Otro asesinato y un ataque a balazos a un banco en Rosario, en medio de los cruces por la inseguridad y la violencia narco
Se trata del octavo homicidio registrado este mes y eleva a 32 la cifra de asesinatos en los primeros 40 días de 2023
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ROSARIO.– En medio de un brote de violencia más intenso en Rosario durante las últimas semanas, el gobierno de Santa Fe despidió al ministro de Seguridad, el excomisario Rubén Rimoldi, y designó en su lugar al comandante retirado de la Gendarmería Claudio Brilloni, que cambió al jefe de la policía provincial, entre sus primeras medidas, en busca de generar una reacción en el interior de una fuerza de seguridad, apuntada por propios y ajenos, como una de las responsables de la inacción para combatir el delito y el crimen organizado.
Los cambios no evitaron que se sumen asesinatos. Luego del reemplazo se conoció la muerte de un hombre de 57 años en Fisherton. Se trata del octavo homicidio registrado este mes y eleva a 32 la cifra de asesinatos en los primeros 40 días de 2023. La víctima fue identificada como Javier Pablo Álvarez, domiciliado en el barrio Nuevo Alberdi.
Brilloni es el cuarto ministro de Seguridad que jura en Santa Fe en poco más de tres años. Hasta el miércoles a la noche ocupaba el puesto de secretario de Seguridad, en un ministerio que estaba al mando de Rimoldi, un hombre sin experiencia en cargos políticos, que tenía serios problemas de conducción. Eso quedó expuesto especialmente en las filas policiales. En el gobierno habían pensado que un excomisario podía tener una fuerte ascendencia sobre los uniformados, pero no resultó como se preveía.
Desde antes de fin de año circulaban fuertes versiones de que Rimoldi daría un paso al costado, luego de que los resultados, sobre todo en materia de prevención de la inseguridad en Rosario, empeoraran. Se daba una paradoja en su gestión. A contramano de lo que ocurre en Rosario, en el departamento de La Capital, donde se encuentra la ciudad de Santa Fe, los crímenes bajaron de 80 en 2021 a 66 el año pasado. El problema de criminalidad que enfrenta esta ciudad es distinto, con el narcotráfico y las mafias como principales protagonistas.
El departamento de Rosario mostró una cara diferente: terminó 2022 con 288 homicidios, una cifra que rompió el récord de 2013, cuando la violencia se viralizó como forma de venganza en medio de la llamada guerra narco que había estallado en Rosario, tras el crimen de Claudio “Pájaro” Cantero, líder de Los Monos. En ese mismo lapso, en la ciudad de Córdoba, que tiene una contextura urbana similar a Rosario, se cometieron 51 asesinatos, más de cinco veces menos.
Ese clima de violencia, con sicarios rústicos que llevan adelante el 80 por ciento de los crímenes, que no pudo revertir el ministro de Seguridad de Santa Fe, se volvió más extremo durante las últimas dos semanas. Se produjeron cuatro ataques a comisarías, uno de ellos con bombas molotov y tres a balazos. Hubo tres ataques con bombas incendiarias a sindicatos. El último atentado fue al distrito municipal sudoeste, donde dispararon cuatro tiros contra el frente de una dependencia, que el intendente de Rosario, Pablo Javkin, había cedido para que funcionara una comisaría.
El miércoles, cuando se produjo la balacera, no había ni un solo policía, solo los guardias de seguridad privada que había contratado el municipio. Horas después de que asumiera el nuevo ministro se produjo otro ataque a balazos con la misma metodología. Fue baleada una sucursal del Banco de Santa Fe en la zona sur de Rosario. Un hombre en moto disparó siete tiros contra el blindex del local, donde se encuentran los cajeros automáticos. Nadie resultó herido. Uno de los atacantes dejó una bolsa con una nota, que se presume es un nuevo mensaje mafioso.
Esta situación hizo estallar al intendente Javkin, que salió a advertir que hoy Rosario no tiene policías. Le pidió al ministro que se mudara de la ciudad de Santa Fe a Rosario para dimensionar la situación.
Mensaje en un cadáver
En Rosario los grupos criminales rompen todos los límites imaginables en el país. La semana pasada ocurrió un crimen que encendió todas las alarmas. Lorenzo Altamirano, un joven de 29 años, músico y artista callejero, había sido secuestrado al azar y luego asesinado para que el cadáver sirviera como una especie de envoltorio para que Los Monos pasaran un mensaje mafioso a otro sector de la banda, ligado a la barra brava de Newell’s. Los fiscales de la Unidad de Criminalidad Organizada Luis Schiappa Pietra y Matías Edery admitieron que no había antecedentes de un crimen de esa naturaleza.
El nombramiento del nuevo ministro de Seguridad, Claudio Brilloni, no cayó bien en la cartera que conduce Aníbal Fernández, que se mostró ofuscado por las críticas y los reclamos que lanzó el gobernador al gobierno nacional. “Sigue sin entender la realidad de Rosario”, ensayó Perotti en alusión al titular de la cartera de Seguridad de la Nación. Del otro lado, Aníbal Fernández le respondió con una frase similar. “No tener conocimiento de lo que sucede es delicado. Hace 20 años que tienen complicaciones”, señaló el funcionario nacional.
“La magnitud del problema que hay que enfrentar amerita fuerte y total prioridad de la Nación”, afirmó el gobernador santafesino. Y agregó: “La Argentina no puede permitir que estas cosas pasen en su territorio. No hay provincia por sí sola que tenga la posibilidad de enfrentar tamaño delito federal”. Desde el Ministerio de Seguridad de la Nación advierten, en cambio, que Perotti nunca se ocupó de reformar una policía que aparece siempre cercana al delito, como lo confirman decenas de causas judiciales.
Perotti pretende que haya un desembarco de Gendarmería de alto impacto como ocurrió en abril de 2014, cuando Sergio Berni era secretario de Seguridad, y montó un operativo con 3400 gendarmes que arribaron en pocas horas, una situación que parecía extraída de una película bélica. A pesar del despliegue, la violencia no bajó. Ese año se cometieron 250 asesinatos, pero tuvo un impacto político intenso, y en un principio la población, sobre todo de los barrios más complejos, notaba que las patrullas de gendarmes habían aplacado la inseguridad. El despliegue de fuerzas federales hoy en Rosario no tiene la visibilidad que le había impuesto Berni.
En la última década un solo año, que es observado como una excepción, bajó el nivel de crímenes en Rosario. En 2017, cuando la ministra Patricia Bullrich ordenó un nuevo despliegue de fuerzas federales, el número de muertos por hechos violentos descendió a 162 víctimas. Brilloni, flamante ministro de Seguridad de Santa Fe, era parte del operativo como enlace de la Gendarmería con la policía santafesina. Por eso, ahora depositan expectativas en que este hombre de 51 años, nacido en la ciudad de Santa Fe, logre bajar la cantidad de crímenes.
La designación del nuevo ministro generó fuertes críticas de parte de la oposición, que hasta ahora se había mantenido al margen de la escena política. Clara García, jefa del bloque del Frente Progresista en Diputados, pidió a Perotti que replique lo que hizo durante la pandemia. “Debe llamar a un comité de especialistas de todos los partidos para un plan de shock de pacificación para Rosario”, señaló la legisladora. Desde Pro no se ven dispuestos a sumarse a una foto que marcaría un respaldo al gobierno, cuando dirigentes del propio peronismo están desaparecidos de la escena para no quedar pegados a la crisis de seguridad.ß
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