"Por tres minutos estamos vivos"
Federico Franke anteayer fue al súper con sus hijitos; apenas salieron, se derrumbó
El neuquino Federico Juan Franke Marsch hizo ayer una promesa. Que llevará como talismán el ticket de supermercado que le recuerda que la vida le dio otra oportunidad. En el comprobante se lee que ayer pasó por la caja del supermercado Cooperativa Obrera a las 19.32. Tres minutos después se derrumbó parte del techo del local ubicado en el Barrio San Lorenzo, a tres cuadras del aeropuerto en el que él trabaja.
Esta vez había ido a comprar con sus dos hijos, de 8 y 3 años. "Cuando terminamos de cargar las cajas de mercadería en el auto, apenas arrancamos sentimos el ruido. Fue como una explosión", relata a LA NACION, por teléfono desde Neuquén, aun en estado de shock. Siente que fue un milagro.
"No volvimos porque no sabíamos qué era. Cuando nos enteramos me largué a llorar con la madre de mis hijos, parecíamos dos niños nosotros también. Por tres minutos no terminamos bajo los escombros."
Franke Marsch no quiere ni imaginar lo que podría haberle sucedido a su familia. Pero a la vez no puede parar de pensar.
"Cuando estábamos para pagar nos dimos cuenta de que faltaba una crema. Le pedí a mi hijo que fuera corriendo a buscarla. Fue hasta la parte de atrás del súper, justo la que se derrumbó", relaciona. Y no se cansa de agradecer por el "milagro" que los salvó, por "la nueva oportunidad".
Cuenta que cuando tenga algún problema de algún tipo que considere irresoluble va a sacar el ticket del supermercado para recordar que nada puede ser tan complicado. "Volvimos a nacer", dice.
Ayer a la mañana volvió al supermercado. Quería ver el lugar y saber cómo estaba la gente que trabaja allí, a tantas personas que conoce desde hace años. "Todos estaban bien, desde el gerente a los cajeros. Los conozco a todos", dice.
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