Palermo: un barrio que se convirtió en tierra de vándalos
Vecinos y comerciantes denuncian que de la mano de la actividad ilegal de los "trapitos" aumentó el delito en la zona
En un barrio que se caracteriza por el diseño, la moda y la gastronomía, ahora la tendencia son los robos y la violencia. Peleas entre "trapitos", asaltos, rotura de vidrieras, amenazas a vecinos, extorsiones a automovilistas, consumo de alcohol y drogas en la calle son la nueva "marca" de Palermo Viejo.
Según el Mapa Ciudadano del Delito, elaborado por la Red Palermo Seguro, desde enero de este año fueron denunciados 30 hechos delictivos en un radio de cinco cuadras, de los cuales la gran mayoría ocurrió en los últimos tres meses, y la mitad, sobre cuatro cuadras de la calle Gurruchaga, el epicentro del descontrol. Los hechos que, por su característica, "no son denunciables", pero que no dejan de ocurrir, como las extorsiones de los cuidacoches, se acumulan de a cientos por día.
En una recorrida, LA NACION advirtió la presencia de "trapitos" en estado de ebriedad y con el dominio casi total de la calle. La falta de luz, sobre todo en Cabrera, y la desmejorada situación del espacio público hacen el lugar aún más peligroso.
Un ritual delictivo parece ser la última moda entre los delincuentes de la zona : el "estreno". Cada vez que aparece un nuevo comercio, sufre un atraco dentro de los primeros 15 días. Eso ocurrió con la mueblería de Niceto Vega y Gurruchaga: abrió hace tres semanas y hace dos le rompieron la vidriera con un adoquín y sustrajeron un LCD y una computadora. Los vecinos señalaron a una chica "trapito" que suele parar en esa cuadra como autora del hecho. "A las 21 te cuidan el auto, a las 3 te roban", dijo a LA NACION Laura, dueña de Red Sur Design, que también fue víctima de los robos.
El mapa del delito en Palermo
"Era obvio que te iban a estrenar, mamita", le dijo un "trapito" a Marcela Labarde tras haber sufrido el robo de su notebook y su cartera en el showroom de su marca Neghro, a poco de abrir en Gurruchaga 1524. "Antes estaba en El Salvador y Nicaragua. Si sabía que por unas pocas cuadras esto iba a ser así, no me iba", afirmó.
La bicicletería Bici Up, de Gurruchaga 1519, también sufrió su "acto inaugural" el 2 de agosto pasado. Según relató a LA NACION Marcelo, dueño del local, dos semanas después de la inauguración le forzaron la puerta de hierro y se llevaron siete valiosas bicicletas Vairo. En frente, en la boutique Basilotta, de Gurruchaga 1532, afirman que los "estrenan" cada vez que hay una vendedora nueva. La última "bienvenida" la padecieron el 10 de julio pasado.
"No es sólo el tema de los robos. Se agarran a cascotazos un sábado a la tarde y espantan a todo el público, te pintan grafitis insultándote si no les das dinero y les gritan de todo a las mujeres, incluso a las que pasan con chicos", se quejó Labarde.
Para la Policía Federal, la situación delictiva no escapa a la media de la ciudad. No obstante, reconocieron que, por día, detienen en promedio entre tres y cuatro personas por arrebatos, hurtos, robos y vandalismo en la zona. Sin embargo, inmediatamente reciben la orden judicial de liberarlos. "La bronca que tenemos al verlos de nuevo en la calle es el doble que la de los vecinos. Hace poco detuvimos cuatro veces en una semana a uno apodado «el Orejón» y las cuatro veces la Justicia lo dejó libre", confió a LA NACION un jefe policial federal.
Maximiliano Corach, presidente de la Junta Comunal 14 por Pro, dijo a LA NACION que si bien el tema de la inseguridad y de la actividad de los cuidacoches los "excede", igualmente "tratan de estar al tanto para ser un nexo entre los vecinos y las autoridades". Y adelantó que, para mejorar la seguridad en la zona con una mejor iluminación, planean instalar el sistema de luminarias LED, que ya se ve en otros puntos de la ciudad.
Los vecinos también sufren "aprietes" y represalias de algunos "trapitos" si se niegan a pagar por estacionar o si los denuncian. "Sé dónde vivís, te voy a romper la cabeza a vos y a tu marido", amenazó "el Gordo Rodrigo" -así lo identificó la policía- a Florencia, una vecina de Gurruchaga y Gorriti, luego de que ella se quejó por los tres días consecutivos de peleas que llevaban los "trapitos", el 22 de mayo pasado. La escena ocurrió delante de la policía.
"No se lo llevaron hasta que vino un patrullero con cámara para registrar el procedimiento", recordó la vecina. Al día siguiente, el fiscal del caso dictó una orden de alejamiento, que el "trapito" violó más tarde.
"Nosotros nunca habíamos tenido problemas. Incluso les dábamos comida. Pero ahora están fuera de control", se quejó Sergio De la Zerda, dueño del bar Baraka, situado en Gurruchaga y Cabrera, que hace un mes encontró dentro de su local a un "trapito" que se había herido al romper la vidriera para entrar.
Romper las vidrieras por simple vandalismo es otra "moda". La semana pasada lo sufrieron un local de ropa de diseño en Gorriti 4911 y el Coffee Store de Malabia y Gorriti. Y en Bowen debieron poner rejas luego de seis episodios de este tipo. En Thames y Costa Rica un restaurante cerró luego de sufrir tres ataques en el año.
Aunque todos los comercios trabajan bajo llave, los robos a mano armada se suceden igual. En Alma Jeans, en Gorriti 4902, Jesica ya no recuerda la cantidad de asaltos sufridos. "Las dos últimas veces fue la misma persona. La segunda, ingresó detrás de una clienta y luego se fue en taxi", contó la joven empleada.
La inseguridad se extiende a calles cercanas
Anteayer a la mañana, un redactor de LA NACION fue también víctima de la inseguridad en Palermo. Una banda integrada por nueve delincuentes lo golpeó para robarle sus pertenencias.
El cronista fue sorprendido a las siete de la mañana en el cruce de Godoy Cruz y Honduras por una banda de vándalos que, sin mediar palabras, lo rodeó y lo golpeó para consumar el robo. Luego de obtener un magro botín (un celular y algo de dinero) huyeron; el periodista sufrió excoriaciones leves.
Doce horas antes, a tan sólo cinco cuadras de distancia del lugar de aquel hecho, una tía del mismo redactor fue también víctima de la inseguridad. A las 19 del viernes fue asaltada por dos motochorros, que aprovecharon que se detuvo en un semáforo en rojo para romper la ventanilla de su auto y robarle la cartera.
Del editor: qué significa.
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