Planos, mapas satelitales y las dudas que tenían los ladrones que hicieron el túnel en San Isidro
La policía bonaerense secuestró diferentes documentos que permiten reconstruir cómo fue la planificación de la banda criminal que pretendía robar una sucursal del Banco Macro
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“¿Se puede rastrear mi teléfono si los servicios de localización están desactivados?”, ¿”Se puede rastrear un teléfono apagado?” y ¿“Se puede rastrear un teléfono si está en modo avión?”. Las preguntas eran títulos de notas que, impresas en hojas tamaño A4, fueron halladas por detectives en la policía bonaerense en el depósito de San Isidro alquilado por una banda criminal donde comenzaron a cavar un túnel con la intención de robar una sucursal del Banco Macro y que fue descubierto anteayer después de un hecho fortuito.
En la propiedad, situada en Chacabuco 535/547 y donde tiempo atrás funcionaba un taller de reparación de autos, los detectives policiales y judiciales que participan de la investigación hallaron también un mapa satelital de la zona y planos que supuestamente serían de la sucursal bancaria que pretendían robar, en Chacabuco 444.
Así lo informaron a LA NACION calificadas fuentes de la causa. “Fueron encontrados planos donde, supuestamente, había información sobre los sensores del sistema de alarmas instalados en el banco. Las pruebas halladas dan cuenta de la planificación que llevó adelante la organización criminal”, explicaron los voceros consultados.
Las notas con las explicaciones de cómo se rastrean los teléfonos celulares y los sistemas de localización tienen fecha de noviembre de 2022. Además, en el depósito, se encontraron fotografías y anotaciones que hicieron con la cantidad de metros, supuestamente, entre la sucursal bancaria y la propiedad alquilada para preparar el plan criminal.
El túnel descubierto mide, por lo menos, 150 metros de largo y 4,5 de profundidad. “Fue encofrado en madera. Parte del trayecto tenía 1,20 metros de altura y se hacía difícil respirar por la falta de oxígeno. Había sectores donde se tenía que transitar como reptando”, dijo un detective del caso.
La investigación quedó a cargo de la fiscal Carolina Asprella y del fiscal general adjunto Patricio Ferrari, equipo coordinado por el fiscal general de San Isidro, John Broyad, con la colaboración de personal de la Superintendencia de Seguridad Región AMBA Norte I y la Delegación Departamental de Investigaciones (DDI) local. Interviene el juez de Garantías Ricardo Costa.
“Los delincuentes pagaron el alquiler del depósito un año por adelantado. La identidad de la persona que figura como locataria es falsa”, sostuvo a LA NACION una fuente judicial.
Fuentes de la Municipalidad de San Isidro informaron que “en el inmueble situado en Chacabuco 535/547 funcionó un taller de reparación de automotores, hasta que en octubre de 2022, luego de una inspección, se detectó el cese de actividades comerciales y se dio de baja el expediente de habilitación. El taller estaba a cargo de Oscar José Carrera, muy conocido en el barrio. Durante 2023, distintas personas realizaron varias consultas de habilitación para ese local, cada una para un rubro diferente: garaje, centro de recreación infantil y salón de fiestas. Todas fueron rechazadas. Las dos consultas que tuvieron resultado favorable fueron para habilitación de gimnasio y otra para funcionar como local de comidas para llevar. Solamente hicieron las consultas, pero no iniciaron los trámites de habilitación”.
Sobre el túnel, voceros del municipio explicaron que “el lugar fue visitado por técnicos expertos en construcción de obras subterráneas para determinar cuál es la mejor alternativa para tapiar el espacio” y una “vez que se termine los peritajes y la investigación, se va a proceder con su cierre. Se utilizará un material que se llama relleno de densidad controlada, una especie de hormigón fluido autonivelante que al secarse adquiere la solidez del hormigón”.
Varilla en los adoquines
Como informó LA NACION ayer, la investigación que derivó en el descubrimiento del túnel comenzó de forma fortuita cuando el martes pasado, poco antes de las 8.30, el proveedor de Berni, un local gastronómico situado en Chacabuco al 400, a pocos metros del Banco Macro, sintió un ruido extraño debajo de su camioneta.
Algo que no sabía qué era le daba golpes al chasis. El extraño sonido no se detenía. Entonces corrió el vehículo unos pocos metros y, después de descender, descubrió algo que le llamó la atención: una varilla de hierro sobresalía de entre los adoquines. Pronto se acercaron el personal de la confitería y otros comerciantes. Nadie entendía qué era lo que veían.
Tras el hallazgo y como no pudieron sacar la varilla de entre los adoquines, los comerciantes de la zona decidieron doblarla para que ningún conductor se la llevara por delante. Después le pidieron al personal de seguridad del banco que colocara un cono naranja fluorescente para que quedara señalizado el lugar.
Un analista técnico revisó todas las alarmas y los sensores del banco y no encontró ninguna anomalía. Sin embargo, se comunicaron con personal de la comisaría 1a. de San Isidro para “dar aviso de lo sucedido”. A las 20, un patrullero de la policía bonaerense se estacionó en Chacabuco al 400 para vigilar en forma preventiva las proximidades del banco.
Anteayer a la mañana, a las 8, hubo una comunicación con la Subsecretaría de Obras Públicas de la Municipalidad de San Isidro y poco después se decidió romper la calle y ver hasta dónde llegaba la varilla que había quedado clavada en los adoquines.
“Al comenzar a sacar la varilla se estableció que estaba conectada por tramos por un largo de aproximadamente tres metros. Entonces, se decidió excavar para ver hasta dónde llegaba el túnel”, sostuvo una fuente de la investigación.
La primera sospecha fue que el túnel podía conectar con una propiedad situada en la vereda de enfrente del banco, pero pronto esa hipótesis se descartó.
Después de más de 12 horas de trabajo, se descubrió que el túnel comenzaba en un galpón situado en Chacabuco 535/547.
En el viejo taller, detectives de la policía bonaerense y personal de la Municipalidad de San Isidro hallaron colchones, que indicarían que la banda dormía en el lugar, y bolsas plásticas y de arpillera similares a las que utilizadas por los corralones para vender arena para obras en construcción, donde cargaban la tierra que sacaban a medida que hacían el pozo.
“Por lo menos, los delincuentes estuvieron un año cavando el túnel. Es algo nunca visto. Es una verdadera ‘obra de ingeniería’. Todo perfectamente calculado. Hasta tenía alfombra y una iluminación extraordinaria”, afirmó a LA NACION una fuente de la investigación en plena inspección del galpón.