Narco en prisión. "Tiene una bazooka; ¿eso te puede servir o no?"
"Tiene una bazooka; ¿eso te puede servir o no? El lanzamisiles que va en el hombro", le explicó Gabriel P. a Néstor Fabián Rojas, un narco misionero que fue trasladado hace 15 días de la cárcel de Ezeiza a la de Marcos Paz. Rojas buscaba desde hacía dos meses adquirir armas para enviar a Río de Janeiro, a sus supuestos socios de la organización criminal Primer Comando Capital (PCC), hoy la más grande banda criminal en América Latina.
"Preguntale si es la descartable o cuál. Te estoy diciendo que le digas .30, .50, lo que sea, ¿me entendés? Esto va todo para Río de Janeiro. Las .30 son para blindados, son para tirar al Ejército. Va para Río de Janeiro, acá no queda, el camión cuando viene da la vuelta y se lo lleva", fue la respuesta de Rojas.
Este diálogo se produjo el 17 de octubre pasado, cuando Rojas, un narco que se presenta como el líder de la facción Primer Comando de Frontera (PCF), acusado de tres homicidios en Misiones y de planear el asesinato de un juez, intentaba adquirir armas para enviar a sus aliados en Brasil.
Gabriel P., este hombre que hace de intermediario, dice que salen –según las escuchas telefónicas que figuran en la investigación que llevó adelante la Procuraduría de Narcocriminalidad (Procunar), a cargo del fiscal federal Diego lglesias– afirmaba en la conversación que las armas serían conseguidas a partir del robo en arsenales del Ejército.
"Encontré una línea muy buena. Ayer me reuní con un hombre que es exmilitar. Tengo mucha confianza. Necesito que me dé una orientación y yo te voy a decir qué cosas hay. Ayer me dijo que ahora tiene un stock de una Itaka automática en caja y cinco fusiles AR 15, son tipo de guerra", le contó Gabriel P. a Rojas.
El supuesto vendedor de armas le explicó al narco de dónde saldrían esas armas. "El Ejército compra armamento para hacer entrenamiento. Tienen vencimiento, que es de cuatro años. Entonces después de los cuatro años estos pillos las pasan". Gabriel P. le señaló que por ese lote de la escopeta y los cinco fusiles su contacto, que sería un exmilitar, quería US$10.000.
La Justicia Federal empezó a profundizar a partir de estas escuchas si el ofrecimiento para comprar armas de este hombre con conexiones con exmilitares son reales.
Rojas se presenta como líder del Primer Comando de Frontera, una supuesta ramificación local del PCC. Fue trasladado al penal de Marcos Paz, la misma unidad penitenciaria en la que está alojado en jefe de Los Monos
La transacción no se concretó, porque Rojas, que estaba siendo escuchado por orden la Justicia, fue allanado en la cárcel de Ezeiza, como publicó LA NACIÓN. Al mismo tiempo fueron detenidos varios de los miembros de esa banda en Misiones y en Buenos Aires el 16 de este mes.
Desde hace tiempo sobrevuelan sobre la Argentina varios indicios de que el PCC, la organización narcocriminal más grande de Brasil junto con el Comando Vermelho, hizo pie en nuestro país, donde hasta ahora solo habían aparecido indicios de posibles operaciones de lavado de dinero de esta banda internacional, pero ahora surgen elementos claros de que funciona a nivel operativo desde la cárcel, algo que es un sello de esta organización, que controla gran parte de las prisiones de Brasil y de Paraguay.
Según un dictamen de la Procunar, Rojas tenía la voluntad de hacer conocer la organización criminal que lideraría como PCF "quizá con la intención de generar en el resto de los integrantes el sentimiento de identificación y pertenencia que caracteriza a los grupos narcocriminales brasileños PCC y Comando Vermelho, como también generar temor en la sociedad en su conjunto y, principalmente, en las autoridades policiales que deben investigarla y las judiciales que deben juzgarla".
Luego del operativo en la cárcel de Ezeiza, donde Rojas seguía manejando su organización narco desde su celda con teléfonos celulares que ingresaban en el penal, el narco fue trasladado a la cárcel de máxima seguridad de Marcos Paz. En el trayecto, según revelaron fuentes de la causa a LA NACION, Rojas se hizo de un nuevo smartphone, que encontraron los penitenciarios que lo requisaron cuando ingresó en el penal de Marcos Paz.
En esa cárcel está alojado Ariel Cantero, alias Guille, líder de la banda Los Monos, condenado en siete causas a 62 años de prisión. Una de las recomendaciones que hicieron desde la Justicia al Servicio Penitenciario Federal (SPF), según contaron fuentes judiciales a LA NACION, es que mantengan la mirada atenta para evitar que esos dos narcos se relacionen. "Rojas y Cantero tienen perfiles parecidos. Operan desde la cárcel y usan un alto grado de violencia para conducir sus organizaciones criminales", señalaron.
Hasta ahora, en el universo de Rojas aparecen vínculos directos con la organización brasileña Bala Na Cara, aliada del PCC en el sur de ese país, que en Misiones protagonizó una incursión que provocó preocupación en la Argentina. En agosto de 2018 miembros de esta organización intentaron copar la cárcel misionera de Oberá para rescatar a Vanderlei "Vando" Lopes y a su hermano Rudinei, detenidos el 29 de diciembre de 2017 en el paraje El Soberbio, fronterizo con Brasil, con un arsenal de fusiles FAL, municiones de alto poder y explosivos plásticos.
Rojas no solo intentó comprar armas y cruzar desde Paraguay grandes cantidades de cocaína y marihuana, sino que también tiene tiempo para mantener sesiones de sexo virtual desde la cárcel con una de sus parejas. Con la facilidad de movimientos dentro de prisión, mantiene amenazas contra el juez federal de Eldorado, Miguel Ángel Guerrero. "El peor error de ustedes es no haberme matado", afirmó.
En marzo pasado se detectó que Rojas había contactado a sicarios brasileños que ingresaron en la Argentina para atentar contra el juez de instrucción Nº 3 de Posadas, Fernando Verón, que lo investigaba por el homicidio de dos narcos en la capital de Misiones. También intentó atentar contra un efectivo de la Prefectura que había secuestrado uno de los cargamentos que le fueron incautados en los últimos meses.
En poco más de un mes, Rojas "perdió" 11.104 kilos de marihuana y unos 32 kilos de cocaína que fueron secuestrados en cinco operativos de la Prefectura y la Gendarmería en Misiones y en Corrientes.
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