Motochorros: “marcadores”, falsos repartidores y “rompedores”, los roles de la banda de Cachete, que seguía a sus víctimas desde el microcentro hasta Nuñez y Belgrano
Después cinco meses de investigación, en las últimas horas, la Policía de la Ciudad detuvo a diez supuestos integrantes de la organización criminal; elegían a sus víctimas al voleo pero todas habían estado, antes del ataque, en una financiera
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La ejecución del plan criminal comenzaba en una playa de estacionamiento situada a casi 600 metros del Obelisco, lugar estratégico por su cercanía con las principales entidades bancarias y financieras. Parte de la banda, generalmente tres personas, ingresaba y dejaba el vehículo estacionado. Dos de los delincuentes, el conductor y su acompañante, se bajaban y se retiraban para no levantar sospechas, pero un tercer ocupante, oculto en la parte trasera, se quedaba para esperar órdenes. Afuera, en la calle, otro integrante de la organización, en bicicleta y vestido como si fuera un repartidor de Rappi o PedidosYa, se encargaba de “marcar” a la potencial víctima que se dirigía a buscar su auto después de retirar dinero o de cambiar dólares. Desde el mismísimo garaje comenzaba la persecución, que terminaría cuando el “blanco” llegara a su destino y, al estacionar, sería atacado por los “rompedores”, que después de hacer trizas las ventanillas, y bajo amenazas, robarían bolsos, mochilas y carteras -allí donde estuviese guardado el dinero- para escapar en moto.
Así operaba la banda de Cachete, tal el apodo del sindicado líder de la organización, a la que se le adjudican al menos nueve ataques a clientes de financieras del microcentro porteño desde el 5 de febrero pasado. En las últimas horas, tras una serie de allanamientos ordenados por el juez en lo criminal y correccional porteño Darío Bonanno, detectives de la División Robos y Hurtos de la Policía de la Ciudad detuvieron a diez de los supuestos integrantes de la organización criminal.
Así lo informaron a LA NACION calificadas fuentes judiciales. La organización criminal seguía en bicicletas, autos y motos a sus víctimas desde el microcentro porteño hasta los barrios de Belgrano, Saavedra y Núñez y hasta distintos puntos del conurbano.
El modus operandi de los sospechosos, según las fuentes consultadas, tenía ciertas particulares: siempre operaban desde el mismo estacionamiento, situado en avenida Corrientes al 400. Durante los hechos, los delincuentes se comunicaban “en vivo”, por medio videollamadas y videoconferencias, para pasarse información sobre la ubicación de las víctimas. Las distintas células de la organización se dividían los turnos para “operar” en el microcentro, de modo de no disputarse los posibles botines.
La investigación del juez Bonanno y la secretaria penal Soledad Mariño, y de la que participaron detectives de la Policía de la Ciudad y el fiscal José María Campagnoli, comenzó el 5 de febrero pasado, después de que una víctima de la banda de Cachete fue atacada cuando estacionaba en Ruiz Huidobro al 2400, a metros de la avenida Cabildo, en Núñez. En esa oportunidad el botín de los ladrones fue de 500.000 pesos.
El ataque de los motochorros fue a las 11.40. La víctima, identificada como Iván M., había ido el microcentro a hacer una operación financiera. Al terminar el trámite se dirigió a buscar su auto al estacionamiento situado en Corrientes 436. Cuando salió del garaje con su Renault Sandero no le pareció nada extraño que cerca de su vehículo hubiera un joven en bicicleta vestido igual que un clásico repartidor de una de las apps de delivery más conocidas.
Después de la denuncia de Iván M., los investigadores judiciales y policiales hicieron una reconstrucción del trayecto que había hecho la víctima desde que salió de la chochera del microcentro hasta que estacionó en Núñez y fue atacada por los “rompedores” de la banda.
Con el análisis de las filmaciones del Centro de Monitoreo Urbano (CMU) y de las cámaras privadas de la zona se pudo determinar que al seguimiento que había iniciado el falso repartidor se sumaron un Renault Megane y tres motos, una Honda Tornado 250 roja y blanca, una Bajaj Rouser 200 y una Rouser 400. Los ocupantes de las motos fueron los que ejecutaron el ataque.
“A partir de la investigación del hecho del que fue víctima Iván M. se tomó conocimiento de la existencia de otros ataques que guardaban similitud en cuanto a su modalidad, cantidad de delincuentes que intervenían, vehículos involucrados y su punto de partida que recaía, en todos los casos, en el mismo garaje de la avenida Corrientes y Reconquista donde las víctimas eran marcadas”; explicó a LA NACION una calificada fuente judicial.
Con el avance de la investigación, los detectives judiciales y policiales pudieron identificar a 14 sospechosos, la mayoría de ellos, de nacionalidad colombiana. El presunto jefe de la banda fue identificado por fuentes judiciales como Diego Hernández Arias, alias Cachete.
“Hernández Arias se encargaba de convocar al resto de la banda, que no siempre eran las mismas personas. También era habitual que no utilizaran los mismos autos en los distintos robos que protagonizaban. A las motos en las que se movilizaban los ‘rompedores’ las dejaban fuera de la zona bancaria”, explicaron las fuentes judiciales consultadas.
Los informantes dijeron que Cachete seguía el recorrido de las potenciales víctimas en auto. “A partir de las escuchas telefónicas incorporadas se determinó que el sindicado jefe de la banda les daba las indicaciones a sus cómplices en conferencia de la aplicación Messenger. Hernández Arias también elegía y determinaba el momento para romper los vidrios de los vehículos elegidos para darle el golpe”, agregaron los voceros consultados.
Uno de los robos que le adjudican a la banda de Cachete ocurrió el 31 de marzo pasado, y el botín fue de 20.000 dólares. La víctima fue atacada en Rafael Hernández y Manuel García, Belgrano.
Hasta su detención, Cachete, según fuentes judiciales, tenía como colaboradores a dos hermanos que cumplían el rol de “pilotos” de moto o “rompedores”, los que atacan a las víctimas.
“Las personas atacadas eran elegidas al azar. Por esa situación, a veces la banda se hacía de botines importantes y en otras ocasiones no se robaban mucho dinero. En plena investigación se hicieron seguimientos de los sospechosos en vivo desde el CMU y fue detenida parte de la banda en el mismo momento en que atacaban a sus víctimas”, dijeron las fuentes consultadas.
El magistrado, además de ordenar las detenciones, dispuso el allanamiento del garaje de avenida Corrientes 436, de donde se secuestró el listado de empleados y sus números de teléfonos para determinar si alguno de ellos tuvo comunicaciones con los sospechosos.
En los próximos días, el juez Bonanno definirá la situación procesal de los imputados detenidos.
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