Misterio. Un freezer une a un financista desaparecido con un contador asesinado
No lo dudó y afirmó que a Diego Xavier Guastini le tenía mucho miedo. Bajo juramento, cuando le preguntaron si alguna vez se había sentido amenazado, respondió: "No sé si amenazado, pero la vez que tuve que ir a declarar me dijo que tenía que decir que Hugo Díaz había salido del edificio, pero no puedo afirmar que hubiese salido".
Guastini era contador y cerebro financiero detrás de las más importantes bandas narcos que operaban en la Argentina. Fue ejecutado de tres balazos hace un año, en Quilmes. Por su homicidio no hay detenidos. Díaz es un financista que está desaparecido desde el 9 de marzo de 2015. La última vez que fue visto con vida había estado en la oficina de Guastini, en el tercer piso de Florida 520, en el microcentro porteño.
Una persona que trabajó varios años en la oficina de Guastini expresó esa declaración sobre Díaz en un expediente judicial que nada tiene que ver con la desaparición de ese financista, pero su testimonio y las palabras de otros dos testigos podrían ser la llave para activar la investigación sobre del hombre al que se le perdió el rastro hace más de cinco años.
Los otros dos testigos, que trabajaron como custodios varios años en las oficinas de Guastini, también afirmaron, bajo juramento de decir la verdad, que esa mañana de marzo de 2015 Díaz, de 41 años, ingresó en el edificio, pero que no lo vieron salir. Aunque plantearon la posibilidad de que se hubiese ido por otra puerta
Sin embargo, lo más llamativo de las declaraciones de los custodios es que pusieron en escena un dato hasta el momento desconocido: pocas horas después de la desaparición de Díaz, según sus palabras, colaboradores de máxima confianza de Guastini sacaron de la baulera del edificio un freezer y lo subieron a la oficina de su jefe para después volver a bajarlo.
Uno de los custodios explicó que había comenzado a trabajar en Florida al 500 a principios de 2015. Hasta ese momento cumplía funciones como patovica en un boliche y en un restobar de la zona norte del conurbano. Un conocido del ambiente de la noche lo acercó a Guastini.
"Trabajaba de 9 a 18. Controlaba el ingreso en el edificio", sostuvo uno de los custodios. Ante las preguntas de los funcionarios judiciales sobre cómo estaba formado el equipo de Guastini en cuanto a la seguridad, el custodio señaló a Luciano Viale y a una persona que conoció con el apodo de Cable.
Luciano Viale es uno de los hijos de Pedro Viale, más conocido Lauchón y durante años fue un colaborador de máxima confianza del otrora hombre fuerte de la exSIDE, Antonio Stiuso, alias Jaime. El Lauchón Viale fue acribillado en un operativo antidrogas realizado por la policía bonaerense en julio de 2013.
El hijo del Lauchón está preso desde junio pasado en el marco de una investigación del fiscal del departamento judicial de Moreno-General Rodríguez Leandro Ventricelli y de detectives de la policía bonaerense sobre una banda de dedicadas a los robos.
"Yo no lo vi salir"
Antes de hacer referencia al financista Díaz, el custodio se refirió a dos ciudadanos españoles que visitaban la oficia con una frecuencia semanal y que siempre iban con valijas tipo carry on.
"Una vez el portero encontró la puerta de un freezer, pero no dijo nada por qué tenía miedo. Estaba al lado de la reja de ingreso a las escaleras donde se suelen dejar las bolsas de residuos", afirmó el testigo.
Sobre la persona desaparecida, a la que no recordaba el nombre, dijo que era muy respetuosa y que no solo lo conocía por verlo en el edificio de Florida 520, sino también que se lo había cruzado en un boliche de Palermo. "Yo lo vi entrar en el edificio. No sé si salió. Yo no lo vi salir. No sé si habrá salido por otra puerta", sostuvo uno de los custodios.
Ese testigo había declarado en la causa por la desaparición de Díaz, que estuvo a cargo de la fiscal Estela Andrades hasta su jubilación, pero había dicho que el financista salió del edificio a las 11 y recordó que lo saludó con un "chau". En esa oportunidad no mencionó la historia del misterioso freezer.
El otro custodio aportó más datos que, de ser ciertos, pueden tener relevancia en la causa por la desaparición de Díaz. Hizo referencia que después de la desaparición del financista fue al edificio de Florida 520 una persona que instalaba cámaras y alarmas para llevarse "los discos duros".
También dijo que el día que tenía que ir la policía por la desaparición de Díaz fueron desinstaladas las cámaras de seguridad. Cuando los funcionarios judiciales que le tomaron declaración testimonial le preguntaron por qué habían retirado los "discos duros", el testigo afirmó: "No lo sé. Cuanto más lejos de las cosas extrañas estoy, mejor. A Hugo Díaz lo vi entrar, pero no lo vi salir".
También sostuvo que observó cómo Luciano Viale y otra persona que trabajaba para Guastini sacaron de la baulera un freezer y lo llevaron para la oficina de su jefe. Dijo que fue al día siguiente de la desaparición de Díaz, pero hizo referencia al año 2014 y el financista fue visto por última vez el 9 de marzo de 2015.
"A los dos días volvieron a bajar el freezer y lo llevaron a la baulera", afirmó el testigo.
La declaración de Guastini
La causa por la desaparición de Díaz se inició después de una denuncia que hizo su exesposa, Natalia Puccar. La pareja estaba separada, pero vivían en la misma casa, en Lanús. La denunciante dijo que su exmarido tenía una oficina en San Martín y Lavalle, en el microcentro. Además relató que ambos compartían la empresa de ambulancias Gerenciadora May Day y que él tenía una financiera de la que no sabía el nombre.
"Se comunicó [Puccar] con la última persona [por Guastini] que había tenido contacto con él siendo un muchacho que tiene una oficina a la misma altura sobre la calle Florida, quien le refirió que Díaz había ido a verlo al mediodía, pero que no lo pudo atender", según el expediente judicial.
Entre las declaraciones testimoniales en la causa Díaz figura la de Guastini. El contador con oficinas en Florida 520 dijo que era amigo del financista desaparecido y que, justamente, la última vez que lo había visto fue la mañana de su desaparición.
"Guastini dijo que Díaz había pasado por su oficina para retirar un cheque ´no a la orden´ por $ 32.000 que se lo iba a cambiar, lo que no hizo porque estaba en una reunión y no lo había podido atender. Le dijo que pasaría más tarde, pero no lo hizo. Por último, refirió que en el mes de diciembre de 2014 Díaz le contó que gente de la barra brava de Boca 'lo estaba buscando' por una cobranza y que por eso lo habían estado esperando en la puerta del boliche Esperanto un viernes a la noche, y que también tuvo un problema con dólares falsos con un salteño apodado Petaca (de nombre Marcelo), que le debía u$s 300.000 a un muchacho de Vicente López", según el expediente judicial al que tuvo acceso LA NACION.
Cuatro años y siete meses después de la desaparición de Díaz, Guastini fue asesinado por sicarios cuando circulaba por Quilmes con su Audi A4 gris. Llevaba a la cintura una pistola Glock calibre 40 que tenía para defenderse. No llegó a usarla: lo ejecutaron de tres tiros.
Después del homicidio del contador se hicieron público sus lazos con el mundo narco. Pronto se supo que un mes antes de ser ejecutado, en un juicio abreviado, había sido condenado por un tribunal en lo Penal Económico a tres años de prisión en suspenso como integrante de una asociación ilícita dedicada al contrabando de divisas. También se conoció que había declarado como arrepentido en varias causas de narcotráfico y que su aporte había tenido un alto impacto en esos expedientes judiciales.
Guastini volvió a ser noticia la semana pasada, con la irrupción de una investigación de lavado de activos en la que había declarado como arrepentido. Esa pesquisa, que comenzó hace dos años, derivó en más de 25 allanamientos -uno de ellos, en una cueva de la City porteña- y la detención de tres sospechosos, entre ellos, un cliente y socio del financista asesinado, el peruano Carlos Sein Atachahua Espinoza.
"A pesar de las numerosas diligencias realizadas por esta dependencia con el fin de dar con el paradero de Díaz, las mismas arrojaron resultado negativo. Si bien resulta extraña su desaparición lo cierto es que de todas la diligencias realizadas hasta la fecha no surge que el nombrado haya sido víctima de ilícito alguno, sin perjuicio de lo cual se encuentra vigente la solicitud de paradero. Debe recordarse que la finalidad de la instrucción es, básicamente, comprobar la existencia de un hecho delictuoso, establecer las circunstancias que lo califiquen, e individualizar a sus partícipes. Resulta claro que a pesar del ingente esfuerzo desplegado a lo largo de casi tres años de investigación, no se ha acreditado la existencia de un delito, ni mucho menos se ha podido descartar que la ausencia de Díaz se deba a su propia voluntad, por lo cual se impone la conveniencia de una resolución de carácter expectante, hasta tanto nuevas probanzas permitan dilucidad la situación planteada. Por lo expuesto, corresponde y así lo dejo formalmente postulado, reservar las presentes actuaciones", afirmó la fiscal Andrades en el momento de archivar el expediente.
Ahora, su fiscalía es subrogada por su colega Pablo Recchini, que ya recibió copia de las declaraciones que hicieron en otro expediente los testigos que pusieron en duda la salida de Díaz de la oficina de Guastini el día en que se perdió el rastro del financista.
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