Por su peligrosidad, recibió la misma condena que Robledo Puch
Adrián Suárez portaba siempre una ametralladora y era el dueño de la vida y la muerte en un barrio de Don Torcuato; finalmente, fue sentenciado por un homicidio
"Adrián era el jefe de una banda que vendía droga. Se apoderaba de las casas de los vecinos. Decidía quién vivía y quien moría en el barrio San Jorge". Así definió la actitud del acusado uno de los testigos que declaró en el juicio realizado en el Tribunal Oral Criminal N° 7, de San Isidro, que terminó con la condena contra Adrián Marcelo Suárez por el asesinato de Nicolás Giménez, ocurrido en febrero de 2013, en el barrio San Jorge, de Don Torcuato.
Debido a la gravedad de los hechos y a que el acusado es un multirreincidente, los magistrados María Coelho, Eduardo Lavenia y Alberto Gaig condenaron a Suárez a reclusión perpetua más la accesoria por tiempo indeterminado, la misma pena que la Justicia le impuso a Carlos Eduardo Robledo Puch, el mayor asesino serial en la Argentina.
"Diego, el tío de Nicolás, confirmó que Suárez era el jefe de la banda, portaba una ametralladora y, personalmente, decidía quién se va o quién se queda, el que vive o el que muere en el barrio. Sus cómplices, Ayala, Florentín y López le obedecían y los menores, a cambio de diez pesos, le hacían guardia y le avisaban cuando Nicolás, entraba en el barrio", expresó otro de los testigos.
Debido a que estuvo prófugo, Suárez fue el último de los integrantes de la banda que fue sometido a juicio oral. Antes de ser condenado por el homicidio de Giménez, estuvo preso por narcotráfico, junto a su madre. Tan violenta era su familia que, durante el juicio, varios integrantes de su entorno amenazaron a los testigos. Esas intimidaciones se concretaban en la sala de audiencias. Entonces, el juez Lavenia, decidió prohibirles el ingreso. No obstante, los familiares de Suárez esperaban a los testigos fuera del edificio del tribunal o en los baños para seguir con las advertencias.
Uno de los familiares del acusado y el propio imputado amenazaron al magistrado. A raíz de dicha intimidación se inició una causa penal por ese delito.
"No tengo dudas en relación a la coautoría de Suárez en el homicidio. Valoro el inequívoco protagonismo que le señalaron todos los testigos, en relación al liderazgo sobre la banda, integrada por los cómplices, que ya fueron condenados por el asesinato de Giménez. Aterrorizaba al barrio, decidiendo sobre la vida y la muerte de los vecinos, sus bienes y sus propiedades al más puro estilo del «Far West», comercializando drogas y reclutando menores como soldados", expresó la jueza Coelho, en los fundamentos de la sentencia.
En el barrio San Jorge, los familiares y los amigos de Nicolás Giménez sabían que Suárez y su banda querían asesinarlo y que habían planeado una emboscada. "Mamut", era uno de los menores que trabajaba como "soldadito" para Suárez. A cambio de diez pesos, él y otros chicos le avisaban cuando llegaba la policía o el mencionado Nicolás, a quien Suárez no quería en el barrio.
Advertencias
"A tu sobrino no lo quiero más en el barrio y si lo veo, lo mato", le advirtió Suárez a Diego, el tío de Nicolás, según declaró éste en el juicio oral, con el acusado a escasos metros, en la misma sala de audiencias.
Diego también recordó que, tres días antes del homicidio, a Nicolás lo corrieron a tiros. "Sabía que lo iban a asesinar, que planeaban matarlo", recordó el tío de la víctima, antes de que el acusado lo atacara en un pasillo del edificio de los tribunales de San Isidro, cuando aprovechó un descuido de los guardias.
A pesar de todas las advertencias, el 6 de febrero de 2013, Nicolás fue al barrio San Jorge. Allí vivían su novia y varios de sus familiares. Llegó a bordo de su moto. Lo estaban esperando. Según declararon los testigos, Suárez y sus cómplices lo asesinaron de tres balazos.
"Suárez usaba una ametralladora. La noche que asesinaron a Nicolás, escuché a Suárez cuando le gritaba a uno de sus cómplices, creo que era Pólón, «correlo, matalo al guacho». Después vi salir de uno de los pasillos a Polón, con el pantalón y las zapatillas ensangrentadas, junto a él estaban Suárez y otro de sus amigos", recordó otra testigo.
"Cuando Nicolás llegó en la moto, le salieron todos de un pasillo en el que estaban escondidos y le dieron un par de tiros de atrás en la cabeza. En ese momento, Nicolás se cayó de la moto y lo patearon en el piso", recordó otro de los testigos.
En el debate quedó expuesto que la banda comandada por Suárez, irrumpía a los tiros en las viviendas de los vecinos. Algunos testigos señalaron a Suárez como el autor de las ráfagas de ametralladora con la que intimidaba a los dueños de esas casas. La familia Chavero tuvo que irse del barrio porque la banda de Suárez le quitó su propiedad. Luego, esa vivienda fue rematada por $ 20.000. En otras oportunidades, el grupo delictivo usaba las viviendas usurpadas para instalar un búnker de venta de droga.
Desalojaba a vecinos para vender drogas
Adrián Marcelo Suárez era el hombre más temido en el barrio San Jorge, en Don Torcuato. Era el jefe de un grupo criminal que manejaba el comercio de drogas en la zona y que amenazaba a los vecinos.
El condenado a prisión perpetua sustentaba el control del barrio con un importante arsenal. Caminaba por las calles con una ametralladora, según se consignó en el juicio por el homicidio de Nicolás Giménez.
Suárez reclutaba a menores para convertirlos en “soldaditos” de su banda y desalojaba a vecinos para ocupar las viviendas. Esas propiedades eran transformadas en puestos de venta de drogas, los llamados búnkeres del narcotráfico.
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