Piden 12 años de cárcel para el exfiscal en jefe de Rosario por cobrar coimas del juego clandestino
Según los investigadores del caso, Patricio Serjal organizó, como miembro de una asociación ilícita, la “cobertura para asegurar la impunidad” de Leonardo Peiti, capitalista de las apuestas ilegales; el caso dejó al descubierto el financiamiento espurio de la política y contactos con el bajo mundo criminal, en especial, con Los Monos
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ROSARIO. ”El exfiscal Regional de Rosario Patricio Serjal fue el organizador de la cobertura para asegurar la impunidad a Leonardo Peiti en causas vinculadas al juego ilegal”, señalaron los fiscales Luis Schiappa Pietra y Matías Edery en el requerimiento de elevación a juicio del expediente, en el que pidieron 12 años de prisión para el funcionario del Ministerio Público de la Acusación, que fue destituido por un decreto del gobierno santafesino el 3 de agosto pasado.
En la extensa investigación que realizaron Schiappa Pietra y Edery, que debieron enfrentar varias denuncias como respuesta de los sectores políticos afectados, se logró deshilvanar una de las causas de corrupción institucional más importantes de los últimos tiempos en Santa Fe. Porque no solo está acusado el exjefe de los fiscales de Rosario, sino también el senador peronista Armando Traferri, que nunca pudo ser imputado en esta causa al resguardarse en sus fueros parlamentarios.
El entramado de juego clandestino logró unir universos que hasta ahora aparecían desconectados o al menos nunca habían sido expuestos: el financiamiento de la política con dinero del crimen organizado, y la actividad casi en paralelo de sectores de la policía y de la banda de Los Monos, que operaban en el mismo plano extorsivo.
Porque esta trama empezó a ser investigada a partir del homicidio que ocurrió en el casino City Center en Rosario en enero de 2020, cuando fue asesinado el gerente del Banco Nación de Las Parejas Enrico Encino. Ese ataque lo ordenó Máximo Ariel Cantero, alias Guille, desde la cárcel de máxima seguridad de Marcos Paz. “Hay que hacer lo del City (Center). Ahí vamos a sacar una money”, le dijo el líder de Los Monos a uno de sus lugartenientes, que dos días después concretó el ataque a tiros.
En la investigación de ese crimen los fiscales lograron establecer que Los Monos tenían una relación con el zar del juego clandestino Leonardo Peiti, a quien también le habían baleado una propiedad. Él les cedió el manejo de salas de juego ilegales a cambio de que no lo mataran. Pero las exigencias en esta relación escalaron. Los Cantero sabían que Peiti tenía relación con funcionarios de la fiscalía y pidieron que intercediera por dos jóvenes de la banda que habían sido detenidos.
El empresario que manejaba el juego clandestino fue condenado a principios de diciembre a una pena de tres años de prisión y a pagar una multa de 47 millones de pesos, luego de que acordara un juicio abreviado tras declarar como arrepentido en esta causa y revelar que al senador Traferri y a otros tres legisladores les pagó 200.000 dólares.
“El senador Traferri le aseguraba a Leonardo Peiti la continuación de la organización, la cobertura judicial para su funcionamiento y otros favores ilícitos”, señalaron los fiscales en la audiencia judicial.
Serjal, junto con el fiscal Gustavo Ponce Asahad, condenado a seis años de prisión en setiembre pasado, brindaban el paraguas judicial en el Ministerio Público de la Acusación a Peiti, que manejaba el juego clandestino, pero pretendía quedarse con las apuestas legales de Santa Fe. Por ese motivo, no podía tener causas abiertas en la justicia, y eso se lo garantizaban el jefe de los fiscales y su mano derecha, Ponce Asahad.
En la investigación se detectó que Peiti llegó a tener contacto, a través de Traferri, con los fiscales Ponce Asahad y Serjal, a los que también les pagó 5000 dólares por mes de coimas para que no le abrieran causas, porque, como señaló en su declaración, “debía estar limpio” para lograr meterse en el juego legal, tarea de lobby que también prestaba el senador peronista, según la causa.
Las cuentas del magnate del juego
Peiti repartía tanto dinero en sobornos porque quería quedarse con un negocio millonario. La apuesta de Peiti era pasar del rubro clandestino al legal. Pretendía aplicar en Santa Fe uno de los modelos de negocios que posee en Misiones, donde en cada local donde se vende quiniela hay una máquina tragamonedas.
“Yo tenía una proyección hecha que, por ejemplo, una máquina (tragamoneda) generaba 125.000 o 150.000 pesos mensuales como ganancia y calculaba que se podían poner 10.000 máquinas en la provincia, porque hay 2500 agencias. Al poner cuatro máquinas por agencia, quedaba un bruto de 1200 millones de pesos mensuales”, testificó, y puntualizó cómo se dividía el ingreso: “Yo decía que el 50% que se sacara va para la seguridad y el otro 50% que se repartan la lotería y la política, era un negocio multimillonario y yo creo que se hubieran podido solucionar muchos problemas”.
Uno de los fiscales le preguntó: ¿Cuánto era el arreglo que usted tenía, que se quedaba la política? “Nosotros habíamos hablado, como se maneja esa clase de negocios, que supuestamente es un 20 o un 30% para destinarse para la política, así la política decide qué hacer con ese dinero; a buen entendedor, pocas palabras”, dijo.
El empresario dijo que empezó a “ayudar” a Traferri para la campaña. Aclaró que el senador nunca le pidió dinero, sino que él se lo entregaba. El legislador nunca lo habría rechazado. Fueron 200.000 dólares que en total pagó. Traferri le prometía, de acuerdo a la versión de Peiti, contactos con Omar Perotti, que luego fue gobernador. Pero antes de que llegara a la Casa Gris, la relación entre Perotti y Traferri se resintió durante la transición y el armado del gabinete.
“Después, si ganaba Perotti, íbamos a concretar el convenio e íbamos a tener todos supuestamente un final feliz. Pero, bueno, Perotti -creo que él sabía de mi actividad, él sabía todo-, dijo que sí y después se ve que tenía algún compromiso más fuerte por el lado del Casino, con la gente de Bold, y, bueno, me corrieron a un costado. Y aquí estoy, en una clínica, encerrado en un loquero, y estoy tratando de aclarar el accionar mío, cómo llegué a esta situación”, afirmó Peiti en su declaración.
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