No encontraron fentanilo en los primeros peritajes de las dosis cocaína adulteradas
Los primeros peritajes realizaron sobre las dosis entregadas por los familiares de los pacientes iniciales no lograron determinar cuál es la sustancia de corte que, se presume, sería un opiáceo
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Es, por ahora, como buscar una aguja en un pajar. Hasta el momento, ninguna de las “corridas” de análisis en los cromatógrafos del laboratorio forense de la Procuración bonaerense logró develar cuál es la sustancia de “corte” que, mezclada en las dosis de cocaína que se vendían a bajo precio en los búnkeres de Puerta 8 y en las esquinas periféricas de otras villas del corredor noroeste del conurbano, causó una intoxicación masiva que dejó un saldo provisional de 24 muertos y más de 80 afectados, 37 de los cuales siguen internados.
Guiados por los indicios surgidos de la sintomatología de los pacientes, que reaccionaron favorablemente a la aplicación de naloxona, una sustancia utilizada en la medicina clínica para el tratamiento urgente de intoxicaciones agudas con opiáceos, la búsqueda a ciegas se centró en esas drogas. Entre ellas, el fentanilo, una sustancia sintética 30 veces más poderosa que la heroína, que en los últimos años, mezclada con cocaína, ha provocado en los Estados Unidos miles de víctimas de lo que se conoce como la “muerte blanca”.
Según informaron calificadas fuentes del caso a LA NACION, los primeros resultados de los análisis de las dosis entregadas a la Justicia por familiares de los intoxicados dio negativo de fentanilo.
No se trata solo de la búsqueda de un conocimiento meramente científico. Saber de qué están compuestas las dosis letales de lo que se suponía que era cocaína es vital. Primero, por una cuestión de salud pública, para saber qué es lo que ha intoxicado a sus consumidores y afinar el tratamiento urgente (saber qué antídoto usar). Al respecto, este domingo apareció un nuevo foco de intoxicaciones, en Rosario; en ese caso, los pacientes compraron la droga en esa ciudad.
Luego, a los efectos de orientar la investigación penal, para comprender si las dosis fueron adulteradas de forma dolosa por un grupo narco para perjudicar a uno rival y borrarlo del mercado en el que se disputan territorialmente el dominio del narcomenudeo en el noroeste del conurbano, o si los “cocineros” encargados del fraccionamiento de la droga en dosis (que se “estira” con sustancias “de corte” para aumentar su volumen y mejorar la rentabilidad del negocio) se equivocaron en las proporciones y crearon, sin buscarlo, una droga mortífera.
La aparición del brote en Rosario, donde las víctimas (o sus familiares) admitieron que las dosis habían sido compradas en un búnker de la zona sur de la ciudad, en un barrio controlado por la banda de Los Monos, echaría por tierra la teoría de de la vendetta entre narcos de la zona de San Martín y cimentaría la sospecha de que un proveedor regional con capacidad logística para abastecer un amplio polígono en el centro del país sería el que distribuyó la droga potencialmente letal.
La Justicia federal ya encomendó la investigación a la Policía Federal ante la presunción de que hay vinculación entre ambos brotes.
La determinación final de cuál es la sustancia letal es engorrosa. Los opiáceos más conocidos y buscados en los peritajes superan los 200. Y los cromatógrafos o espectrofotómetros utilizados para el análisis no precisan cómo está compuesta una muestra, sino que se debe buscar específicamente si hay una sustancia en particular.
“A estas máquinas hay que preguntarles que es lo que uno busca. No es que uno pone el polvo y el aparato dice qué hay. En principio no se encontró fentanilo, pero los opioides son más de 200 y se tiene que buscar uno por uno. La máquina chequea y dice si es positivo o negativo de una sustancia en particular”, explicó a LA NACION un reputado toxicólogo que está al tanto de los peritajes de este conmocionante caso, y precisó: “No se ha dejado de probar. Se hacen horas y horas de corridas cada día, pero aún no se ha logrado encontrar cuál es el positivo”.
Por sintomatología
La semana pasada, calificadas fuentes judiciales habían adelantado a LA NACION que ya se había confirmado que las dosis peritadas tenían cocaína, aunque aún no había sido posible detectar cuál había sido la sustancia letal. “Hay dos tipos de elementos de interés toxicológico: los remanentes que entregaron los familiares de las víctimas, para conocer qué sustancia contiene, y cuál fue el elemento de corte. En los cromatógrafos se hacen varias ‘corridas’ en las que se buscan las drogas de abuso más conocidas y utilizadas. Si da negativo, se compara con más tipos de drogas o con sustancias que pudieran haber sido usadas para ‘corte’”, explicó a este diario una perito en criminalística.
Como se dijo, la búsqueda de un opiáceo dentro de las muestras dubitadas surgió de la experiencia clínica ante la sintomatología de los pacientes que comenzaron a llegar en masa, muchos al borde de la muerte, a media docena de hospitales de la zona noroeste del conurbano.
La severa depresión respiratoria de las personas internadas dio la pista de que podrían estar cursando una intoxicación con algo que no era cocaína. La aplicación de naloxona revirtió la sintomatología, lo que llevó a los médicos, primero, y al Ministerio de Salud bonaerense, después, a recomendar el tratamiento con esa sustancia.
El éxito inicial de la aplicación de ese tratamiento en aquellos pacientes que no podían respirar por sí mismos tras haber consumido la droga “fantasma” cimentó la deducción de que se debía rastrear un opiáceo como componente tóxico en las dosis de cocaína compradas en los búnkeres de Loma Hermosa, San Martín y Tres de Febrero. Los estudios de laboratorio todavía no lograron develar qué es, aunque descartaron, en primera instancia, que sea fentanilo.
Otros peritajes
Fuentes judiciales explicaron que las muestras secuestradas en el búnker de Puerta 8, el microasentamiento de Loma Hermosa donde decenas de víctimas compraron las letales dosis de cocaína adulterada”, continúan siendo analizadas con distintos reactivos para establecer cuál fue la sustancia utilizada”.
La otra fuente de información al respecto del origen de la intoxicación son las autopsias. Ya se realizaron 12 necropsias y los resultados preliminares fueron entregados al fiscal de San Martín Germán Martínez. Ese estudio forense no aportó precisiones con respecto a cuál es la sustancia letal. La posibilidad, ahora, reposa en los informes complementarios histopatológicos y toxicológicos que se efectuarán a partir de los análisis de sangre y de vísceras.
A partir de esta semana se sumarán nuevos peritajes y estudios comparativos. Además de los análisis de determinación toxicológica de las dosis incautadas al inicio del caso, ahora se deberá determinar si la droga secuestrada en los allanamientos en los que cayó el paraguayo Joaquín Aquino, alias El Paisa -presunto “dueño” del lote de droga mortal- es la misma que consumieron las víctimas que la compraron en Puerta 8 o en las villas Sarmiento, 18, Lanzone o Loyola, entre otras.
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