Prisión perpetua. Condenan a dos hermanos en el primer juicio por un narcocrimen bajo el sistema acusatorio federal
Santiago y David Bejarano fueron condenados por asesinar a su socio Darío Monges, al que ejecutaron de cinco tiros en su auto, en Salta; su padre, Catalino, fue absuelto por el beneficio de la duda
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Dos hermanos fueron condenados a la pena máxima por asesinar a su socio en la venta de drogas, en lo que fue el primer proceso por un narcocrimen que llega a juicio en Salta desde la vigencia del nuevo Código Procesal Penal que instauró el sistema acusatorio en el fuero federal.
El Tribunal Oral Federal N°1 de Salta, integrado por los jueces Marta Liliana Snopek, Santiago Federico Díaz y Mario Marcelo Juárez Almaraz, condenó a Santiago Ismael y Roberto David Bejarano por el homicidio agravado de Darío Esteban Monges, asesinado a balazos en septiembre de 2022. Roberto Catalino Bejarano, padre de los hermanos condenados, fue absuelto por el beneficio de la duda.
Los jueces consideraron a los Bejarano coautores de homicidio agravado por la alevosía y el uso de arma de fuego, en concurso real con tenencia de estupefacientes con fines de comercialización. De forma complementaria, el tribunal oral federal estableció la posibilidad de que puedan requerir la libertad condicional a los 35 años, con agotamiento de la pena a los 45.
En el debate intervinieron el fiscal general y coordinador de distrito, Eduardo José Villalba, y los auxiliares fiscales Mariana Gamba Cremaschi y Jorge Viltes Monier, por la Procuraduría de Narcocriminalidad (Procunar) NOA.
Los familiares de la víctima contaron con la asistencia del Defensor Público de Víctimas, Nicolás Escandar, mientras que los acusados fueron patrocinados por la Defensa Oficial, se informó en fiscales.gob.ar.
El homicidio
El cadáver de Monges, cuyo cadáver fue hallado dentro de su camioneta, una Ford EcoSport, el 3 de septiembre de 2022, en una calle aledaña a una empresa metalúrgica de la zona este de la ciudad de Salta.
A lo largo del debate, el fiscal general Villalba mantuvo la hipótesis de que Monges fue asesinado por una disputa relacionada con una deuda que los hermanos Bejarano mantenían con él como socios de la venta de droga al menudeo.
Villalba sostuvo que Monges salió de su casa el jueves 1° de septiembre de ese año y realizó dos visitas a un taller de motos ubicado en la calle Pedro Velázquez al 700, propiedad de los hermanos Bejarano.
En la primera visita, a las 14, Monges fue acompañado por un amigo; la segunda fue pasadas las 20, cuando salió de tomar un café con dos amigos en la confitería Café del Tiempo, ubicada en la esquina de Necochea y Ameghino.
La fiscalía dio por probado, a partir de lo que pudo ser reconstruido gracias a las cámaras de video tanto públicas como privadas, que los hermanos Bejarano mataron a Monges dentro de su camioneta, aprovechándose de su estado de indefensión, pues tenía absoluta confianza en sus dos socios.
Monges, que estaba sentado con el cinturón de seguridad colocado del lado del acompañante, recibió cinco disparos con un arma calibre 25, similar a la que solía portar y que no fue encontrada, al igual que su teléfono celular.
Según informó el Ministerio Público Fiscal en su portal de noticias, “cometido el asesinato, los Bejarano cruzaron la ciudad y dejaron a la víctima dentro de su rodado en una calle aledaña a la empresa Metalnor, en el barrio El Círculo I, frente a un templo evangélico, cuyos pastores confirmaron la permanencia del vehículo desde el jueves hasta el sábado, cuando finalmente se alertó a la policía”.
El fiscal Villalba resaltó la declaración de un testigo de identidad reservada que confirmó en el juicio que, a partir de un diálogo con David Bejarano, supo que los hermanos habían matado de cinco tiros a Monges, quien les reclamaba una cantidad de droga (15 kilos de marihuana) que no habían rendido. El testigo indicó incluso la posición de los dos hermanos dentro de la camioneta en el momento del asesinato, lo que pudo ser confirmada luego por un peritaje odorífero.
“Quedó acreditado con certeza absoluta y con al menos 21 indicadores que los Bejarano acabaron con la vida de Darío Monges con cinco balazos en la cabeza. Hubo un concierto delictivo, una actuación funcional y alevosa, ya que aprovecharon el estado de indefensión de la víctima, quien no esperaba que sus amigos lo mataran. Atado a su cinturón de seguridad, fue retenido para fusilarlo”, afirmó.
También “quedó acreditado que este delito estuvo atravesado por un contexto de narcotráfico” hasta por los propios dichos de los imputados, quienes dijeron que “existía entre ellos y la víctima una sociedad en la venta de drogas al menudeo”. sostuvo el acusador.
“De haber sido juzgado por su actividad de narcotráfico, a Monges le habría cabido una pena de 5 años de prisión, 6 si se la agrava y no cinco tiros en la cabeza”, reflexionó el fiscal, para insistir, acto seguido, con la necesidad de “desmitificar” la figura de “capo narco” atribuida a la víctima, pues había clientes que no le pagan por la droga.
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