Para los jueces, el disparo final de Chocobar fue “innecesario y desproporcionado”
Consideraron que la primera parte de la intervención del policía en la persecución del ladrón que había apuñalado a un turista en un robo fue ajustada a la normativa, pero que los últimos tiros, que alcanzaron al delincuente por detrás y le causaron la muerte, no debió hacerlos y no pueden ser justificados porque el asaltante ya “estaba a distancia, sin armas a la vista y no representaba ningún peligro”
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El tribunal que condenó al policía Luis Oscar Chocobar a dos años de prisión en suspenso consideró “innecesario y desproporcionado” el disparo final con el que mató a un ladrón que escapaba tras haber apuñalado a un turista norteamericano en 2017, en La Boca, ya que el asaltante, en ese momento, no resultaba “peligroso para nadie”. También determinó que el condenado incumplió “la normativa nacional e internacional” sobre el uso de arma.
El cuestionamiento al accionar de Chocobar en el hecho que derivó en la muerte de Juan Pablo Kukoc, que tenía 18 años, quedó plasmado en los fundamentos de la condena que recibió el policía por el delito de “homicidio agravado por el uso de arma de fuego cometido en exceso del cumplimiento de un deber”, los cuales fueron dados a conocer en las últimas horas por los jueces Fernando Pisano, Jorge Apolo y Adolfo Calvete del Tribunal Oral de Menores (TOM) N°2.
Además, en la sentencia del 28 de mayo último, Chocobar, de 34 años, recibió una inhabilitación especial por cinco años para desempeñarse en funciones operativas con la utilización de armas de fuego.
En el fallo de 501 páginas al que tuvo acceso la agencia de noticias Télam, el TOM 2 detalló lo sucedido alrededor de las 8.20 de la mañana del 8 de diciembre de 2017 a pocos metros de Caminito. En su voto, el juez Pisano explicó que Chocobar estaba de civil cuando vio al turista estadounidense Frank Wolek que pedía auxilio tras ser asaltado y apuñalado por dos delincuentes que le sustrajeron su cámara de fotos, uno de los cuales resultó ser Kukoc que huyó corriendo.
”Obviamente, [Chocobar] no podía mostrarse indiferente. Su prioridad, entonces, era la de neutralizar el riesgo que implicaba el comportamiento de los malvivientes que habían exhibido un claro desprecio por la vida ajena y evitar que escaparan”, sostuvo el magistrado.
El juez recordó que “la situación escaló otro peldaño cuando intervinieron tres vecinos y se acercaron al imputado, ya que además de afectar potencialmente su integridad física, el peligro se desplazaba, también, a la seguridad pública, debido a la circulación de terceros por la zona”.
Al llegar a Irala y Suárez, el policía, que ya había alertado al 911, los vio peleando con el asaltante y la cámara fotográfica fue recuperada.
Pisano indicó que Chocobar “pudo haber supuesto la existencia de un arma en poder del imputado, aunque desconocía cuál, dada la entidad de las lesiones que presentaba Wolek, que, por su localización y sangrado, difícilmente pudieron haber sido causadas por simples golpes”, por lo que ello “lo llevó a identificarse como policía, dar la voz de alto y disparar en dos o tres oportunidades de forma intimidatoria al aire”.
”Los testigos se apartaron de la escena y al reiniciar el imputado su huida, le efectuó otros disparos de manera directa, dos de los que impactaron en el frente de Irala 999, mientras que dos [dieron] en el cuerpo [de Kukoc], provocándole sendas heridas que, finalmente, tras dos intervenciones quirúrgicas, lo llevaron a la muerte cuatro días más tarde”, señaló.
Dos momentos, dos intervenciones
En su voto, al que adhirieron sus colegas, el juez Pisano consideró que debía “centrarse el análisis en el último de los tramos, a fin de poder establecer el alcance de la responsabilidad de Chocobar, dado que hasta ese momento había seguido al pie de la letra los pasos que se le exigían en el evento”.
”Resulta evidente para mí que el comienzo de su accionar estuvo completamente justificado a tenor del marco legal que regula su actividad”, aunque dijo que “en un preciso momento de la persecución, la actuación del policía acusado dejó de estar justificada para tornarse excesiva en extenso e intenso por resultar innecesaria y desproporcionada al legítimo fin primigeniamente propuesto”.
Es que para el Tribunal no se trató de un caso de “legítima defensa”, como alegó la defensa del efectivo, ya que “poquísimos segundos más tarde se apartó de la normativa permisiva al herir con su última salva a Kukoc cuando ya se encontraba a bastante distancia, sin armas a la vista, ni representar peligro alguno”.
”En pocas palabras, Chocobar no debió efectuar ese último disparo que impactó a Kukoc en su pierna izquierda cuando se alejaba corriendo sin resultar peligroso para nadie”, afirmó Pisano y añadió: “No puede aceptarse la aprehensión de un sospechoso sacrificando el cumplimiento de la normativa nacional e internacional de aplicación obligatoria que razonablemente regula el oportuno uso de las armas de dotación asignadas al personal policial”.
Por último, el juez aseguró que “Chocobar no tuvo intención de matar, según lo demuestran el comprobado impacto de rebote en la región lumbar, la herida en la pierna izquierda de Kukoc, y el haber cesado de inmediato sus disparos al verlo caer al suelo”, por lo que descartó la hipótesis de la querella respecto a que se trató de un “homicidio agravado cometido en abuso de la función policial”, que prevé la pena de prisión perpetua.
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