Comunicaciones limitadas, cámaras de reconocimiento facial y sensores infrarrojos, el nuevo sistema para vigilar presos de alto riesgo
La ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, presentó un paquete de medidas para tener una mayor vigilancia sobre líderes de organizaciones criminales que están alojados en cárceles federales
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Numerosas investigaciones determinaron que los grupos narco mantiene su cadena de comando, control y comunicaciones desde las cárceles en las que están alojados los jefes de esas bandas. Romper ese circuito de órdenes desde los penales hacia quienes sostienen en las calles la ventade drogas y las balaceras es el objetivo que se fijó la ministra de Seguridad de la Nación, Patricia Bullrich. Para conseguir descabezar finalmente a esas organizaciones criminales, será reformulado el sistema de vigilancia en las penitenciarias federales.
La funcionaria nacional presentó ayer un protocolo para vigilar y controlar a los denominados presos de alto riesgo, internos con la capacidad de fugarse, dirigir actividades criminales desde adentro de los penales, intimidar o corromper a funcionarios penitenciarios, entorpecer investigaciones judiciales y coaccionar a otros internos.
Ese programa consiste en la creación de un grupo especial de integrantes del Servicio Penitenciario Federal (SPF) que se ocupará del control de esos reclusos, el monitoreo constante de los narcos detenidos, la privación de las comunicaciones por vía de teléfonos celulares, llamados unidireccionales limitados, la instalación de cámaras de reconocimiento facial, sensores infrarrojos, escáneres de cuerpo completo -full body-, detectores de metales y el aumento de las requisas en los pabellones.
“Asumí el compromiso de ir detrás de las mafias. Los argentinos necesitamos paz. Empezamos a dar vuelta el status quo y poner el orden como premisa. Lo hacemos en las calles, con el narcotráfico e intramuros”, sostuvo la ministra Bullrich en la presentación del denominado Sistema Integral de Gestión para Personas Privadas de la Libertad de Alto Riesgo. Y agregó: “El protocolo desconecta al presidiario y lo aísla”
Según fuentes del Ministerio de Seguridad, esta iniciativa surgió a partir de que se detectó que presos que ocupan roles jerárquicos en organizaciones criminales continúan con su liderazgo desde las cárceles.
“Es un desafío sin precedentes. El crimen organizado está en nuestras cárceles. Muchos [presos] siguen llevando la conducción de las bandas desde dentro de las cárceles”, afirmó Bullrich. “Tenemos mucho personal penitenciario amenazado por el crimen organizado. No vamos a permitir que los amedrenten o que tengan miedo a represalias. Los vamos a cuidar”, aseguró.
En ese sentido, unos de los pilares de la reforma será establecer una nueva manera de tomar contacto con los presos: no serán visibles los rostros de los penitenciarios ni sus nombres, también estarán especialmente resguardados los legajos de aquellos que integrarán ese equipo especial de guardiacárceles. La idea es que los jefes narcos no conozcan la identidad de quienes los vigilan.
Además, los reos considerados de alto riesgo tendrán mayores restricciones para el contacto con el exterior. Solo podrán ser visitados por familiares directos y sus abogados, en lugares especialmente reacondicionados. Las conversaciones personales solo serán realizadas en locutorios en los que preso y visita estarán separados por un vidrio. Las líneas telefónicas fijas podrán utilizarse nada más para llamadas a números previamente verificados por el SPF. Bloquearán señales de celular para evitar el uso de esos aparatos, no permitidos a presos en el SPF.
Ezeiza, base del proyecto
La presentación del Sistema Integral de Gestión para Personas Privadas de la Libertad de Alto Riesgo se hizo en el Complejo Penitenciario Federal I, en Ezeiza donde Bullrich estuvo acompañada por el subsecretario de Asuntos Penitenciarios, Julián Curi; el director nacional del SPF, inspector general Juan Eduardo Velarde; el director de Inteligencia Criminal, Ricardo Ferrer Picado, y el jefe de Gabinete del Ministerio de Seguridad, Carlos Manfroni.
El subsecretario Curi explicó que el Complejo Penitenciario Federal I de Ezeiza será la base de la reforma en el sistema de control de presos de alto perfil: “Trabajamos en el principio de concentración, vamos a traer a los presos más peligrosos a este complejo” .
Sin embargo, juntar a los detenidos narcos de alto nivel en un penal no significaría, en el esquema diseñado en esta oportunidad, permitir las fusiones de bandas que se dieron en otros años, cuando convivían en pabellos y se conocían en partido de fútbol internos presos que manejaban sistemas de logística de transporte de drogas, con quienes eran especialistas en acopio y distribución urbana, a los que se sumaban los que aportaban gatilleros. Hoy, afirman los funcionarios, esos contactos que permitían uniones tácticas de narcos no serán posibles, ya que el aislamiento será la premisa fundamental en esta iniciativa. Y para eso tendrán un rol vital los aguradicárceles. “La profesionalización del personal encargado ha sido una tarea meticulosa, para que esté capacitado y entrenado para tratar con delincuentes de alta jerarquía en las organizaciones narco”, explicaron fuentes cercanas a la ministra Bullrich.
“En la Argentina, hemos dejado atrás la era del ‘vale todo’. Los delincuentes no contarán con ningún privilegio, ni dentro ni fuera de las cárceles. En nuestro país, el que las hace, las paga”, sostuvo la funcionaria que tiene a su cargo este proyecto de reforma de la vigilancia carcelaria al ser transferido por primera vez el Servicio Penitenciario Federal a la cartera de Seguridad.
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