Policías, blanco de ataques: golpearon a una oficial porteña en la villa Zavaleta y le robaron la pistola y el chaleco antibalas
Uno de los tres detenidos por esa agresión había sido condenado por homicidio
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LA NACION
Una oficial de la Policía de la Ciudad fue asaltada y golpeada en la cabeza en la villa Zavaleta, en Barracas, por tres delincuentes que le robaron el arma reglamentaria, el chaleco antibalas y dos celulares. Por ese ataque fueron detenidos tres sospechosos, según consignó Télam. El hecho ocurrió anteanoche, cuando fue atacada la uniformada, que trabaja en la División Barrio 15 y que se encontraba en comisión en la División Barrial 21-24/Zavaleta.
Luego de la agresión, la oficial dio aviso y policías efectuaron un rastrillaje en la zona y arrestaron a tres presuntos autores del hecho. Uno de los sospechosos tiene como antecedente una condena por homicidio.
Ese violento episodio tiene un antecedente inmediato: el asesinato de la oficial Maribel Zalazar en la estación de subterráneos de Retiro. Al igual que en el caso de la agente agredida en la villa Zavaleta, la policía baleada en la cabecera de la línea C fue sorprendida por un hombre que tomó el arma 9 mm de la agente y le disparó.
La investigación determinó que Zalazar fue baleada con su pistola reglamentaria cuando estaba arrodillada y ayudaba a su agresor, Oscar Valdez. La secuencia del ataque fue registrada por las cámaras de seguridad instaladas en la estación Retiro de la línea C de subte, la escena del crimen.
“El proyectil ingresó por el cuello, en forma descendente. El balazo atravesó el tórax y salió por la espalda y quedó alojado en la parte de atrás del chaleco antibalas. La víctima sufrió hemorragia masiva”, sostuvo a LA NACION una fuente judicial al tanto del informe de autopsia.
En su declaración indagatoria, el hombre detenido por el asesinato de la uniformada reconoció haber sido el autor de los disparos, pero contó que había confundido a Zalazar con otra persona.
El pasado 12 de enero se registró otro ataque a una policía porteña, esa vez la agresión ocurrió en Recoleta. Ese incidente se registró cuando la uniformada le advirtió a un hombre que depusiera su actitud agresiva contra automovilistas y peatones que transitaban por los alrededores del cruce de la avenida Santa Fe y Uruguay. El agresor, fuera de sí, primero agredió verbalmente a la uniformada, luego la tiró al piso y le asestó al menos dos patadas.
Lejos de acatar la orden, el agresor continuó con su violento proceder. Fue entones que las policías que habían intentado contener al agresor ingresaron en un local de venta de indumentaria de la esquina de Uruguay y Santa Fe para solicitar ayuda. El atacante entró al comercio, insultó a una de las uniformadas y la zamarreó hasta tirarla hacia el piso. Una vez en el suelo, la pateó en varias partes de su cuerpo. Minutos después, arribó personal policial en apoyo y detuvo al agresor, de 40 años.
Luego de ese ataque, las autoridades porteñas volvieron a reclamar públicamente al Gobierno el permiso para importar las pistolas de descarga eléctrica Taser, arma que podría usarse frente a la acción de agresores que solo usan su cuerpo para atacar. En esas circunstancias las reglas de empeñamiento del arma de fuego impide su uso a los policías, al considerar que un agresor desarmado no debe ser contenido con una pistola. La administración porteña había lanzado una licitación para la comprar de 60 Taser, pero ese proceso quedó paralizado por una prohibición dictada por
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