Mucho más que una bandera. Los Monos coparon la venta de merchandising en el partido homenaje a Maxi Rodríguez
En las inmediaciones del estadio de Newell´s, y sin disimulo, hubo puestos en los que se vendían remeras con los mismos dibujos y la misma declaración que el telón gigante desplegado en la tribunal del Coloso Marcelo Bielsa durante el evento que fue transmitido a todo el mundo
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ROSARIO. La banda de Los Monos no solo exhibió una gigantesca bandera en el partido homenaje que se realizó el sábado para la despedida de Maximiliano Rodríguez, un evento en el que participaron figuras como Lionel Messi y Ángel Di María, entre otros. En las inmediaciones del Coloso del Parque también había puestos de venta de remeras con las tres figuras que tenía la bandera: un mono con lentes, en alusión a Ariel Cantero, líder de Los Monos, un pollo, por Leandro Vinardi; y un toro, por Carlos Escobar, ambos jefes de la barra de Newell’s bajo la gerencia de Guille.
Las fotos de las remeras se empezaron a difundir por las redes sociales, luego de que tomara una fuerte repercusión la aparición de la bandera con los mismos dibujos que bajó el sábado a la noche por la tribuna. En ese momento los jugadores que iban a participar del partido homenaje de Maxi Rodríguez posaban para los reporteros, que registraban el megaevento y lo retransmitían a todo el mundo.
Los Monos impusieron el fondo con su sello. La bandera mostraba los tres animales y un texto: “Nosotros estamos más allá de todo”.
Este lunes, la policía santafesina allanó el Coloso Marcelo Bielsa para buscar la bandera de Los Monos y secuestrar las cámaras de seguridad. Obviamente que no encontraron el “trapo” de los Cantero en el estadio. La policía actuó después de que el caso tomara una fuerte repercusión en los medios.
El intendente Pablo Javkin señaló este martes que la exhibición de la bandera se trató de “una demostración de poder” de la banda criminal. Criticó la lentitud con la que actuaron la policía y la Justicia.
“Es una provocación directa, sin dudas, justo se puso una bandera e inmediatamente apareció otra. Evidentemente estaba estudiado. Por eso creo que tiene que ser muy rápida la intervención, no es algo que se hace en cualquier lado, no tiene un tamaño menor”, destacó.
“Evidentemente no es algo que se moviliza fácil, con lo cual debe ser posible detectar”, explicó Javkin, en un breve contacto con la prensa en la presentación del plan de seguridad para Santa Fe que hicieron Patricia Bullrich y Carolina Losada en Rosario. Agregó: “En algún momento la bandera se movilizó hacia el estadio y se ingresó; está claro que la gran mayoría de la gente que la movilizó no tenía idea del contenido”, sostuvo el intendente.
Tras la aparición de la bandera, el sábado pasado, el secretario de Seguridad Deportiva de Santa Fe, Gustavo Pucheta, confirmó que alertaron a la Justicia sobre lo que estaba ocurriendo. “Apenas apareció la bandera, el ministro de Seguridad nos ordenó poner en conocimiento del hecho a la Fiscalía de Flagrancia y de empezar a investigar para conocer si la bandera estaba en el lugar con anterioridad o si se filtró por algún lugar“, indicó el funcionario. Según Pucheta este hecho se consideró “una afrenta”. “Fue el único punto flaco del operativo, ya que no pudimos divisar esa bandera con anterioridad. Pero creo que no estaba en el lugar desde días antes”, explicó.
La bandera fue desplegada cuando los invitados a la despedida de La Fiera Rodríguez, incluido Lionel Messi, subieron a una tarima y posaron para el enjambre de fotógrafos que cubrieron el evento para medios de todo el planeta. Las figuras que participaron del evento no la advirtieron porque el “trapo” de grandes dimensiones fue desplegado a sus espaldas.
Unidad y control
¿Por qué Los Monos mostraron la bandera con ese mensaje? ¿Qué pretendían? Las preguntas tienen una simple respuesta, sobre la base de hipótesis que se tejen entre los investigadores judiciales: después de las peleas internas, entre distintas facciones de Los Monos, Guille Cantero quiso mostrar una unidad renovada, con los dos alfiles que tienen el mando de la barra y de su entorno criminal: Vinardi y Escobar.
Esos dos nombres aparecieron en un mensaje trágico y terrible, encontrado en el cuerpo de Lorenzo Altamirano, acribillado frente al Coloso el 6 de febrero pasado. “Damián Escobar, Leandro Vinardi y Gerardo Gómez, dejen de sacar chicos del club para tirar tiros en Rosario”, decía el papel que estaba entre las ropas de “Jimi”, un músico y artista callejero que fue secuestrado en la calle y asesinado a tiros. Su cuerpo fue arrojado a pocos metros del estadio de Newell’s, y fue interpretado por los fiscales de la Unidad de Criminalidad Organizada, como Luis Schiappapietra y Matías Edery, como un hecho inédito, en el que se usó el cuerpo de una persona, que fue raptada al azar, para pasar un mensaje. “El cadáver fue usado como un envoltorio”, graficó Edery días después.
Detrás de este crimen aparecía una trama plagada de problemas internos entre integrantes de Los Monos y que buscaban resolverlo como saben: con más muerte.
El objetivo era “sembrar” sangre en un escenario en disputa: la hinchada leprosa, cuyo control está en manos de Los Monos. A la par de este hecho macabro se produjeron otros episodios violentos: balazos a una comisaría de Villa Gobernador Gálvez y a la Unidad Penal Nº5, conocida como Order, ubicada en la zona oeste de Rosario.
El trasfondo por el manejo de la barra de Newell’s dejó una decena de muertos en los últimos años, desde que Ariel “Guille” Cantero, líder de Los Monos, tomó las riendas a través de sus delegados, que también están presos como él, como Carlos “Toro” Escobar y Leonardo “Pollo” Vinardi, entre otros.
El control de la hinchada no solo sirve para extender la venta de drogas, sino que atrae emprendimientos paralelos, como la recaudación que generan los cuidacoches en esa zona, la venta ambulante y la “marca”: la barra de Newell’s se usa como una fuerza de choque que sirve para marcar terreno en disputas sindicales, como ocurrió, por ejemplo, con el gremio de Peones de Taxis.
El 31 de diciembre pasado, cuando se produjo un ataque a balazos a la Fiscalía y la sede de la Defensoría en Villa Gobernador Gálvez, los atacantes dejaron un mensaje que hacía alusión a Escobar, que está preso desde 2018 por homicidios y tráfico de drogas. Hoy está en el penal de Ezeiza. Escobar maneja un sector de la barra y pretenden correrlo.
El crimen de Altamirano no fue un hecho aislado. Minutos antes de que asesinaran a Jimi, que nada tenía que ver con estas tramas criminales, se produjo un ataque a balazos a la comisaría 26ª en Villa Gobernador Gálvez. Allí también apareció un mensaje similar, con el nombre del Toro Escobar.
Problemas en el paraavalancha
La violencia en Ñuls es un problema que no parece tener solución a pesar de los cambios institucionales en el club. Desde que Roberto “Pimpi” Caminos perdió la hegemonía de la barra tras la derrota de Eduardo López en 2008, los conflictos internos nunca lograron apagarse. Caminos fue asesinado en 2010.
Uno de los últimos crímenes en torno a la barra ocurrió en septiembre de 2021, cuando fue ejecutado Nelson Saravia, un hombre que lideró el núcleo duro de la hinchada por un tiempo luego de que fuera detenido Diego Ochoa, alias Panadero, quien había sucedido a Pimpi Caminos, a quien mandó a matar. Saravia fue baleado en 2016 y un mes antes de morir su casa había sido blanco de un ataque a tiros.
También un mes antes del crimen de Saravia –que habría sido ejecutado por Los Monos– fue baleado el frente de la casa del hermano del entonces vicepresidente de Newell’s Cristian D’Amico, candidato a la presidencia que perdió en 2021 frente al actual titular del club, Ignacio Astore.
En 2016, D’Amico fue baleado cuando iba en su camioneta junto a su hijo de 10 años. Le dispararon más de una decena balas, pero ninguna los alcanzó ni a él ni al chico, que había ido a practicar al predio de Malvinas. Otro dirigente del club, Claudio “Tiki” Martínez, sufrió dos ataques a balazos en su departamento del centro de Rosario. Martínez, que era uno de los vicepresidentes, se alejó de la conducción política de Newell’s para siempre.
Detrás de esos hechos intimidantes hubo mano de obra calificada dentro del crimen organizado: la de Brian Sprío, alias “Pescadito”, ahora aliado con Guille Cantero.
Este hombre fue condenado a 28 años de prisión por haber participado en el triple crimen de Villa Moreno, una masacre contra un grupo de chicos ajenos al mundo narco que se produjo el 1º de enero de 2012. En agosto de 2015, dos años después de ser sentenciado, Sprío salió en libertad tras ser absuelto por el beneficio de la duda. En ese momento, según señalaron fuentes policiales, Sprío comenzó a hacer pie en la barra de Newell’s. Pero no es el único que Guille Cantero tiene como delegado dentro de la barra. Por eso hay tensiones permanentes.
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