expediente preliminar.
Aquellos vecinos nunca nombraron a Canteros. No sospechaban de él. Sí hablaron de un grupo de personas que se dedicaba a la venta de droga en Moreno y en San Martín, entre las que nombraron a un sospechoso apodado Dani el Turro.
Las investigaciones de los detectives policiales determinaron que Dani el Turro tenía al Patrón del Oeste como "socio" en su emprendimiento criminal.
"En las tareas de investigación realizadas en forma encubierta en la Quinta Nápoles se observaron gran cantidad de arribos de vehículos, los cuales ingresaban a la finca para luego retirarse. Luego se tomó conocimiento de que Canteros se hacía pasar por personal policial, movilizándose en una camioneta marca Dodge, modelo Ram, de color negra con un calco en su luneta, el cual rezaba 'El Patrón'", explicó el juez Barral en el auto de procesamiento.
Según el expediente judicial, la policía bonaerense secuestró en la Quinta Nápoles 251 "envoltorios de color transparente conteniendo en su interior sustancia vegetal orientativamente calificada como Cannabis sativa; 39 envoltorios de nylon de color negro conteniendo en su interior sustancia orientativamente calificada como clorhidrato de cocaína, y elementos de corte".
Sobre las armas que le secuestraron, Canteros afirmó en su declaración indagatoria que se trataba de réplicas. "Estos extremos podrán ser fehacientemente acreditados a partir de la experticia ordenada sobre las mismas, que se encuentran en pleno trámite. Mientras tanto, la calidad de las armas y la falta de documentación que permita acreditar su detentación en forma legítima en cabeza del mentado resulta suficiente para sostener el hecho imputado", sostuvo Barral en el fallo.
En la Quinta Nápoles y en una oficina de Moreno los investigadores secuestraron 76 documentos de identidad. En su indagatoria, Canteros, según el juez, "no dio explicación alguna" al respecto, pero dijo que dicha oficina "era una especie de call center "dedicado a la venta telefónica de pequeños electrodomésticos, los cuales se ofrecían a la venta en cuotas semanales".
La sospecha de los investigadores es que los DNI eran para hacer estafas a empresas de telefonía.
"Con respecto de los documentos decomisados en el domicilio en el que se lo detuviera, así como también en la oficina que reconociera como su lugar de trabajo, y sobre los cuales no esgrimiera explicación alguna, [nos] permite sostener sin margen de hesitación alguna que el nombrado no solo conocía la existencia de los cartulares ajenos sino que detentaba los mismos con pleno conocimiento de su ilegalidad", afirmó el juez.
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