Preocupa la violencia en Rosario, donde se registraron ocho asesinatos en seis días
Las autoridades políticas y judiciales de Santa Fe consideran que organizaciones criminales se enfrentan otra vez en las calles por el control de la comercialización minorista de drogas
ROSARIO.- No solo preocupa aquí el número de homicidios, ocho en seis días, sino también el entramado de violencia que aparece detrás de esos crímenes, que generó reacciones en la Justicia y el gobierno de Santa Fe, ya que este recrudecimiento de los enfrentamientos entre narcos se da en un contexto particular, en medio de la transición política entre la administración saliente de Miguel Lifschitz y el gobernador electo Omar Perotti.
"Esto ocurre por una pelea entre bandas, por una situación violenta que tiene la ciudad y por luchas internas entre las mismas organizaciones criminales", ensayó el fiscal general Jorge Baclini. El ministro de Gobierno, Pablo Farías, admitió que "hay un resurgimiento de bandas delictivas", pero prefirió no dar nombres. Dijo que los fiscales deben individualizar a los responsables.
En lo que va del año se produjeron 102 crímenes en Rosario. Sin embargo, la principal inquietud no es el problema cuantitativo -en todo 2018 se cometieron 198 homicidios-, sino que la mayoría de los hechos sangrientos tienen como patrón común la intervención de sicarios en ejecuciones en lugares públicos. Se teme una nueva disputa entre bandas como Los Monos y la organización liderada por Esteban Alvarado, preso desde el 11 de febrero, cuando fue detenido en Embalse Río Tercero por el homicidio del prestamista Lucio Maldonado.
La preocupación que dejaron traslucir desde el gobierno de Santa Fe por esta nueva ola de crímenes se da en un contexto particular. "Hay transiciones no solo en el plano político, sino también en las bandas narco", explicó el diputado e investigador Carlos Del Frade, quien dijo que la administración socialista debe dar explicaciones sobre este recrudecimiento de la violencia.
Perotti, el gobernador electo, sustentó su campaña en la lucha contra la inseguridad y el narcotráfico, pero aún no dio ninguna pista de la estrategia que usará para combatir el crimen organizado en Santa Fe. Todo está condicionado al resultado electoral a nivel nacional. En medio de la extensa transición hacia diciembre recrudecieron los enfrentamientos entre bandas y parecen difusas las respuestas del gobierno que se va.
Durante la madrugada de ayer, tres hombres entraron a una casa en Ibarlucea, localidad vecina a Rosario, y ejecutaron de 17 tiros a Ezequiel Ramírez frente a su pareja y su hijo de nueve años. Este hombre de 30 años estaba prófugo desde el 12 de diciembre de 2017, sospechado de ser el ideólogo del asesinato de Roberto Godoy en el barrio Empalme Graneros, en la zona oeste de Rosario. La mujer de Godoy confesó que lo mataron porque se negaba a vender drogas, algo que había hecho unos años antes.
Ramírez manejaba la venta de drogas en varios búnkeres del barrio La Cerámica en la zona norte y había comenzado a expandirse. Vivía en una casa en Ibarlucea, cerca de la ruta 34. Los vecinos de esa localidad "dormitorio" -por su cercanía a Rosario- veían con desconfianza algunas actitudes sospechosas de este hombre, que se mudó allí hace dos años.
Otro crimen sin resolver
Dos horas antes del crimen de Ramírez fue asesinado el preparador físico Marcos Guenchul, de 32 años, quien fue interceptado cuando salía del gimnasio Progress Fitness Center por dos hombres armados que circulaban en un auto y que le dispararon a la cabeza. Guenchul quedó internado en estado reservado en el Hospital de Emergencias y falleció poco después.
Es un misterio qué ocurrió con este joven, al que los atacantes no le robaron pertenencias, sino que fueron directamente a matarlo, según el relato de testigos de ese homicidio. Ayer también fue encontrado otro hombre con indicios de haber sido asesinado, en Arévalo y Campbell.
Estos hechos se sumaron a los cinco homicidios que sucedieron desde el viernes pasado. Anteayer, el suboficial de la policía Cristian Ibarra fue asesinado de seis tiros en la nuca dentro de un auto.
El viernes pasado comenzó esta nueva sucesión de crímenes. La saga de asesinatos arrancó con la muerte de Carlos Señuque, un hombre de 40 años vinculado a la familia Cantero, que era un eslabón importante en el llamado negocio de la noche en Rosario.El sábado a la noche, en pleno festejo por el Día del Amigo, fueron acribillados Gustavo Candia, de 35 años, sobrino de Lorena Verdún, expareja de Claudio Cantero, el asesinado líder de Los Monos, y una chica de 17 años que esperaba un remise en la puerta del boliche Poll 8.
Candia y Tiziana López murieron a causa de 17 tiros que dispararon los sicarios, que además hirieron a otras tres personas. El lunes, en tanto, se registró otro homicidio en la zona oeste de Rosario, donde el motociclista Joel Bello, de 19 años, murió a causa de un piedrazo recibido durante un intento de robo.
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