“Pensamos que nos mataban”: Brutal agresión a jóvenes mujeres de zona norte que fiscalizaron en una mesa de La Matanza
Participaron de escrutinio en representación de La Libertad Avanza; a una de ellas la ahorcaron contra una pared, la tiraron al piso y le pegaron trompadas y patadas entre varios; también hubo incidentes en una escuela de José C. Paz
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Tres jóvenes profesionales oriundas de la zona norte del Gran Buenos Aires que fueron a fiscalizar para La Libertad Avanza en mesas de una escuela de Rafael Castillo, partido de La Matanza, fueron brutalmente agredidas. Les dieron trompadas y patadas, las tiraron al piso y a una de ellas la ahorcaron contra una pared. Tras los ataques, quedaron aterradas. Temen represalias y, por eso, se preservan sus identidades.
V.A., diseñadora de 27 años; y P.S., abogada, también de 27, y S.M., de 26 años y politóloga, domiciliadas en Tigre y San Isidro, formaban parte de un grupo compuesto de ocho mujeres y dos hombres asignados a la Escuela Secundaria N°122, situada en Coronel Aguirre 3306.
“Nos maltrataron durante toda la jornada”, dijo V.A. a LA NACION. Describió el ambiente en la escuela de Rafael Castillo como tenso y hostil: “A medida que iba oscureciendo me empecé a preocupar”, explicó.
Afirmó que una fiscal de Unión por la Patria, molesta con su presencia, la amenazó por insistir con el respeto de las reglas del proceso: “A vos te voy a encontrar afuera, te voy a agarrar”, le dijo. “Me quedé helada. Le pedí por favor que termináramos la jornada en paz, pero siguió gritándome. Me callé, no podía hablar, se me hizo un nudo en el estómago. Nos queríamos ir”, agregó.
A las 20.30, cuando terminaron el escrutinio y los resultados se enviaron por correo, se acercó a preguntarle a un efectivo de Gendarmería que estaba en la escuela si las podía acompañar hasta el auto, pero se negó. “Cualquier cosa, gritá”, le respondió.
“Sabíamos que estaba picante afuera y esperamos a que se acercaran dos fiscales nuestros para salir acompañadas”, explicó la diseñadora. Al salir el grupo de ocho mujeres de la escuela, el gendarme cerró el portón, quedando los dos hombres aún dentro del establecimiento.
Afuera un grupo de hombres y mujeres de UxP estaban reunidos y las esperaban, pero ellas no lo advirtieron: “Empezaron los gritos y se abalanzaron sobre nosotras. ‘¡Vení que te mato!’, nos amenazó una de ellas”. V.A. agregó: “agarraron a una de nuestras fiscales, de 24 años, la pusieron contra una pared y la empezaron a ahorcar”. “Tenemos la misma cajeta, vos y yo”, le gritaba la agresora.
Alguien logró separarlas y la chica cayó al piso. V.A. dijo que entre cuatro mujeres y hombres empezaron a patearla y a pegarle en el suelo. “Fue la escena más violenta que vi en mi vida”, aseguró. “Traté de filmar y me gritaron: ¿Qué hacés filmando, pelotuda?, me tiraron del pelo y me pegaron, por eso el video se corta”.
Finalmente apareció una agente de policía que agarró a la principal agresora, que había estado todo el día en la escuela, una mujer de pelo corto y rubio. Según V.A., al menos tres de sus compañeras de fiscalización recibieron golpes de puño.
Las cuatro mujeres salieron “disparadas”, corriendo hacia un auto: “No sabemos como logramos subirnos, pero pudimos hacerlo y poner las trabas” de las puertas del coche. Una docena de personas las alcanzó, rodearon el auto y empezaron a golpearlo y rayarlo. “Intentaron romper los cristales. Eran unas doce personas golpeando ferozmente y nosotras, cuatro en el auto. Pensamos que nos mataban. Yo pensé que nos iban a matar”, dijo una de las agredidas.
“Fue salvaje. Barbarie pura. Un sálvese quien pueda. Me surgió un instinto de supervivencia muy grande. Logramos arrancar, en estado de shock y salir de allí con muchísimo miedo”, sostuvo V.A.
“Sobrevivimos, pero seguimos en shock. Espero que nunca alguien tenga que pasar por algo así”, dijo, y agregó: “Lo que pasó se podía evitar y nadie hizo nada. Nos sentimos muy desprotegidas; no puede ser que la policía y la Gendarmería nos suelte a los lobos de esa manera”.
“No debería sentir miedo de ir a fiscalizar y que mi vida corra peligro, no es normal. Eso no es democracia. Con violencia no se resuelve nada. No puede haber semejante impunidad”, dijo P.S. “Si alguien sacaba un cuchillo ahí hubiese sido trágico”, agregó V.A. “Fuimos a defender la democracia. Me da mucha tristeza. Entre las agresoras había empleados de la escuela. ¿Quién está enfrente de las aulas?”, cuestionó S.M.
También en José C. Paz
V, empresaria de 30 años, fue miembro de un grupo de fiscales autoconvocados de la zona norte, unos 27 integrantes que fiscalizaron para La Libertad Avanza, asignados a la Escuela de Educación Secundaria N°4 (CENS N°458) situada en San Lorenzo 3982-3995, José C Paz. Ella también fue víctima de agresiones. Hacia el final del recuento de votos se juntó una patota afuera de la escuela: “Estábamos un poco preocupados por lo que podía pasar. Ya habían pinchado ruedas del auto de uno de nuestros fiscales”.
Según ella, había unas 50 personas reunidas, cantando y gritando, con el sonido de bombos en el fondo. “Había algunos muy agresivos. Nos gritaban ‘chetas de mierda’ y ‘de acá no pasan’”, dijo V., que agregó: “A mí me daba miedo porque sentí que estaba fuera del control de la policía, los vi preocupados. Nos dijeron que nos escondiéramos en la escuela aledaña hasta que llegara nuestro transporte. Fuimos escoltadas por la policía y un gendarme, esperamos ahí y nos metimos ocho en un auto para irnos a los apurones, como sea”.
Concluyó: “Habíamos fiscalizado antes ahí, pero nunca perdieron ellos. Para mí fue un reflejo de bronca, resentimiento y odio”.
F.C., arquitecto de 28 años, fue fiscal para el mismo grupo de autoconvocados que V., y también vivió un episodio violento ayer: “Fuimos a dar una mano, somos voluntarios apartidarios con fines democráticos”. Fue asignado como fiscal general en la Escuela de Educación Primaria N°14 Rodolfo Walsh, situada en Chile 995, José C. Paz. Contó que el proceso se desarrolló normalmente. “Hacia el final de la jornada, a partir de las 18, empezamos a tener diferencias con la delegada; no quería que estén presentes en la escuela los fiscales de recambio nuestros, ni siquiera sentados en el patio. Acordamos entonces que habría dos fiscales generales de cada partido, un fiscal electrónico y un fiscal por mesa dentro del predio de la escuela. Sin embargo, ellos no lo respetaron, aparecían de todos lados y se metían a hacer más presencia”, explicó.
Manifestó que esas personas se escudaban diciendo que eran “representantes de la escuela”, figura inexistente de acuerdo a la Justicia electoral, o que eran “auxiliares”, y señalaban a personas que habían fiscalizado previamente ese día. “Era grosero. Entraban y salían, interrumpiendo el escrutinio. No respetaban los límites, las reglas. Te hablaban pegado a la cara y te gritaban”. Se empezó a armar un tumulto fuera de la escuela cuando los resultados no les estaban siendo favorables: “Había algo de quilombo”. Una fiscal general de Unión por la Patria le dijo a F.: “Vos en algún momento vas a tener que salir, ya vas a ver” y “A este lo quiero fajar, me quería pelear”.
Al terminar, en el momento en que dio un paso fuera de la escuela, la mujer se le acercó y le pegó una piña en el pecho. “Vení, animate”, lo provocó. “Me quedé parado, perplejo”, dijo F.
“Grité pidiendo ayuda a la policía y llamaron a un móvil”, detalló. “Me saco el sombrero con la policía bonaerense, nos sentimos cuidados. Me tomaron los datos y nos pudimos ir. Me pareció patético lo ocurrido, lamentable”.
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