Por el cobre. Aumentó un 180% la cifra de robos de transformadores eléctricos
El precio internacional del cobre sigue en alza. Los países productores extraen este metal de las entrañas de la tierra. En la Argentina, en cambio, alimenta una cadena ilegal que, se vale del robo y del vandalismo para obtener este commodity de la infraestructura instalada de las empresas que transportan y distribuyen los servicios de energía eléctrica y telecomunicaciones.
En julio fue noticia un hecho singular: cientos de personas se desplegaron en una zona perimetral de Mar del Plata y, luego de cavar una zanja de casi cuatro kilómetros, robaron miles de cables de Telefónica Movistar, con lo que dejaron sin servicio a cientos de familias de dos barrios. Ahora fue el turno de las compañías eléctricas. La última semana, falsas cuadrillas -en verdad, delincuentes organizados- robaron dos transformadores de media tensión en la ruta 3, a la altura de Cañuelas.
Lejos de ser hechos aislados, este tipo de robos se transformó en un dolor de cabeza para las empresas y para los clientes; produce pérdidas millonarias y graves perjuicios a los consumidores. Los casos más usuales están relacionados con la sustracción de los cables del tendido urbano, los gruesos cables tensados entre poste y poste que luego bajan hacia cámaras de distribución y cajas de medidores domiciliarios. Pero ahora los golpes son más audaces. Edesur informó que en los primeros ocho meses del año ya perdió 39 de estos transformadores. Es un 180% más que en igual periodo de 2019, cuando habían sufrido la sustracción de 14 generadores de media tensión, la fase previa para la bajada domiciliaria.
Un relevamiento realizado por el equipo de Seguridad Patrimonial de Edesur reportó que la mayoría de los robos de transformadores ocurrió en Cañuelas y en Quilmes, en el sur del conurbano. Durante todo 2019 fueron sustraídos 23 equipos; en 2018, solo cinco, y un año antes, 20. Los hechos suelen ocurrir durante la madrugada, cuando hay menos movimiento en las calles y, además, hay menos posibilidad de que se advierta inmediatamente el corte de energía resultante de la vandalización.
"Nuestro equipo de Infraestructura y Redes ha registrado un incremento en el hurto de cobre y materiales eléctricos en toda el área de concesión. En particular, en los últimos meses ha aumentado el robo de transformadores en zonas rurales, una actividad delictiva que produce cortes de suministro a clientes", explicó el equipo de comunicación de Edesur en su portal institucional.
El último robo registrado ocurrió el miércoles, a la altura del kilómetro 53,5 de la ruta 3, en Cañuelas. Allí, un grupo de falsos operarios aflojó y desmontó un transformador aéreo de 63 kVA de potencia que estaba sujeto a un poste, a ocho metros de altura, y que abastece el servicio de la zona norte del distrito.
El domingo, y a plana luz del día, otra "partida" derribó un transformador del 40 kVA a un kilómetro y medio de allí, en la ruta 3 entre las calles Pedro de Elizalde y Vissir. El objetivo es siempre el mismo: sacar las carcasas de los generadores para extraer los bobinados de alambre de cobre.
"Este tipo de delitos se lleva a cabo de modo organizando, ya sea forzando la caída de los equipos con sogas o bien hachando postes de madera para derribar equipos y líneas. Por otra parte, en las zonas urbanas el mayor problema se concentra en vandalismo de instalaciones y hurto de equipos eléctricos en la vía pública, tales como cámaras transformadores o buzones eléctricos", explicó Edesur.
Esta modalidad delictiva, capaz de alimentar un importante mercado negro con fácil disponibilidad de dinero, incluye la intervención de tres sectores bien diferenciados. Primero, los sujetos encargados de la sustracción material del tendido de cables. Luego, los responsables de las distintas chatarrerías que operan como comercios legales y que compran en el mercado negro el material robado y lo almacenan. Y, finalmente, las fundiciones, talleres donde, a través de procesos metalúrgicos específicos, se separa el cobre del aislante que lo contiene para su posterior venta.
Como publicó LA NACION el 6 de este mes, Telefónica ya reportó perdidas acumuladas por $1000 millones en gastos de reposición y reparación del tendido, un 66% más que lo presupuestado a principios de año en ese concepto. Registraron 3890 episodios de robo de cables de cobre, con más de 440.000 metros de cables sustraídos. Esto dejó un saldo de más de 600.000 clientes afectados. Asimismo, registraron 146 episodios de vandalismo contra baterías que alimentan las radiobases operativas y 54 cortes de fibra óptica. Solo en lo vinculado con aquel increíble robo del 9 de julio en Mar del Plata se recuperaron 13 toneladas de cobre que eran procesados en un galpón, extraídos de cables robados a la empresa.
"En muchas ocasiones las sustracciones se producen a plena luz del día. Las simulan con vehículos y uniformes similares a los que utilizan los empleados de las empresas damnificadas", dijeron esa vez fuentes de Telefónica Movistar a LA NACION. Lo mismo ocurre con Edesur, que ha detectado que muchos de los ladrones de cables de su infraestructura visten como operarios y trabajan sobre cajas y tendidos oficiales.
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