Primeros contactos de Aníbal Fernández con los ministros del área metropolitana
Se reunió con Sergio Berni y Marcelo D’Alessandro y prometió respetar los acuerdos sobre la presencia en esos territorios de fuerzas federales
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En su regreso a la conducción política de las fuerzas federales de seguridad, el ministro Aníbal Fernández empezó a tomar contacto con los distritos en los que las unidades a su cargo tienen el mayor despliegue para la prevención del delito. Pocas horas después de llegar al despacho de la calle Gelly y Obes había recibido al gobernador santafesino, Omar Perotti, para escuchar los pedidos de asistencia frente a la ola criminal del narcomenudeo rosarino. Y ayer conversó sobre la situación en el área metropolitana al recibir, por separado, a Sergio Berni y a Marcelo D’Alessandro, los ministros bonaerense y porteño que están al frente de las áreas de Seguridad. El primer paso de Fernández fue mostrarse dispuesto a retomar los diálogos que, hace un tiempo y al menos en forma pública, habían perdido fluidez.
Después de que la seguridad en la ciudad estuvo en el foco de los poco afectivos intercambios preelectorales, Fernández sostuvo ayer la primera reunión con D’Alessandro, el funcionario porteño que tiene a su cargo las áreas de Justicia y Seguridad. Quienes conocen los entretelones de ese encuentro comentaron que se trató de un contacto cordial en el que se conversó sobre la importancia de bajar las tensiones políticas alrededor de la prevención del delito en la ciudad. Tal como lo había anticipado en forma pública, Fernández señaló que respetará el acuerdo que había alcanzado la Ciudad con la ahora exministra Sabina Frederic para mantener a la Gendarmería a cargo de las tareas de patrullaje en la villa 1-11-14, al menos hasta el año próximo.
Ese acuerdo, que fue revelado por LA NACION el domingo pasado, señalaba que los gendarmes permanecerían en la zona del Bajo Flores hasta noviembre de 2022, cuando serían reemplazados por unidades de la Policía de la Ciudad, de la misma manera en que la fuerza porteña tomó las posiciones de vigilancia que hasta marzo pasado tenía la Prefectura en Puerto Madero y en la villa Zavaleta. El consensuado retiro de los gendarmes podría adelantarse en nuevas negociaciones, pero no sería antes de cumplirse el primer trimestre del año próximo.
En diálogo con la prensa, el propio Fernández habló sobre la nota de LA NACION y ratificó: “Si hay un acuerdo escrito o de palabra, los acuerdos se respetan, seguiremos trabajando con eso”.
El encuentro no fue previsto como una reunión para la toma de decisiones, sino para empezar un nuevo diálogo entre las autoridades nacionales y porteñas. “Hoy fue un inicio, un primer movimiento, vamos a seguir teniendo charlas que serán con los temas de agenda”, explicó Fernández.
Por su parte, el ministro de Justicia y Seguridad porteño aseguró: “Fue una reunión de trabajo con el nuevo ministro de Seguridad de la Nación con quien mantuvimos un muy buen diálogo. En la ciudad apostamos siempre a eso y queremos fortalecer el trabajo conjunto con la Nación y la provincia de Buenos Aires; siempre que sea para mejorar la vida a los vecinos estaremos listos para trabajar en conjunto”.
Una voz en el teléfono
Pocas horas antes, Fernández había mantenido un contacto personal con el ministro bonaerense Sergio Berni. Y de alguna manera ese funcionario participó también durante unos minutos del encuentro posterior, porque Fernández y D’Alessandro charlaron con él mediante una conversación telefónica, en la que se habló de avanzar en un trabajo conjunto en el área metropolitana.
“En el caso de Sergio es un amigo de mucho años, y con D’Alessandro tengo una buena relación, charlamos mucho de determinados conceptos en los que coincidimos”, dijo el ministro Fernández.
Berni también hizo referencia a la necesidad de tener una relación amigable en el área metropolitana para “llevarles tranquilidad a los bonaerenses”. El ministro bonaerense y las autoridades porteñas no tuvieron roces operativos desde diciembre de 2019. Los cruces verbales quedaron encapsulados a golpes de efecto electorales, pero no hubo obstáculos reales en la colaboración diaria, según contaron en uno y otro lado de la General Paz. “A la gente de a pie lo que le interesa es que cuando va a tomar el colectivo no le roben en la parada, que cuando se va de vacaciones no le entren en la casa. Esas son las cosas para las cuales nosotros nos debemos”, comentó Berni antes del encuentro con el ministro Fernández.
Al salir del despacho ubicado en Recoleta, el funcionario bonaerense dio la señal de que podía dejar atrás las críticas a la forma de encarar las políticas federales de seguridad. “Es importante, después de mucho tiempo, volver a coordinar con el gobierno nacional”.
Berni tenía un abierto enfrentamiento con Frederic, con quejas menos difundidas sobre los lugares de despliegue de la Gendarmería en el conurbano, decididos sin su participación. En su visión, la llegada de Fernández puede derivar en un diálogo más cotidiano con las autoridades nacionales.
“Me voy satisfecho. Tenemos un ministro que nos va a atender el teléfono a las 3 y con el que voy a poder tomar un café a las 7. Tenemos 10.000 problemas para solucionar y llevarles tranquilidad a los bonaerenses, que es lo que necesitan. Hablamos de cuestiones técnicas, de coordinación y planificación. La planificación es la base del éxito”, afirmó Berni en su primer contacto oficial con el nuevo ministro nacional. El trabajo de la Gendarmería en el conurbano será uno de los ejes de las próximas conversaciones.
Allegados al ministro bonaerense compartieron las expectativas que se tienen en el puesto de comando instalado en la unidad de Puente 12. “Berni sabe que Fernández es un hombre de gestión. Son compañeros que hablan el mismo idioma. Lo más importante ahora es que se va a poder trabajar en forma coordinada, porque cada uno desde su lado va a aportar soluciones”, explicaron luego de la reunión de ministros.
Las Taser, fuera de agenda
La cordialidad que trascendió en las primeras reuniones no significaría que hay temas en los que las posiciones de las tres partes toman caminos separados. El uso de las pistolas Taser es uno de esos puntos que distancian a los ayer amables interlocutores.
En las reuniones no se habló sobre esas armas de descarga eléctrica. Sin embargo, un día antes Fernández había expresado su rechazo. La opinión del ministro nacional alcanza solo a las fuerzas federales, ya que cada distrito puede decidir en forma libre sobre las herramientas de sus propias policías. Aunque siempre alguna barrera puede aparecer. En el caso de las Taser, la Ciudad tiene aprobada la compra de 300 unidades y también fue autorizada por la Agencia Nacional de Materiales Controlados (Anmac). El funcionario que firmó ese acuerdo dejó su puesto en forma no voluntaria y ahora la llegada de las Taser depende de la autorización de la Aduana para la importación de ese material. Berni, en cambio, quisiera tener esas pistolas en manos de policías bonaerenses, pero afirma que la lista de compras tiene hoy otras prioridades.
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