Para ingresar en la playa, se revisan hasta los termos con agua para el mate
Ayer comenzaron los controles policiales para evitar el consumo de bebidas alcohólicas en la vía pública; muchos turistas y vendedores ambulantes critican la medida comunal
VILLA GESELL.- De las botellas y latas de alcohol volando en la playa, como se vio en un video que se viralizó en las redes, a la restricción más absoluta. En las 13 calles principales que terminan donde empieza la arena, a metros del mar, en Villa Gesell, los vecinos y turistas se encontraron con controles estrictos. "Parece la cancha, te abren todo y te palpan, seas un pibe o un viejo como yo", dijo Norberto Nicco, de 81 años, que avanzaba a paso lento.
Desde el crimen de Fernando Báez Sosa, en la madrugada del sábado pasado, Villa Gesell reflotó viejas ordenanzas que no se cumplían, como la prohibición de ir a la playa con un parlante, e implementó hace apenas dos días, nuevas como vetar el consumo de bebidas alcohólicas en la vía pública.
"Y la pagamos nosotros que no tenemos nada que ver. Es imposible pasar con música y algo de tomar. Si te hacés el vivo y pasás una botella, te agarran y te cobran una multa de $5000. Nos arruinaron un poco las vacaciones. Ahora si llegás después de las dos al boliche ya no entrás, la capacidad pasó a ser superlimitada. Todo se complicó. Me parece bien que haya más control, pero esto es mucho. El año que viene si esto sigue así, no voy a volver a Gesell", argumentó Tomás Delecraz, de 18 años. Él estaba junto a cuatro amigos, sentado sobre una conservadora y a su lado, un parlante. En la Gesell de ayer esa combinación estaba en la mira de todos los policías.
"Hoy Damas Gratis en Pueblo Límite", anunciaba por altoparlante una avioneta que volaba a poca altura, para promocionar el recital de esa banda de cumbia en el icónico boliche de Villa Gesell.
"Después de las 2 no pasa nadie más", explicó David Alochis, de 37 años, relacionista público de Pueblo Límite, que vendía entradas anticipadas en la playa, a la altura de Paseo 105. "En Pueblo ahora podemos meter a 4000 personas cuando el lugar tiene capacidad para más del doble. Esto iba a pasar en algún momento, acá a las 6 los pibes salen en masa de los boliches y no hay suficiente policía para contenerlos", agregó.
En Paseo 105 y la avenida 1, había dos camionetas negras de los Grupos de Apoyo Departamentales (GAD), una de las fuerzas especiales de la policía y que tienen el mismo entrenamiento que el grupo de elite Halcón.
Los agentes armados del GAD y la hilera de mujeres de la policía bonaerense o de la Delegación Distrital de Investigaciones (DDI), con guantes de látex para revisar bolsos y conservadoras, eran una postal inusual para cualquier ciudad balnearia que busque detentar cierta normalidad.
"Nos pidieron que viniéramos de Mar del Plata para reforzar la presencia de autoridades y hacer estos controles. Lo del alcohol me parece bien, pero lo de los parlantes ya es mucho. El tema es que no quieren que se armen fiestas", dijo una agente de la DDI que controlaba el ingreso en la playa.
En cuanto a las actividades comerciales, con estas medidas restrictivas hay ganadores y perdedores. Por un lado, están los paradores que venden bebidas alcohólicas para consumir dentro del local, que se beneficiaron con la prohibición porque los turistas no tienen otra opción más que acudir a las barras. Por otro lado, los vendedores ambulantes se quejaban y argumentaban que con esos controles había mucha menos gente en la playa.
"Estimo que se va a vender más. La lógica indica eso, pero al mismo tiempo la gente se está cuidando. Habrá que ver qué pasa, igualmente a mí no me parece todo esto. Hace una semana acá se hacía cualquier cosa y ahora no se puede hacer nada. Hay que prevenir, no tomar estas medidas después de una tragedia", remarcó Juan Soriano, de 44 años, que trabaja en un parador frente al mar.
"Que el intendente nos devuelva la plata que nos cobró para sacar el permiso que nos habilita a vender en la playa. Nos cobraron más de $10.000 y, por culpa de las macanas que se mandan ahora, están estos controles y no viene nadie a la playa. La gente se termina yendo a otras playas, no quieren que la anden revisando. Recién le revisaron hasta el termo del mate a una señora", se quejó Cristian Albertini, de 28 años, que vende choclos.
"Siempre me voy con $3000 o $4000. Hoy hice solo $400. Encima esto lo tendrían que hacer a la noche o al amanecer, ahí se arman fiestas en la playa. Pero no, lo hacen ahora y nos complican la vida a nosotros", agregó Albertini.
"¿Quién va a venir a Gesell el año que viene?", se preguntaba Marcelo Olivera, de 45 años, que vende gaseosas en la playa. Ayer salió con 20 botellas y vendió solo dos. "Yo también saqué mi carnet para estar habilitado y pagué $10.000. Hay que prevenir, nos rompemos el lomo laburando y estas cosas nos matan, para nosotros estos días son fundamentales".
Anteayer la policía clausuró los boliches Le Brique y Dixit. Llegó a las 3 y puso la faja de clausura. El operativo fue supervisado por el ministro de Seguridad bonaerense, Sergio Berni.