Moreno, el distrito más golpeado por la violenta penetración del narcotráfico
La Iglesia alertó sobre el peligroso avance de grupos armados, que incorporan en sus estructuras a chicos de doce años
El 26 de julio fueron asesinados dos hombres y una mujer en Moreno. Las víctimas tenían vínculo con la venta de drogas y sus muertes habrían sido una venganza narco por otro triple crimen cometido el 31 de diciembre de 2016. La penetración del narcotráfico en esa zona cobra cuotas de sangre y ha transformado Moreno en el municipio con mayor tasa de homicidios del conurbano.
En marzo, la ola de violencia alcanzó a la Iglesia. Amenazado, el sacerdote Eduardo Farrell tuvo que dejar la parroquia del Sagrado Corazón, en el barrio Cuartel V. El cura había elevado la voz para advertir sobre el problema.
El obispo Fernando Maletti dijo a LA NACION que "frente al avance de las bandas, las personas se acercan a la Iglesia con muchísimas consultas, para pedir consejos y acompañamiento".
Funcionarios municipales, coordinadores territoriales de la Sedronar y miembros de varias ONG que trabajan en el distrito coinciden en señalar que son los adolescentes quienes están más expuestos a la violencia narco.
El partido bonaerense de Moreno tiene la tasa de homicidios más alta del conurbano, al registrarse el año pasado a 15,8 víctimas cada cien mil habitantes. Ochenta personas fueron asesinadas allí en 2016. La dimensión de la tasa de asesinatos en ese partido puede visualizarse con la comparación de los dos municipios que le siguen, Quilmes y Lanús, en ambos casos con 11,4. Y en Moreno diferentes grupos de narcotraficantes se enfrentan por el control territorial de las ventas de drogas. Esta disputa criminal provocó tres sangrientos enfrentamientos, en los que murieron al menos diez personas durante los últimos once meses.
"Como en otros lugares pobres del país, los jóvenes tienen aquí pocas opciones para orientar sus vidas en un camino de libertad. Los traficantes los captan con una oferta atractiva de dinero", expresó el obispo Fernando Maletti, cuya diócesis abarca Moreno y Merlo.
Y agregó en diálogo con LA NACION: "Hay muchas complicidades. Políticas, legislativas, judiciales y en las fuerzas de seguridad. Es un gran negocio. Quienes debían controlar no controlaron".
Al analizar el funcionamiento de los grupos que venden drogas en Moreno, el secretario de Seguridad de este partido, Jorge Duarte, dijo a LA NACION: "Los jóvenes se unen a las organizaciones de narcotraficantes a partir de los 12 años de edad. Es el recurso más rápido que tienen para conseguir dinero".
Duarte indicó también que la municipalidad de Moreno programa al menos cuatro reuniones semanales en los barrios para recoger las denuncias anónimas sobre puntos de venta de sustancias ilícitas y realizar las denuncias en las fiscalías. Aseguró que los vecinos desconfían de la policía: "A veces, ellos observan cómo el patrullero pasa por el quiosco de un transa".
En el Ministerio de Seguridad bonaerense se señaló que aumentaron los procedimientos antidrogas en Moreno y la captura de narcotraficantes.
Por su parte, la Sedronar trabaja en Moreno junto con más de 250 jóvenes que tienen problemas con adicciones. Las actividades se realizan en cuatro sedes del Dispositivo Integral de Abordaje Territorial. Ariel Fernández, coordinador de Abordaje Territorial de la Sedronar, comentó a LA NACION: "Desde el punto de vista económico, los trabajos a los que acceden estos chicos no pueden competir con la venta de drogas. Muchas veces, los jóvenes ocupan el lugar de «soldaditos» en las organizaciones porque no pueden ocupar otros lugares. Hay que brindar propuestas llamativas, espacios adonde ellos quieran circular".
En la misma línea se expresó la directora de Abordaje Estratégico de la Sedronar, Florencia Tufró: "Para resolver los problemas, buscamos las potencialidades de los jóvenes que están en una situación de vulnerabilidad. Tratamos de trabajar fuertemente la inclusión en el sistema educativo".
Todos los referentes oficiales y sociales que trabajan en Moreno coinciden al explicar un problema básico en la zona: la influencia del narcotráfico entre los menores, que les muestra a los adolescentes un modelo de ascenso social basado en el acceso a las armas.
"Los jóvenes -indicó el obispo Maletti- están afectados por las consecuencias de la corrupción, del narcotráfico y del descuido del medio ambiente. Piden ayuda, piden que no los abandonemos".
El trabajo en los barrios
Organizaciones sociales intentan poner un dique al avance narco en las zonas mas complicadas. En el barrio Trujui de Moreno funciona la Fundación Franciscana, una organización no gubernamental vinculada con la Iglesia que crea espacios de contención y alfabetización para los jóvenes. Además, esta institución desarrolla talleres de capacitación laboral y, por ejemplo, creó un plan de microcréditos para permitir que los vecinos de la zona puedan desarrollar emprendimientos comerciales y construir sus hogares.
Dolores Rúa es la coordinadora de los grupos de la fundación a los que asisten niños y adolescentes. En diálogo con LA NACION, dijo: "Esta zona está liberada. Hay mucha inseguridad y complicidad. Los chicos nos cuentan que donde viven siempre hay alguien que vende drogas. Está muy naturalizado que las personas tengan armas de fuego, que las personas se droguen. El ambiente está muy pesado".
"Los chicos quieren trabajar -agregó-, quieren terminar la escuela. Son persistentes. Buscan su futuro. Cuando no pueden ingresar a la universidad, buscan carreras cortas o cursos. Sienten mucha motivación porque quieren ayudar a sus familias. Ellos necesitan referentes adultos que no los juzguen".
Sobre las actividades que se proponen a los niños frente al avance de la pobreza y las drogas, Juan Alberdi, también miembro de la Fundación Franciscana, explicó: "Los chicos tienen dificultades para desear y soñar. Les damos herramientas y técnicas de estudio con el objetivo de que puedan apostar por una realidad diferente".
Allanaron un puesto de venta minorista en la localidad de La Reja
La policía bonaerense realizó esta semana un operativo antidrogas en la localidad de La Reja, en Moreno, donde fue apresado un vendedor minorista apodado "El ángel". Más allá de la droga incautada en la vivienda del sospechoso, unos 1400 gramos de cocaína y 800 gramos de marihuana, se secuestraron dos pistolas 9mm, una escopeta y una carabina. La combinación de armas y venta de droga derivó en los últimos meses en una sangrienta lucha por el control de los puestos de comercialización en Moreno.
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