Narcos rosarinos usaron un FAL en un tiroteo y dejaron herido a un policía
ROSARIO.-Al suboficial Víctor Páez la bala 9 milímetros le atravesó el cráneo. Fue en un enfrentamiento que se produjo anoche con un grupo de narcos de la zona norte de Rosario, donde dos bandas como Los Monos y Los Romero se enfrentan a tiros desde hace dos semanas, en medio de una cuarentena –como coinciden los investigadores policiales y judiciales- que empieza provocar cambios en el negocio del narcomenudeo, con un mercado más concentrado en las organizaciones con mayor poder de fuego.
En la persecución con la policía, los atacantes descartaron un fusil FAL con un cargador completo y una bala en la recámara. La hipótesis que manejan en el Ministerio de Seguridad de Santa Fe es que el patrullero que conducía Páez, junto a un compañero, abortó sin premeditación un nuevo ataque que Los Monos estaban por concretar en Nuevo Alberdi contra Los Romero, como ya ocurrió dos veces en los últimos diez días.
El martes pasado un grupo comando disparó 52 balas para matar a Joel Mansilla, de 17 años, un miembro del clan Romero.Los atacantes se movían en dos autos, con armas de grueso calibre, entre ellas pistolas con cargadores de 30 proyectiles. Los vecinos no podían creer la cantidad de balas que se escucharon el martes de la semana pasada a las 20.
"Iba a pasar a comprar unas cosas por el chino, cuando veo dos Toyota Hilux y un Ford Focus que paran frente a la casa de Los Romero. Se baja uno con una metra y otros con pistolas y empiezan a tirar. Yo estaba en el auto y por suerte me quedé atrás porque no sabía qué hacer", señaló un vecino que estuvo cerca de quedar en el medio de balas.
Una semana después los tiros volvieron a sonar. Pero esta vez el blanco fue un policía, algo que no sucedía desde hace mucho tiempo, porque una de las particularidades que encarna esta fuerza es que no protagoniza enfrentamientos con narcos y criminales.
Páez fue operado durante la madrugada en el hospital Eva Perón, donde se encuentra internado en estado crítico. Según fuentes del Ministerio Público de la Acusación, fue herido en la cabeza y en el tórax, aunque este segundo disparo lo detuvo el chaleco antibalas.
La trama en la que se investiga cómo fue herido el policía aún está siendo analizada, porque hay puntos grises que no cierran. El Ministerio de Seguridad encargó a la nueva Agencia de Control Policial que realice la pesquisa.
El punto difuso en la historia lo protagoniza un policía de civil, que se encontraba en esa zona de Nuevo Alberdi y a las 21.40, según la información suministrada por el Ministerio Público de la Acusación, llamó al 911 y alertó que era blanco de un intento de robo.
El patrullero que manejaba Páez fue al lugar y cuando llegó vieron que se fugaba un Chevrolet Aveo. Los policías persiguieron a ese vehículo y se desató un tiroteo por las calles del norte de Rosario. En ese momento fue herido en la cabeza y en el tórax el policía. Los atacantes huyeron y descartaron un fusil FAL. El Chevrolet Aveo apareció a tres kilómetros de allí, en un descampado.
La hipótesis que manejan los investigadores es que los hombres que se trasladaban en ese auto pertenecen a Los Monos e iban en camino a atacar a la banda de Los Romero, como ya ocurrió dos veces en los últimos diez días.
Según fuentes policiales, la guerra narco entre Los Monos y Los Romero responde a dos intereses paralelos: venganza y negocios. Por un lado, quieren "cobrarse" el secuestro de un joven de la familia Cantero que fue raptado por Los Romero y golpeado de manera salvaje. Por otro, la estrategia del clan de Las Flores es ampliar su territorio para la venta de drogas, un emprendimiento que se achicó con la cuarentena y va a dejar a menos jugadores manejando el negocio, con una matriz casi monopólica.
La flexibilización de la cuarentena empezó a cristalizar una mayor dureza en los enfrentamientos entre bandas. En el Ministerio de Seguridad creen queAriel "Guille" Cantero pretende absorber a los vendedores de droga más pequeños en una especie de búsqueda frenética por quedarse con un mercado de cocaína cada vez más reducido a causa de la crisis económica y la pandemia. Los movimientos de este mercado clandestino se controlan con balas.
Los Romero son una histórica banda que, como la mayoría, que se dedicaba a los delitos más comunes, como entraderas y robos y derivó a un perfil con una base de recaudación con el manejo de la venta de drogas en esa zona cercana a la ruta 34. También como ocurre con otras organizaciones criminales, como Los Monos, es un clan familiar, liderado por Lichi que está preso y fue condenado en octubre de 2018 a 20 años de prisión por varios delitos violentos.
También es investigado por lavado de dinero y su caso se transformó en una especie de mojón para la justicia santafesina, porque la Cámara Penal de Rosario resolvió que ese fuero es competente para intervenir en delitos de blanqueo de activos. La decisión judicial se transformó en un precedente relevante para las investigaciones que apuntan a los bienes que acumulan las organizaciones criminales.
En el caso de Lichi, el MPA detectó que a pesar de que nunca tuvo actividad laboral en su vida logró comprar un BMW modelo 323i, valuado en unos 20.000 dólares. Su primo Gastón Romero, que tampoco posee ingresos legales, adquirió en octubre de 2014 un Citroen C4 por 13.000 dólares. Cinco meses después compró un Mini Cooper por 17.000 dólares.
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