Patota asesina. Dos menores recibieron una condena de ocho años por un brutal homicidio con patadas y piedras
En un juicio abreviado, fueron declarados culpables del asesinato de Adrián Bustamante
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El 10 de julio 2022 a las 6.30, a Adrián Bustamante, de 48 años una patota lo atacó con trompadas, patadas y piedrazos en el playón de una estación de servicio Dapsa, ubicada en ruta 197 y Julián Martel, en José C. Paz. Dos horas y media más tarde murió en el Hospital Gobernador Domingo Mercante “a consecuencia de múltiples cefalohematomas a nivel frontal y occipital izquierdo y parieto temporal derecho, politraumatismos varios en el cuerpo y hemorragia focal pulmonar, lesiones que provocaron su deceso”, según surge de la causa 55/2023 a cargo del Juzgado de Responsabilidad Penal Juvenil N° 1 de San Martín .
Ese tribunal, conformado por Ramón Alonso Bogado Tula, Sonia Elizabeth Ordoñez de Cambón y Rómulo Gabriel Peñoñori, resolvió luego de que las partes aceptaran someterse a un juicio abreviado –una herramienta legal que permite llegar a una condena de hasta diez años de prisión mediante un acuerdo entre el acusado, su defensa, la fiscalía y la víctima querellante–, declarar a ambos imputados, de 16 y 17 años al momento del hecho, respectivamente, a la pena de ocho años de prisión por considerarlos coautores penalmente responsables del delito de homicidio agravado por alevosía, de acuerdo con lo normado por la Convención Internacional sobre los Derechos del Niño, las Reglas Mínimas de las Naciones y Unidas para la Administración de Justicia de Menores (Reglas de Beijing), la Constitución Nacional, el Código Penal y el Código Procesal Penal.
En la causa hay otros tres procesados con prisión preventiva y a la espera de un juicio oral, todos mayores de edad: Franco Brizuela, de 24 años; Lautaro Adriel González, de 21, y Gonzalo Herrera, de 22. Los videos obrantes en la causa y los testimonios de testigos resultaron claves en la investigación para determinar la participación en el homicidio de los cinco mencionados de acuerdo con las investigaciones realizadas oportunamente, si bien al comienzo fueron detenidas más de diez personas.
La sentencia describe acerca de la responsabilidad de los condenados: “M. I. R. efectúa patadas y utiliza un pedazo de concreto con el que golpea al menos en tres oportunidades a la víctima en la zona de la cabeza, al mismo tiempo que otro de los agresores toma un palo y le efectúa un golpe, mientras que J.U.C. lanza en dos oportunidades objetos al grupo, todas acciones que en su conjunto colaboraron al designio criminal”.
Esa madrugada trágica había comenzado con una cena en la pizzería de Diego Focca ubicada en Julián Martel 5584 –a metros de la estación de servicio–, para festejar el cumpleaños de Julio, que estaba acompañado de un grupo de amigos, entre los que estaba la propia víctima, Adrián Bustamante –oriundo de La Rioja con domicilio en Grand Bourg– y su pareja, Ada Rumilia Vera, de 36, de nacionalidad paraguaya, con la que llevaba una relación de siete años, entre otros participantes de la reunión.
La celebración comenzó pasada la medianoche, se extendió hasta la madrugada, y cuando se iban retirando sucedió la matanza. En ese momento, Emanuel, el hermano del dueño de la pizzería, estaba saliendo del local junto a su novia, y dos jóvenes a bordo de una moto negra le pasaron rasante. Se sorprendió, los observó y les dijo: “¿Qué, me quieren robar?”. Recibió como respuesta insultos y agresiones. Al ver lo que sucedía, Adrián Bustamante salió en su defensa e intentó calmar la situación, pero fue en vano.
“Flaco, ya está, cortenlá, vayansé”, alcanzó a decir. Le respondieron con más violencia, uno de ellos le arrojó un vaso con cerveza en la cara, y de repente, desde el kiosco cercano, de donde provenían los agresores, surgió un grupo que superaba las diez personas que los atacó en patota a palazos, patadas y trompadas, mientras sus amigos hacían lo que podían contra los agresores que los superaban en cantidad.
El momento crítico ocurrió cuando Adrián recibió una patada voladora y cayó al piso. Ahí lo terminaron rematando con más golpes en su cabeza y piedrazos que le provocaron vómitos y pérdida de sangre hasta quedar inconsciente. Su amigo Adrián intentó hacerle RCP (reanimación cardiopulmonar). Cuando llegó la ambulancia Adrián apenas respiraba, agonizaba... Lo trasladaron de inmediato al Hospital Mercante, donde el médico René Rocha certificó la muerte a causa de un paro cardiorrespiratorio.
Búsqueda de justicia
A partir de ese momento trágico, Ada Vera, pareja de Adrián, devastada en medio de semejante dolor se propuso no bajar los brazos hasta lograr que se haga justicia. Y en un año y medio se logró sentencia para los dos menores, mientras los otros tres participantes del crimen esperan detenidos con prisión preventiva que se realice el juicio oral.
“Planteamos la idea del juicio abreviado junto con la fiscalía ya que teníamos celeridad en poder cerrar esta primera etapa con relación a los menores. Primero porque en tiempo récord y gracias a las cámaras de seguridad dimos con el autor material del hecho y con quienes ayudaron al asesinato. Si no podíamos correr el riesgo de que los menores fueran liberados. Por eso llegamos a esa instancia con acuerdo de todas las partes con el objetivo principal de que Ada, su mujer, pudiera encontrar algo de paz porque estaba destrozada, al igual que su pequeña hija, que quería mucho a Adrián. Fue importante la resolución de este caso en el marco de la intención del ministro de Justicia, Mariano Cúneo Libarona, quien plantea de manera seria la posibilidad de bajar la edad de imputabilidad a los 14 años, algo que vengo proponiendo desde hace tiempo. Hoy un joven a esa edad tiene plena conciencia de sus actos y debe ser responsable de sus hechos. Por supuesto la condena debe ser distinta a la de un mayor, buscando su reinserción en la sociedad y apuntando a la educación mientras dure su condena. Pero de ninguna manera puede quedar en libertad”, aseguró el abogado Matías Morla, representante de la pareja de la víctima.
Mientras tanto, los dos adolescentes condenados continúan en sus respectivos lugares de detención. El primero está alojado en el Centro de Recepción Abasto; el otro en el Centro Cerrado Villa Legarra.
En la sentencia de los jueces dejan expresa constancia de que ambos menores deben tener “seguimiento psicológico”, requiriendo “una evaluación más profunda respecto de la situación del grupo familiar por intermedio de perito trabajadora social y psicóloga con la finalidad de generar estrategias de intervención a los fines de efectivizar los principios rectores para la interpretación y aplicación de las normas del proceso penal juvenil”.
Además, el fallo especifica respecto de los institutos donde se encuentran, que deberán presentar un informe detallado al juzgado acerca de la situación de los jóvenes que recibieron la pena por el asesinato de Bustamante. “Les será garantizado un adecuado tratamiento, de resultar necesario psicoterapéutico, como así también su inclusión en actividades formativas, de capacitación, ello en miras de lograr que asuman una actitud constructiva y responsable frente a la sociedad”, se consignó en la sentencia.
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