Negocio de familia. Cae una banda dedicada al narcomenudeo que era regenteada por una mujer, su pareja y el hijo
Tras una investigación de casi un año, efectivos de la Policía de Seguridad Aeroportuaria realizaron diez allanamientos en Rosario para terminar con las operaciones de un clan que distribuía cocaína y marihuana en la zona noroeste de la ciudad
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Las balaceras, marca registrada de la puja por el territorio entre las organizaciones criminales que infectan a Rosario, los había llevado a mudar su centro de operaciones y de acopio de drogas al sur de la ciudad, aunque mantenían su red de dealers para alimentar el mercado de consumo de estupefacientes del noroeste rosarino. Pero, aunque la mudanza los mantuvo lejos del poder de las armas rivales, no bastó para quitarlos del radar de la Justicia.
Tras una investigación de once meses y una decena de allanamientos, efectivos de la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA) pusieron fin a la actividad de un clan familiar liderado por una mujer, que era secundada por su pareja y por el hijo de él. Hubo otros seis detenidos y se secuestraron drogas, armas, vehículos y dinero.
Fuentes de la fuerza de seguridad federal informaron que hace poco menos de un año, y luego de haber recibido una denuncia anónima, los detectives de la PSA comprobaron “la existencia de un clan familiar liderado por una mujer que, junto a su pareja y al hijo de este, abastecía puntos de venta de droga en las inmediaciones de los barrios Rucci, La Cerámica y Zona Cero”, en el noroeste de Rosario. La banda mantenía una aceitada red de distribución.
“Ampliando las tareas de inteligencia criminal, los investigadores precisaron que debido a disputas territoriales que incluyeron balaceras ocurridas en cercanías de la calle Blomberg, la banda mudó su centro de operaciones a la zona sur de Rosario, y que en una finca próxima a la avenida Avellaneda almacenaba la droga. Asimismo, abrió un kiosco-almacén en el barrio Matheu. Pese a la nueva actividad comercial legal, siguió controlando los puntos de venta en zona norte”, precisaron voceros del Ministerio de Seguridad nacional, conducido por Aníbal Fernández.
El director nacional de la PSA, Glinski, sostuvo que “se trata de una típica red criminal compuesta por familiares, dedicada al estiramiento, adulteración y fraccionamiento de drogas para la venta a pequeña escala, que se da en zonas de marginalidad urbana”. También destacó que “la presencia de armas de fuego y chalecos antibalas demuestra el nivel de violencia que hay en estos mercados ilegales, porque hay una segmentación de la oferta y una competencia cuya regulación se da de manera violenta, una de las particularidades que tiene Rosario”.
Como consecuencia de la decena de allanamientos fueron detenidos tres mujeres y seis varones. Fueron incautados 21 gramos de clorhidrato de cocaína fraccionados en 40 dosis, 677 gramos de marihuana repartidos en 203 dosis y dos bultos, semillas de cannabis, dos balanzas de precisión, elementos de corte, un chaleco balístico, tres pistolas, un revólver, cuatro cargadores y 68 municiones de distinto calibre. También se secuestraron 118.000 pesos, dos motos, 18 teléfonos celulares, 13 chips telefónicos, una notebook, un pendrive y documentación de interés para la causa.
La causa judicial está en manos de Marcelo Bailaque, titular del juzgado federal N°4 de Rosario, y de la fiscal federal Adriana Saccone.
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