Por la crisis económica, batió récords la entrega voluntaria de armas en Rosario
El incentivo económico fue clave para que 358 pistolas, fusiles y escopetas fueran inutilizadas; un hombre de 80 años canjeó un FAL en perfecto estado
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ROSARIO. Una mujer que tenía una casa de fiestas, que actualmente está cerrada por la pandemia, decidió entregar 12 armas a cambio de unos 60.000 pesos. La conjugación de la crisis económica y la pandemia en este caso jugó a favor para que salieran de la calle 358 armas en Rosario en solo una semana, a través de un plan de desarme que lanzó el gobierno de Santa Fe, con el ojo puesto en retirar “herramientas” –como se dice en la jerga narco a las pistolas, fusiles y escopetas- del plano ilegal, piezas que, de otra forma, podrían terminar en el mercado negro que alimenta la violencia en Rosario, donde en lo que va de este año se produjeron 86 asesinatos.
El gobierno ofreció una recompensa a cambio de entregar un arma de entre 3000 y 9000 pesos. El trueque también corría para municiones: se destruyeron más de 10.000 de distinto calibre. “Nos llamó la atención la cantidad de gente que empezó a venir a traer armas para destruir. Creo que el tema económico fue clave en este momento. Tuvimos que ampliar el horario de atención porque no dábamos abasto”, advirtió a LA NACION Lautaro Sappietro, titular de la Agencia Provincial de Control de Armas.
Entre las armas que se entregaron figuran algunas de alto calibre y en buen estado, según los funcionarios de esa área, como dos subfusiles FMK5 y una ametralladora FMK3.
Pero sorprendió a todos la decisión que tomó un hombre de 80 años, que perteneció a una fuerza de seguridad, y tenía desde hace décadas un FAL, cuya tenencia está prohibida. El fusil automático estaba en perfecto estado y esta persona, según contaron a LA NACION los funcionarios que lo recibieron, tenía el arma desde hace décadas, primero de manera legal y luego de forma irregular, desde que el cambio normativo prohibió su tenencia y su transferencia.
Lo que rescatan en esta nueva etapa del Programa Nacional de Entrega Voluntaria de Armas de Fuego (Pevaf), que ya se aplicó en Santa Fe en varias oportunidades, es que probablemente aquel FAL que se entregó a cambio de 9000 pesos podría ingresar en el mercado negro por un monto mucho mayor.
La semana pasada fueron imputadas ocho personas en Rosario por asociación ilícita que vendía armas de forma ilegal. La organización era liderada por César y Sergio González, este último efectivo de la Agencia de Investigación Criminal (AIC), donde era especialista en balística, aunque actualmente estaba en disponibilidad por “carpeta médica”. En total, los policías implicados en el caso son cuatro.
En 12 allanamientos que se llevaron adelante en Rosario y en San Feliciano, Entre Ríos, los fiscales Valeria Haurigot y Pablo Socca secuestraron 20 armas largas –fusiles, escopetas y carabinas–; 11 pistolas y revólveres calibres 9 mm., .45, .38 y .32. También, 800 municiones para las armas largas y 2500 para las de puño. Esta causa, en la que se utilizó un “agente revelador”, una especie de infiltrado, puso en evidencia por primera vez un circuito aceitado de suministro de armamento a grupos narco del barrio La Tablada, una de las zonas más violentas de Rosario, en el que intervenían también armerías.
En Rosario se produjeron en lo que va de este año 86 homicidios. Pero más allá de las muertes hay un promedio –según fuentes judiciales- de dos a tres ataques a balazos por día, todos vinculados a las disputas por narcomenudeo. Esto provoca que la cifra de heridos por armas de fuego supere los 250 en lo que va de 2021. La mayoría de los lesionados son derivados a salas de terapia porque deben ser operados. Es otro problema que se suma al sistema sanitario que se encuentra saturado por los casos graves de Covid.
Los ataques a balazos dejaron el año pasado 871 heridos en Rosario, una ciudad en la que, en ese período, se cometieron 214 asesinatos, según revela un informe del Observatorio de Seguridad Pública. A la cifra récord de heridos se sumó otra estadística que preocupa: la cantidad de armas secuestradas, que llegó en ese periodo a 3705.
Si se mantiene la tendencia, la cifra de incautación de armas aumentará, reconoció el jefe de la Policía de Rosario Adrián Forni a LA NACION. En operativos de prevención en la calle se secuestraron 267 pistolas en esta ciudad desde enero. A Forni le llama la atención que, en su mayoría, se trata de armas en buen estado, muchas de ellas nuevas, y de buena calidad.
“Sacar armas de la calle es muy necesario en este contexto de violencia”, afirmó el titular de la Agencia de Control de Armas, quien señaló, además, que se gestionó la reapertura de la delegación Rosario de la Agencia Nacional de Materiales Controladores (Anmac), que estuvo cerrada desde el inicio de la pandemia, en marzo pasado. Allí se instaló ahora un puesto fijo de recepción de armas y municiones para su destrucción.
Sappietro señaló que se decidió extender el plazo de la entrega voluntaria de armas porque quedaron 50 personas sin poder hacer el trámite. “El programa se enfoca en la reducción de daños a través de la disminución de la violencia, brindando a todos los ciudadanos la posibilidad de entregar armas o municiones que tengan en su casa y que siempre constituyen un peligro mayor ante la alternativa de un robo o ante un conflicto menor, que puede terminar en tragedia cuando existe un arma de por medio”, afirmó el funcionario.
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