Misterioso crimen de un vendedor de antigüedades
Fue estrangulado y estaba atado; el comerciante conocería a su homicida
Preparó la mesa para agasajar a su visitante. Luego bajó a recibirlo, le abrió la puerta del edificio y lo invitó a su departamento. El vendedor de antigüedades Alberto Maero, de 79 años, tardó pocos minutos en confirmar que la persona a la que le había abierto la puerta de su casa se convertiría en su asesino.
Según fuentes policiales, el cuerpo de Maero fue hallado atado de pies y manos en la habitación de su departamento, situado en el noveno piso del edificio de Congreso al 2200, entre Cuba y Vuelta de Obligado, en Núñez. Si bien los investigadores de la comisaría 35a. de la Policía Federal que revisaron el departamento hallaron algunos restos de sangre, los peritos establecieron que la mecánica de la muerte habría sido asfixia por estrangulamiento.
El cuerpo fue hallado por el encargado del edificio. El hombre, que pidió no ser identificado, dijo a LA NACION que al ingresar en el departamento encontró a Maero vestido con una chomba y unas bermudas. Estaba tendido en la cama, sin vida, maniatado con precintos y con signos de haber sido asfixiado, mientras que en el comedor la mesa estaba puesta para "al menos dos personas" y, en la cocina, una olla todavía permanecía sobre una de las hornallas. Además, el encargado aseguró que, en el momento del hallazgo, una de las ventanas del departamento estaba abierta y las luces estaban encendidas, al igual que el televisor.
Fuentes de la investigación confirmaron que el cadáver estaba con las manos atadas por detrás de la espalda, con las piernas y boca sujetas con un paño de tela que tenía un nudo detrás de la nuca.
"Así como entré, me fui y avisé a la policía", resumió el encargado, que aseguró también que Maero vivía solo y pasaba poco tiempo en su departamento.
Tanto el testigo como diversas fuentes de la investigación coincidieron en que el departamento estaba en orden, a pesar de que algunos de los cajones del vestidor que se hallaba junto a su habitación habían sido revueltos, como si alguien hubiese estado buscando dinero o algo de valor.
Estos detalles, más el hecho de que no había en el departamento ninguna abertura forzada que hiciera presumir la irrupción de extraños, ni que tampoco se encontrasen signos de lucha en ninguno de los ambientes, hicieron suponer a los investigadores que el anciano llegó a su departamento con alguien conocido que lo mató para robarle.
Ayer por la tarde, luego de revisar el departamento, los policías hallaron una huella dactilar que no correspondería a la víctima y que, presumen, pertenecería al asesino. Al mismo tiempo que comenzaron a buscarle dueño a esa impronta, los investigadores se abocaron a revisar algunas grabaciones de cámaras de seguridad instaladas en las cercanías del edificio.
Si bien el cuerpo del comerciante fue hallado el martes, los investigadores presumían que habría sido asesinado el pasado fin de semana.
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