Misterioso robo frente a la sede de escuchas judiciales: se llevaron $10.000.000
Ropa en el piso, hojas, libros, toallas, paredes rotas, dos cajas fuertes forzadas. La escena es caótica. A las 13 de ayer, un grupo de ocho delincuentes armados ingresaron en una casa ubicada en Avenida de Los Incas 3857, en el barrio porteño deVilla Ortuzar. Tras tomar rehenes, entre ellos al dueño del domicilio, y desplegar los planos de la casa, en una hora dieron con el botín buscado: US$250.000 y $300.000. Después treparon por la medianera, golpearon al vecino y se llevaron de allí también una abultada suma de dinero, cuyo monto concreto no trascendió. El asalto duró cuatro horas. El dato llamativo de este golpe es que frente a esos domicilios funciona la sede de interceptaciones telefónicas judiciales, que depende de la Corte.
El grupo de ladrones ingresó disfrazado de obreros, dado que la primera casa atacada se encuentra en refacciones, y con supuestas bolsas de comida en sus manos. Simulaban trabajar en las obras que realizaba Christian Bastianes, el dueño del domicilio, que se había mudado hacía ocho meses. Dos obreros estaban en la puerta haciendo la "mezcla" de materiales, cuando irrumpieron los delincuentes. Inmediatamente, los obligaron a meterse en la casa y detrás de esos trabajadores ingresó el resto de la banda con equipos de comunicación y un plano de la casa.
Colocaron precintos a los siete albañiles y a la enfermera que cuida a una de las hijas de Bastianes que tiene reducida la movilidad. Bastianes aún no había llegado. Los delincuentes dieron vuelta el domicilio. Tenían un dato certero, que les señaló la existencia de una caja fuerte y mucho dinero. Hasta tomaron una moladora para romper las paredes. Tras una hora dieron con el primer "trofeo": $50.000 en una caja que, luego del hecho Bastianes explicaría a la nacion, que tenía esa caja más visible "de señuelo".
Sin embargo, no fue suficiente para los ladrones, que buscaban más dinero. Mientras tanto, los rehenes observaban cómo los ladrones se movían de un lado al otro en el segundo piso de la casa. Hasta que fueron al vestidor de la habitación principal. Golpearon un rincón de una pared. Era hueco. Uno de ellos tomó la moladora y minutos después dieron con los US$250.000 y $250.000. En ese momento, Bastianes cruzó la puerta de la casa y notó que algo no andaba bien.
"Cuando entré me apuntaron dos de ellos y rápidamente me pusieron unos precintos. Lo primero que me dijeron fue: ‘Acá venimos por tu vecino, no por vos. Así que quédate tranquilo’. Y después me preguntaron ‘¿cómo se llama tu amigo?’, Luis respondí. Lo fueron a buscar. Cuando lo hicieron entrar había uno de ellos tras la puerta. Le pegaron un culatazo. Mirá ahí está la sangre", contó Bastianes mientras señalaba el medio de su living. Después los llevaron al piso superior donde estaba el resto de los rehenes. El robo había casi concluido cuando Bastianes regresó a su casa.
El dueño de casa contó que trabajó 12 años como personal de seguridad en boliches. Aunque en la red social Linkedin, Bastianes detalló que es socio-gerente en una empresa de telecomunicaciones que promociona sus trabajos con varias empresas reconocidas del sector. Con voz pausada, explicó: "Todo lo tengo es por un juicio que le ganamos al hospital por una mala praxis que le hicieron a mi nena, que la dejaron casi en estado vegetal. Por suerte está todo en blanco. Además, tenía la plata acá porque no creo en los bancos, la plata es mía. Y no tengo nada que esconder".
Mientras a Bastianes y a su amigo, Luis, los dejaron con el resto de los rehenes, algunos de los delincuentes treparon con un andamio hasta la casa del vecino. Al mismo tiempo, otros tocaron el timbre del hogar y engañaron a una de las dueñas al pedir el ingreso para recuperar una herramienta que "se les había caído" en el patio.
"Se escuchaban golpes, estaban rompiendo las paredes", relató uno de los albañiles que fue tomado de rehén. Y agregó: "Fueron con cortafierros y una masa". Después, Bastianes, indicó: "El señor estaba durmiendo y por eso atendió la señora. Ellos se iban a ir a vivir a Italia con todo el dinero que le robaron. Debe haber sido mucha plata". El hombre se encuentra internado porque los delincuentes lo golpearon y maniataron.
Bastianes plantó ciertas sospechas con respecto a quiénes fueron los responsables del doble asalto. "Sabían que me movía en varios autos, sabían el sobrenombre de mi nena que lo sabe muy poca gente, sabían que mi señora volvía de buscar a mi hija del colegio, sabían los nombres de toda mi familia. Además, maniobraban bien las armas. Sabían usarlas", dijo. Según fuentes policiales, aparte del dinero también le sustrajeron una pistola Glock 17, calibre 9mm.
Las cámaras de seguridad de la casa se encontraban apagadas al momento del hecho porque la vivienda está en refacciones. Enfrente, en la sede de las interceptaciones telefónicas, en un edificio que perteneció a la AFI, está instalada una cámara de última generación con capacidad de visualizar casi toda la cuadra. Se investigan las filmaciones obtenidas allí para dar con los delincuentes, que ingresaron a cara descubierta. También se analizan huellas digitales que algunos miembros de la banda criminal dejaron en la casa. Según Bastianes, los delincuentes no superaban los 30 años.
"Se llevaron todo lo que tenía", resumió la víctima. La investigación quedó a cargo de la fiscalía Correccional N°11 de Juan Andrés Necol.
"Le calentaron la comida a mi hija"
Según las declaraciones del dueño de casa, los ladrones actuaron de manera muy profesional, sabían cómo manejarse, se comunicaban con handy y cómo llevar las armas. Por lo demás, destacó que con su hija se comportaron muy bien. "Estaba mi nena discapacitada con la señora que la cuida y como mi nena estaba muy mal le calentaron la comida, la trataron muy bien".
Bastianes aseguró que para él los malhechores sabían lo que iban a buscar y piensa que alguien les había dado información sobre la casa y sobre el dinero. "Que me entregaron es seguro porque venían con un plano de la casa. También preguntaron '¿Dónde están los 300.000 dólares'. Seguramente alguien batió", aseguró el dueño de la vivienda robada, sin afirmar ni negar la realidad de esa cifra.
Finalmente, el dueño de casa dijo que fue anoche a pedir que le pongan un policía en la puerta porque "mi señora no quería volver acá para dormir a la noche".
"Yo no quiero que pase más esto, quiero que haya más seguridad", concluyó el dueño de la casa ubicada frente a la ex oficina de la AFI de Villa Ortúzar.
Con la colaboración de Germán Wille
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