Operativo antibombas: allanaron la casa de un estudiante por la reiteración de amenazas recibidas por un colegio de San Isidro
Se solicitaron datos a la sede de Interpol en Suiza para identificar el origen de los intimidantes correos electrónicos
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Se terminó el misterio. El autor de las amenazas de bombas que recibieron las autoridades del prestigioso colegio Riverside de Acassuso, en San Isidro, fue identificado: se trata de un alumno de 16 años.
Así lo informaron a LA NACION calificadas fuentes judiciales. Ayer se hizo un allanamiento en la casa del sospechoso, situada en Martínez, San Isidro, en la que participó personal de la policía bonaerense especialista en explosivo y uniformados de la Estación de Policía de Vicente López.
La investigación, a cargo de la Unidad Fiscal Especializada en Investigaciones de Ciberdelito (Ufeic) de San Isidro, conducida por el fiscal Alejandro Musso, había comenzado tras la primera amenaza de bomba que llegó por correo electrónico. En el texto se daba aviso que el establecimiento estaba “dinamitado” y se aconsejaba no comunicarse con autoridades municipales y provinciales porque, de caso contrario, se iba a proceder a detonar los explosivos.
En total hubo ocho mensajes intimidatorios, según pudo saber LA NACION de fuentes de la investigación. El domingo 8 del actual llegó el primero de los correos en los que se advertía sobre la supuesta presencia de explosivos en el establecimiento educativo, que está situado en Eduardo Costa al 1100, en la localidad de Acassuso. Luego se repitieron las amenazas durante casi toda la semana, obligándose a la momentánea suspensión de clases y evacuación del edificio. En cada oportunidad, especialistas de la policía bonaerense rastrillaron la escuela sin que se encontrasen explosivos.
Tras la requisa del personal de la división antibombas de la policía bonaerense, especialistas forenses de la Ufecic se encargaron del secuestro del material digital y electrónico para buscar todo lo relacionado con los amenazantes correos electrónicos enviados a la dirección digital del colegio Riverside.
“Se convocó al personal especialista en explosivos porque se tomaron todos los recaudos y la investigación se tomó en serio hasta último momento”, dijo una fuente judicial.
El primer correo electrónico con el texto intimidatorio llegó al colegio el domingo 5 de este mes a las 8. “Desde ese momento se tomó en cuenta las amenazas como una realidad perfectamente posible que ponía en riesgo a la comunidad educativa. Ocho mails intimidatorios requirieron la aplicación estricta del protocolo de evacuación e inspección del colegio”, explicó un investigador.
En uno de los correos electrónicos, los autores de las amenazas exigían detener lo que denominaron “abusos de poder” y advirtieron que las líneas telefónicas del colegio y los teléfonos celulares de las autoridades habían sido intervenidos.
“Las consecuencias serán inmediatas”, se sostuvo en parte de la intimidante misiva al exigir el cumplimiento del pedido del “cese de los abusos de poder”.
En medio de la ola de amenazas que sufría ese establecimiento educativo, uno de los investigadores había adelantado que la investigación estaba encaminada y que se apuntaba a la presunta responsabilidad de uno de los estudiantes. “Se pudo determinar que se utilizó un mail cifrado y los correos electrónicos habrían sido enviados por integrantes de la comunidad estudiantil”, dijo entonces ese investigador.
Según las fuentes consultadas, la Ufeic dispuso una “batería de medidas de prueba para recopilar evidencia digital de servidores extranjeros”. A partir de esos datos se habría determinado el origen de los correos electrónicos con amenazas y, en consecuencia, se habilitó el allanamiento a la casa situada en Martínez, donde los policías todavía trabajaban anoche en la recolección de pruebas.
“Se requirió ayuda de diferentes agencias y empresas a nivel nacional e internacional. El atacante empleó una plataforma de e-mails cifrados ubicada en Suiza llamada Protón mail. La Ufeic, con intervención de Interpol Argentina y su par Suiza, obtuvo información de dos de las cuentas utilizadas y lograron identificar en la Argentina a su prestataria, la empresa Telecom, quien en forma inmediata aportó datos del usuario.
Se determinó, a partir del IP (el número que identifica en forma individual a cada conexión en Internet) , que los correos electrónicos habían sido enviados desde una casa de Martínez dónde viven dos alumnos del colegio, uno de 17 años y su hermano de 16, quien sería el autor de las amenazas.
“Es destacar la responsable actitud asumida por las autoridades del colegio que resulta la víctima del hecho, ya que en todo momento priorizaron la seguridad de los alumnos y colaboraron estrechamente con la investigación”, aseguró uno de los investigadores que participaron en la pesquisa.
Las amenazas a establecimientos educativos se reiteran de tanto en tanto en colegios bonaerenses. En ese distrito se registró una masiva ola de intimidaciones con mensajes anónimos en 2017. El volumen de esas amenazas llamó la atención tanto de las autoridades como de la sociedad. Es que solo entre septiembre y octubre de ese año se notificaron 1991 intimidaciones en escuelas de Buenos Aires.
Decenas de alumnos fueron descubiertos entonces como responsables de esos mensajes y se abrieron expedientes judiciales por el delito de intimidación pública. En algunos casos fueron acusados los padres de esos estudiantes, ya que se habían usados teléfonos registrados a sus nombres.
En 2018, el fiscal de La Plata Juan Cruz Condomi Alcorta investigó una ola de amenazas en establecimientos educativos. Se hicieron más de diez allanamientos y se imputó a 100 sospechosos, todos estudiantes.
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